Manuel Pérez Lourido
Perlitas
En la espiral deconstructora de Podemos a la que se han entregado los medios afines a sus adversarios políticos, encontramos algunas perlas. Por ejemplo, las causantes según una alumna de Pablo Iglesias, del suspenso que cosechó a manos de este. Parece ser que la alumna en cuestión gustaba de adornar sus encantos con unas "perlitas" que no eran del agrado de su entonces profesor y ahora azote de la casta (lo bueno de este término es que abrevias mucho). No sé ustedes, pero uno diría que la entonces muchacha y ahora mujer está insinuando que el candidato Iglesias no la suspendió por sus deméritos sino por su rechazo a un símbolo externo de sabe Dios qué (sabe Dios qué cree ella que representan las perlitas en una mente como la de él, aunque sospechamos que nada bueno). Una forma académica de prevaricación. Esto podría quedarse en la intervención de alguien con irrefrenables ansias de protagonismo, salvo por el dato de que la mujer en cuestión es alcaldesa de una localidad en representación del Partido Popular. Para ser esto sólo un dato, como lo otro para ser solo unas perlitas, no está nada mal.
Lo último que ha trancendido sobre el asunto es que la suspendida no ha comparecido para una ronda de preguntas de los lectores de un medio digital perlífero, ya me entienden. Tendría cosas más importantes que hacer y tuvo que cancelar el sarao. No es que albergase temor alguno a tener que responder a preguntas de osados detractores del uso de perlas como elementos de ornato. O tal vez sí.
A esta pobre mujer ahora le llaman "la Perlitas". Google, que es un bocazas. Los trescientos habitantes del pueblo que lidera deben tener la boca abierta también. Primero dijo que había sido suspendida tres veces, luego que sólo había pasado un examen con el señor Iglesias.
Para que se hagan una idea, hasta Edurne Uriarte (ex del ministro Wert) le echó una bronca televisada. Edurne es una mujer inteligente y de verbo mesurado, catedrática de Ciencias Políticas (carrera que cursaba la muchacha de las perlas cuando se cruzó Iglesias en su camino y se produjeron "los hechos"). "¡Pero es que no fuiste a la revisión a ver ese ejercicio! (...) Lo siento, pero yo debo decirte que un alumno no puede hacer una acusación tan grave y no haber, ni siquiera, visto ese ejercicio", le reprochó.
Hasta aquí este ejemplo de adónde se puede llegar cuando alguien quiere hacer patinaje artístico y hay medios que le ponen la pista y los patines. Luego ya, o sabes lo que haces, o te las das de morros. Pero este asunto es también, como decíamos arriba, es el reflejo del clima de histeria que se genera en la arena política cuando se trata de que cualquier cosa vale para restar simpatías al rival. Y bien harían, todos, en ser los primeros en ahorrarnos espectáculos tan bochornosos.