Arantza Portabales: "Hay quien no mira nunca atrás y otros viven anclados en el pasado. Los dos son igual de peligrosos"
Seis amigos cenan juntos tras más de dos décadas sin verse. Bajo el estruendo de los fuegos artificiales del Apóstol, un disparo acaba con la vida de uno de ellos. Es el punto de partida de O home que matou a Antía Morgade, la nueva novela de Arantza Portabales (San Sebastián, 1973).
Los fieles seguidores de los inspectores Santiago Abad y Ana Barroso están de enhorabuena. Este libro, editado por Galaxia en gallego y por Lumen en castellano, es la tercera entrega de esta saga policiaca. "Nunca se sabe", reconoce la autora, si habrá más. La puerta está abierta.
Portabales, en plena gira de presentación del libro, que este miércoles ha recalado en la Librería Cronopios de Pontevedra, nos introduce en una telaraña de mentiras, secretos y desconfianzas que parten de un hecho que marcó a estos seis amigos: la muerte de Antía Morgade.
Menudo 'spoiler' ya en el título del libro, ¿no?
Siempre hago el chiste de que al empezar ya sabemos que Antía Morgade muere y que lo mata un hombre (se ríe). Pero no podía ser otro título. Ya estaba ahí antes de empezar la novela.
¿Y quién es Antía Morgade?
Es aquello que pasó y que no debió suceder. Es el Pepito Grillo de los seis amigos protagonistas, porque todos tuvieron una responsabilidad, por acción o por omisión, en lo que le sucedió a Antía. Nos sirve de punto de partida para hablar de todos los temas de la novela.
De lo que ocurre cuando no eres capaz de superar el dolor, qué sucede cuando vives anclado en el pasado y eso te impide labrar tu futuro, qué sucede cuando no eres capaz de asumir la culpa o cuando buscas un responsable para olvidar tu propia responsabilidad.
Todos esos temas están reflejados en lo que le pasó a Antía y dirigidos a la persona que ellos consideran que es el principio de todos sus males. El hombre que consideran que la mató.
Este es el tercer caso para los investigadores Barroso y Abad, dos personajes que no nacieron para ser protagonistas de una saga. ¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión?
Pasó que a la gente le gustó. Tal y como terminé la primera historia pedía más. Y como termina esta tercera también pide más. Pero nunca se sabe. Cada libro es distinto y autoconclusivo, pero si tenemos un elemento común que atrae a la gente y les engancha no pienso renunciar a él.
Eso sí, en tu estilo está ir más allá de una mera novela policiaca. Hay una historia en el trasfondo que siempre es mucho más profunda...
Yo soy súper simple. Divido la historia en dos partes. Una va en tercera persona y otra en primera. Esta es la que habla de lo que yo quiero hablar, que nos intenta hacer reflexionar sobre los temas de la novela, y la tercera habla del caso policial. En esto coincido con todos los escritores de policial, el muerto casi siempre es una excusa.
Y, en este caso, todo parte de la cena entre seis amigos que se reúnen veinte años después. Estos encuentros que, como se demuestra, no siempre son una buena idea.
"El problema que tenemos con el pasado es que lo tenemos sumamente idealizado. Cuando levantas el felpudo, encuentras la morralla debajo"
El problema que tenemos con el pasado es que lo tenemos sumamente idealizado. Cuando levantas el felpudo, encuentras la morralla debajo. Cuando recuerdas cómo fueron las cosas realmente, te das cuenta que no fueron tan guays. La memoria es terriblemente selectiva. Sueles recordar los momentos de euforia, de amistad extrema. Pero nunca todo fue tan maravilloso.
Pasa incluso con gente que lleva toda la vida a tu lado. Si la conocieses ahora, probablemente, no serían amigos tuyos. Es gente tan diferente a ti que piensas que no encajaría en la amistad que tienes en la actualidad. Todos cambiamos, pero no todos lo hacemos en el mismo sentido.
¿Pero crees que posible olvidar, deshacerse de tu pasado?
Este libro habla de eso. De la imposibilidad de mirar hacia adelante. Hay gente que es capaz que no mira nunca atrás y otra que vive anclada en el pasado. Los dos extremos son igual de peligrosos y muy antinaturales. No puedes olvidar lo que hemos sido y tampoco podemos prescindir de lo que lo somos. Ni vivir de aquello que fuimos sin avanzar.
Es esta además una historia marcada por una realidad, la de los menores en pisos tutelados, a a que no siempre le prestamos la atención debida como sociedad, ¿no?
Es una realidad que por mi trabajo la conocí de manera tangencial y quise ponerla en valor. Me parece realmente interesante porque todos somos especialistas en mirar hacia otro lado cuando la realidad no nos gusta y la realidad de estos chicos no le gusta a nadie.
Y llegamos incluso a deshumanizarlos...
Así es. A mí me indigna cuando se les llama menas. Son niños que no tienen quién les cuide y la administración se tiene que hacer cargo de ellos. Es responsabilidad de todos que ese cuidado sea el mejor posible. Es una realidad que está ahí. Retratar esa realidad me lo pedía la novela. Me pedía personajes vulnerables, indefensos, dañados por la sociedad. Era el contexto perfecto.
Y del contexto, al escenario. O cómo Galicia se presta a este tipo de novelas negras, ¿no?
"Todo el norte se presta para las novelas negras. Somos oscuros. Llevamos la nube encima. Nos estamos especializando en matar gente"
Todo el norte en realidad. Somos oscuros. Llevamos la nube encima. Nos estamos especializando en matar gente (se ríe). No me gusta hablar de modas, pero hemos coincidido una serie de escritores en Galicia que, de forma potente, estamos haciendo novela negra. Quizá viene dado por nuestra orografía o por nuestra forma de ser. En mi caso, hago las novelas que me apetece hacer y que siento que son las mejores que puedo hacer en cada momento.
Siempre apostando además por novelas corales. ¿Es tu seña de identidad?
Cuando uno hace una novela policial en la que todos son sospechosos, y mí me gusta hacerlo así para que la gente lo pase bien, hay que hacer que haya tensión e intriga. Para eso hay que profundizar en los personajes para que el lector llegue rápido a ellos y los visualice.
Y con una narración directa. Sin adornos
Es que tampoco sé escribir de otra forma. No es nada fácil escribir fácil, también te digo. Igual que tampoco lo es caer en excesos. Esa es una de las marcas de la casa.
Llevas casi una década dedicada profesionalmente a la escritura. ¿En qué piensas cuando echas la vista atrás y ves todo el camino recorrido?
Pues me da cierto vértigo, porque no fue planeado. Yo nunca quise publicar. Todo me vino dado. Estoy tremendamente feliz porque estoy haciendo algo que me gusta, que nunca pensé que haría. Pero lo que sí hay es mucho trabajo y respeto por el lector. Eso me deja muy tranquila. Me dejo media vida en cada uno de los libros que escribo.
Hasta ahora, ninguno de tus libros ha sido adaptado al cine o a la televisión, ¿te gustaría?
Claro que me gustaría, Me encantaría. Está ahí mi agente picando piedra. Estamos abiertas a ello. Los escritores de mi generación crecimos delante de la televisión y eso hace que nuestra literatura sea tremendamente audiovisual. Ojalá pasara porque mis libros llegarían a mucha más gente. Sería maravilloso.
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