Un año después, el Pontevedra vuelve a ocupar puestos de descenso
Por Manu Otero
Un año después, el Pontevedra vuelve a ocupar puestos de descenso. La categoría y las aspiraciones del equipo granate nada tienen que ver con las de la temporada pasada, pero el inicio de liga del conjunto que el curso pasado dirigía Ángel Rodríguez y el que esta campaña encabeza Antonio Fernández guarda alguna similitud.
El año pasado la escuadra de Pasarón cayó a puestos de descenso en la cuarta jornada tras empatar a domicilio con el Bergantiños y permaneció en la zona de peligro dos semanas, tras empatar en casa siete días después contra el Arenteiro. Cogieron aire los de Rodríguez en la sexta jornada después de ganar al Marino y enlazar cuatro victorias consecutivas que catapultaron a los granates a la zona alta de la tabla.
Aquel equipo, que encadenó cuatro empates y una derrota en los primeros cinco partidos de liga, merecía por su juego más puntos que lo que reflejaba su casillero.
Un espejo en el que se ven los granates en la actualidad. Sin embargo, los de Rodríguez pecaban de debilidad en el área propia, mientras que los de Fernández flaquean en el área rival. Aun así, ambos equipos demostraban tener argumentos más que sobrados para ganar partidos, algo que el año pasado logró el Pontevedra cuando logró echar el candado a su portería.
Este año, el Pontevedra inició la liga enamorando al público por su estilo ofensivo combinativo y su juego de posesión. Una forma de jugar que no está dando rendimiento por las dificultades que están teniendo los de Antonio Fernández para generar peligro.
Esta semana, tras la derrota en los compases finales en Linares después de otro duelo en el que los granates tampoco han sido inferiores al rival, el Pontevedra ha caído a puestos de descenso. Marchan en décimo sexta posición tras haber disputado siete partidos y cosechado una victoria, tres empates y tres derrotas, dos de forma consecutiva.
Aun así, las luces de alerta no están todavía encendidas. Abandonar la zona de descenso sigue estando a una victoria y las sensaciones en cuanto a juego siguen siendo positivas. Solo falta, como dice el tópico, que la pelota entre.
No es la primera vez que el Pontevedra se ve en una situación preocupante en la tabla. Además de la del año pasado en Segunda Federación, los granates ya se vieron inmersos en la zona baja de la tablar un curso antes. La última temporada en la Segunda B, en la que los de Jesús Ramos, y después de Luisito, acabaron jugando la fase por evitar el descenso a Tercera RFEF, algo que los granates lograron en la última jornada derrotando al Oviedo B.
En la temporada 2018-2019, los granates ocuparon durante una semana puestos de playout tras la disputa de la jornada 5. Ese año, el equipo entrenado por Luismi estuvo a punto de meterse en fase de ascenso a Segunda División.
Más turbulenta había sido la campaña anterior, en la que los granates rozaron el descenso a Tercera y pasaron buena parte de la competición coqueteando con los puestos de descenso. Fue en el último partido, ganando a domicilio al Atlético B, cuando los granates certificaron la permanencia. Ese año comenzaron la liga con cuatro derrotas y un empate en las cinco primeras jornadas de liga.
El año del regreso a Segunda B, temporada 2015-2016, los de Luisito también pisaron la zona de descenso tras las jornadas 2 y 6, pero luego el equipo reaccionó y acabó la temporada en mitad de tabla.
Un final más amargo tuvo la campaña 2010-2011, en la que los granates, sumidos en una profunda crisis institucional, económica y deportiva, pasaron casi todo el curso en puestos de descenso a Tercera División, categoría a la que acabaron cayendo y en la que pasaron cuatro temporadas.
Son numerosos los episodios de la historia reciente del Pontevedra en la que el equipo se vio puntualmente en puestos de peligro y, salvo en una, la nave granate supo encontrar el rumbo para seguir navegando.
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