Marta Guirado
Cuentos sin importancia
A veces lo que realmente nos importa no es lo "importante". Descubrimos que nos importaba algo escondido en insignificancias que significan mucho. Cuando alguien nos revela sus recuerdos, que son recuerdos de otros, y sentimos con él (con ellos), descubrimos que no nos son ajenos. "Nada de lo humano me es ajeno".
No existe literatura sin ese descubrimiento. Necesariamente yo soy tú.
Por eso estos cuentos sin importancia, con sus personajes sin importancia de brevísima aparición, nos descubren lo bueno y lo malo, lo alegre y lo triste, lo rico y lo mezquino, lo juicioso y lo absurdo que reconocemos, si somos sinceros, en nosotros mismos. También lo gracioso, lo chusco y lo ridículo. El prejuicio y el desenfado.
Luis Maquieira es grande y cercano. Es lo que ha vivido, y lo lleva dentro. Todos lo comprendemos porque todos, también, lo llevamos dentro.
No son cuentos basados en lo grotesco, más bien sobre el fondo gris de lo cotidiano surgen reacciones humanas inesperadas, fragmentos de lo absurdo. Personajes que parecen tener los pies en la tierra, con un comportamiento insólito levantan de pronto el vuelo.
Tal vez por eso Manolo Ruibal ha ilustrado el libro con aves. Cada cuento, un pájaro, o una bandada. Cada personaje, un pájaro apenas esbozado, para el que basta un trazo simple y decidido.
Los pájaros, como los personajes, tampoco son de una pieza. Lo recuerda la solapa del libro, en frase de Luis Pimentel, con esa dulce-amarga, jocoseria ambivalencia tan gallega: "niño, no le tires piedras a los pájaros, no se sabe lo que vas a ser tú de mayor".
Una peculiar vuelta al mundo en ochenta páginas