Vicente G. Rivas
De cómo el alcalde de Cangas cuida a los turistas a golpe de multa playera
Esta es la historia de alguien que viene a Galicia a pasar unos días y decide ir a la playa de Areacova, en Cangas. Una vez allí, le sorprende la línea amarilla que impide el estacionamiento en ambos lados de la carretera. Sin embargo, viendo que los coches han aparcado decide hacerlo también. Entre otros motivos porque no hay dónde dejar el coche, con él viaja una mujer de 80 años, una niña de 4 y el transporte público no llega hasta ese lugar.
Una vez en la playa, y ante lo agradable del lugar, la familia considera que lo ideal es comer en uno de los establecimientos que se localizan en la bajada al arenal. Unas horas, varias visitas al mismo y al otro chiringuito (helados, refrescos, gusanitos, patatillas) y a las ocho dejan ese maravilloso espacio natural. Al llegar al vehículo, un papelito rosa decora el parabrisas hay 100, 200, 300 papelillos rosas, una cantidad igual al de coches mal aparcados.
Hasta aquí el relato de una tarde playera de domingo. Sin duda, si el coche incumplía una norma, la multa procede. Hay que cumplir con el trámite de pagarla, aunque en descargo del infractor se debe añadir que no molestaba o impedía el paso normal de otros vehículos.
La decisión de enviar al agente municipal de turno a la zona (y supongo que a otras) no tiene un fin recaudatorio ¡Por favor, qué mal pensados! Supongo que el propósito de una jornada millonaria de domingo persigue para las arcas de Cangas un remanente que el señor alcalde puede destinar al arreglo de calles, pago de personal de confianza, etc. Dicen por allí que el medio ambiente "impórtalle unha merda", algo que desmiente con esta acción de multas por doquier puesto que estoy seguro de que su afán protector de la naturaleza está detrás de la medida. Rojo, rojo no es pero sí verde, muy verde y azul ¡claro! que para eso es del PP.
Me gusta su forma de proceder porque no establece diferencias entre hombres y mujeres, mayores y jóvenes, clase alta y clase baja (la media despareció en estos años). Es justo. Si fuera Madrid y mi familiar de 80 años aparcase en Gran Vía, se llevase por delante a un agente, escapase con el vehículo que usa para desplazar a sus nietos de los requerimientos policiales y, lo más importante, tuviese carné de su partido, simplemente le caería una multa/apercibimiento. Sin embargo, en Cangas no. No hay diferencias y la igualdad es el pan nuestro de cada día. Has aparcado mal, pues pagas seas de la familia que seas.
Estos amigos míos, del interior y acostumbrados al caciquismo (del bueno y del malo), van a pagar la multa ¡faltaría más! Eso sí, ya me han transmitido que no volverán a la playa de Areacova u otras de la zona porque dicen que han cumplido "con la labor social de ayudar al alcalde de Cangas". Es curioso porque aseguran- los cerca de 15 conductores con decoración rosa que coincidieron con ellos en el momento de retirar el coche comentaron lo mismo. Por allí, algún lugareño hablaba de que en algunos de los chalés de la zona vive "xente importante, dos que mandan", pero no hay que caer en rumores.
Le transmito, señor alcalde, el agradecimiento de mis amigos. Me han dicho que les ha encantado su ciudad, sus playas, su gastronomía, pero que no volverán y no por la multa, que son 80 euros de nada.
Sin embargo yo, gallego de pura cepa (con ocho o 16 apellidos) todos los años hago mi contribución a su municipio visitando playas, consumiendo en chiringuitos, echando gasolina, etc, pero como cumplo con Hacienda he decidido no ir este año (y los próximos). No soy tan solidario con los cargos públicos necesitados, tan ecologista y, por supuesto, tan azul como usted, ¡ah, y el rosa le gusta a mi hija pero no a mí!
Le transmito una idea para el destine del dinero (blanco eh, nada de sobres) que su Ayuntamiento recaudará a lo largo de este verano durante los fines de semana (400 coches por 80 euros de multa: 256.000 euros o la mitad por "pronto pago"): guarde una parte para los empleados de los chiringuitos y restaurantes que tendrán que echar el cierre por falta de clientes y el resto dedíquelo a contratar a Julio Iglesias para un gran concierto (entre usted y yo, si no habilita aparcamientos el día del evento, la jugada le saldrá redonda).