Tribuna Viva
In memoriam de María Dolores Portela Portela
Cuando una compañera se va, deja un vacío en el alma que no se puede llenar. Esto es cierto, ya que el dolor que causa la marcha de una entrañable y gran mujer como "Lolo" nada lo llenará, pues es un hueco tan grande como inimaginable para todos nosotros.
Compañera donde las pueda haber, amiga de las mejores, siempre pendiente para ayudar a las personas que pudieran precisar de su apoyo, en cualquier ámbito de la vida
"Farturenta" en aquello que participara y, sobre todo, inmensamente alegre con todos los que junto a ella trabajamos y compartimos vivencias. Y también derrochó alegría con cuantos enfermos, pacientes y familiares tuvieron la dicha de ser atendidos por ella.
Te fuiste, "Lolosiña", sin permitir que te hiciéramos el homenaje que merecías, pero conocedora del sincero e intenso cariño que todos tus compañeros te profesamos y consciente de la huella que has dejado para siempre en nuestro corazón.
No importan las lágrimas que derramemos, o las flores que pongamos en tu lápida, ni siquiera las misas que te dediquemos. Lo más importante para todos nosotros es que te conservaremos bien presente en nuestra memoria, recordando tu bondad, generosidad, tu alegría y, sobre todo, tus "argalladas" y los buenos ratos que nos hacías pasar, contándonos recuerdos de viajes y anécdotas, que con tanta simpatía y gracejo relatabas.
Tan sólo podemos agradecerte, de forma sincera y llena de cariño, todo lo que tú nos has dado y dejado Acordándonos cada jornada de ti.
Gracias eternas, querida Mariló
Tus compañeras de cocina del Hospital Montecelo (CHOP)