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Despido por falta de afinidad ideológica
Una empresa de tendencia es aquella cuyo producto y objetivos, cuya actividad esencial, están claramente definidos e impregnados por la afinidad a una determinada línea de pensamiento, opinión política o ideológica que pretenden promocionar, divulgar y consolidar.
Los trabajadores que en esas empresas prestan servicios son conscientes de cuáles son los intereses de su patrón, que los contrata para que hagan lo posible para promocionarlos. En sentido estricto se consideran empresas de tendencia, o ideológicas, a los partidos políticos, los sindicatos y las confesiones religiosas. Son organizaciones cuya esencia es extender y promover una ideología determinada. En sentido amplio entrarían en esta categoría también aquellas empresas que generan un servicio claramente asociado a un ideario concreto (centros privados de enseñanza, empresas de comunicación).
Los trabajadores de esas empresas pueden, o no, coincidir con la línea de pensamiento de su empresa. Pueden ser contrarios a esa forma de ver el mundo, o críticos, o escépticos sobre ella en la intimidad. En ese caso, a parte del desasosiego que les acompañe cotidianamente por el hecho de contribuir a fomentar una ideología en la que no tienen confianza, mientras desempeñen su trabajo, el empleador no puede despedirlos porque sepa con certeza que no comparte la ideología de la empresa. Fuera de la afinidad ideológica, todos conocemos a quien nunca consume nada de la empresa para la que trabaja. Yo tengo un amigo que tras trabajar para un matadero se volvió vegetariano.
Al Tribunal Superior de Justicia de Madrid llegó hace unos meses el caso de un trabajador del Partido Popular que había sido responsable del departamento de Comunicación desde 1991, excepto el tiempo de excedencias forzosas (de 1996 a 2004 y de 2006 a 2011) por haber sido nombrado cargo de libre designación del propio Partido Popular. Debe ser un gran comunicador porque con una categoría de jefe de segunda cobraba 6489,12 euros al mes con prorrata de pagas.
En la última ocasión en la que resultó excedente (de julio 2011 a junio 2012), no prestó servicios exactamente para su partido empleador, sino para Foro Asturias, que es una curiosa escisión del Partido Popular con la que este no mantiene relaciones cordiales.
Sonia Canay. Abogada. Departamento Jurídico-laboral de SIGA