Beatriz Suárez-Vence Castro
Una de piratas
Cuando lo establecido no funciona la gente se rebela, busca alternativas para poder satisfacer sus necesidades. Esto que es totalmente natural y lógico se convierte en seguida en subversivo. Me explico: Si me suben el recibo de la luz, mi casa estará más oscura. No porque sea una persona triste, tenga un piso franco lleno de material ilegal o haya secuestrado a mi vecino. Es que tengo que ahorrar. Aprovecharé la luz natural, la gratis, todo lo que pueda. Si en mi barrio lo hacemos todos, algún fisgón aburrido dirá que somos gente huraña y que no nos gusta que nos vean. Sin embargo, habrá una razón perfectamente lógica para ello.
Quiere esto decir que la gente en general no es mala ni tonta, ni ignorante por vocación. Si lo mismo que en el ejemplo anterior, se me cierra el acceso a los cines porque los precios son inasequibles me busco la manera de poder ver cine en casa sin que me cueste. Porque no puedo permitirme pagar la entrada y porque me fastidia lo abusivo del precio. No por cumplir mi fantasía infantil de ser pirata. Ni porque me haya despertado un día decidiendo que mi objetivo en la vida va a ser arruinar la industria del cine. Porque además los actores que más protestan son los que más dinero ganan y no lo acabo de entender.
Llevo años escuchando que los españoles no van al cine porque se bajan las películas por Internet y están más cómodos en su casa. Como si a los españoles de repente nos apeteciese cambiar nuestro hábito de salir todos los días si pudiésemos. Los cines, dicen, tienen que cerrar porque la gente no va. Y menos a ver películas españolas,
Los días 31 de marzo, 1 y 2 de Abril los cines de España se llenaron hasta la bandera, de haberla tenido, como en los estadios. Y vimos un insólito espectáculo: colas para comprar entradas, colas para entrar en las salas, y una película en las que las parejas tenían que sentarse separadas porque ya se habían agotados los asientos para poder hacerlo juntos. Curiosamente, esto sucedía con la única película española de la cartelera. Incluso se formó cola para recoger el ticket del parking. Las salas estaban abarrotadas.
Se me ocurren dos posibles explicaciones para tan llamativo cambio en nuestro comportamiento: que todos los piratas que estábamos en casa delante del ordenador hubiésemos decidido ir al abordaje todos juntos y esquilmar los cines igual que haríamos pillaje en los barcos enemigos .Y la segunda, que la razón sea que durante esos tres días las entradas, dentro de la iniciativa de "La Fiesta del Cine", tenían un precio razonable con el que salimos ganando todos: las salas porque llenaron, los espectadores porque recuperamos la sensación perdida de ver cine donde y como nos gusta hacerlo y las distribuidoras porque la taquilla reventó.
¿Cuál les parece la más probable?
Aun así, como espectadora, me gustaría que las salas de las que disponemos aprovechasen más la reapertura porque en Pontevedra hay mucho cinéfilo y no sería la primera vez que nos tenemos que ir a Vigo para disfrutar de películas menos comerciales que las que ofrece la cartelera de nuestra ciudad. Aunque es cierto que hay más variedad que antes, siguen apostando más por el cine taquillero que por el independiente o de autor.
Sucede que, a veces, hay una misma película en varias salas con lo que nos encontramos más de lo mismo en lugar de una sala que podría dar cabida a otra película que quizá no llene pero que tendría bastantes espectadores. Son muchas las películas que pasan por festivales importantes, incluso premiadas por crítica y público que aquí no podemos ver.
Se empezó también ofreciendo películas en V.O. subtitulada pero ya no hay esa opción. Quizá debió dársele más tiempo para que calara entre la gente. Tenemos una Escuela Oficial de Idiomas y también muchos estudiantes de distintas filologías o Traducción e Interpretación que estudian en Vigo pero residen en Pontevedra. Sería interesante para ellos y para los profesores tener esa oportunidad, así como para los que nos gusta ver cine sin doblaje que también somos más de los que parece.
Se echa de menos también la posibilidad de ver cine clásico. Incluso algún ciclo especializado por temática, actor o director. Hay un sector de población de treinta años en adelante que lo agradecería.
Ha sido una buena iniciativa la de "miércoles cine" con precios más bajos de lo habitual y también la posibilidad de hacerse con una tarjeta descuento. Pero es necesario sacarle mayor rendimiento a las salas haciéndolas atractivas para todo tipo de público, el de palomitas, el gourmet de cine que saborea cada escena con todos los sentidos, el público infantil, adulto y mayor; aquel que quiere cine de evasión o el que prefiere ver una película que le haga reflexionar, el de comedia loca americana, el de drama lacrimógeno, el de cine europeo o de culto.
Ampliar el abanico para captar espectadores y que los cines, los cines que tanto queremos y que perdimos durante un tiempo, sin podérnoslo creer del todo, se recuperen definitivamente y sigan siendo una alternativa firme de ocio en Pontevedra.