Indignación en una víctima de violación al ser condenado su agresor a solo dos años de cárcel
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Creada y actualizada
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Karen Regina Porto, de 39 años, califica como "unha barbaridade" la sentencia condenatoria que se dictó este martes contra Isidro F.R., al que la Sección Cuarta de la Audiencia de Pontevedra condenó a dos años de prisión como autor de una agresión sexual. Ella es su víctima y, tras conocer la pena, cree que "ficou impune" y se pregunta "que seguridade ten unha chica para sair pola noite?" si alguien puede violarla, reconocer los hechos y finalmente recibir una pena tan reducida.
El acusado estaba citado para ser juzgado, pero alcanzó un acuerdo con el fiscal, de modo que el juicio no llegó a celebrarse y se dictó sentencia firme ya con su conformidad, pero con la indignación de la víctima. La mujer fue citada como testigo, pero ya no tuvo que declarar ni llegó a entrar en la sala de vistas.
Una vez conocido el acuerdo, valoró ante los medios (en brasileño, en declaraciones aquí traducidas) a las puertas de la Audiencia que ve "moi mal" que su agresor no tenga que entrar en prisión. El hombre tiene una condena por intento de agresión sexual, pero la sentencia es posterior, de modo que no le cuenta como antecedente y como en esta ocasión su pena es de solo dos años, no llegará a entrar en la cárcel. Además, deberá indemnizar a su víctima con 1.200 euros.
Frente al malestar de la víctima, el fiscal del caso, Benito Montero, considera que la sentencia dictada por conformidad es "unha solución xusta, acertada e que o tribunal veu con bos ollos". El Ministerio Público pedía la condena del acusado a 13 años y seis meses de prisión por agresión sexual, pero pactó una importante reducción de la pena por la inseguridad que reportaba la principal prueba que hay contra el procesado, una prueba de ADN.
Según explicó el fiscal, los hechos se produjeron en el año 2006 y en aquel momento se tomó una muestra de esperma del capó del coche en el que supuestamente se produjo la violación. Sin embargo, en aquel momento esos restos no coincidieron con ningún ADN fichado por las Fuerzas de Seguridad. Fue cinco años más tarde cuando se reabrió el caso. El ahora acusado fue detenido en el año 2009 por un problema familiar y le hicieron una prueba de ADN. Dos años más tarde, en 2011, al cruzar las bases de datos policiales, se le vinculó con esta agresión sexual, se reabrió el caso y la víctima fue llamada a la Comisaría para identificarle.
El fiscal justifica la reducción de la condena en dificultades con la prueba de ADN: "tiña unha base acusatoria bastante débil"
La prueba de ADN le vincula claramente, pero en el momento en que al hombre le hicieron la prueba no estaba presente un abogado. Hay sentencias del Tribunal Supremo que invalidan estas pruebas, de modo que la acusación del fiscal se veía muy afectada y este fue el motivo por el que aceptó pactar una conformidad con el procesado, porque "tiña unha base acusatoria bastante débil".
Además, hay otra aspecto fundamental que se tuvo en cuenta para reducir la petición de condena: la víctima no reconoció a su agresor. Los hechos ocurrieron a las 7.30 horas a la salida del establecimiento Búho Azul de la avenida de Bos Aires de Pontevedra. Entre que era de noche, que la mujer había bebido y que pasaron tantos años, cuando en el año 2011 le llamaron de la Comisaría para reconocer a su atacante, ella no pudo hacerlo.
La chica asumió este martes que no pudo reconocer a su atacante. Relató que aquella noche había estado de fiesta y, al salir del último local, se dirigió a una cabina telefónica cercana. Cuando estaba hablando por teléfono, según ella, el hombre le amenazó con un cuchillo y le dirigió a una zona de aparcamiento cercana, donde le "deu puñetazos e violou". El hombre niega que usase un cuchillo y no hay pruebas presenciales al margen de la declaración de la víctima, de modo que la condena es por agresión sexual sin penetración y sin uso de arma.
Karen Regina, que no pudo ver la cara de su agresor con claridad, recuerda que aquella noche, mientras le estaba violando, "pedín socorro e pasaron unhas tres persoas e non fixeron caso". Tras la agresión, logró deshacerse del hombre y huyó corriendo hacia un coche. Estaba desnuda y la pareja que iba en el coche le paró y le ayudó y llamó a la Policía. A pesar de que buscaron al atacante, no le localizaron en aquel momento.
Karen Regina: "Unha muller que denuncia unha cousa desas xa é dificil e se non te cren... "
La mujer presentó denuncia ante la Policía Nacional y el forense certificó que hubo una agresión sexual y también que la víctima recibió un puñetazo y que arañó a su agresor en la cara. Ahora que recuerda los hechos, se muestra dolida con el trato recibido en la Comisaría, pues "foi doloroso porque non se crían que era verdade, pensaban que era mentira miña para gañar os papeis". Ella llevaba poco tiempo en España y estaba irregular, de modo que está convencida de que en un primer momento los agentes no daban credibilidad a su versión por prejuicios.
La mujer tenía en aquel momento 33 años y cuando le hicieron las pruebas forenses descubrió que estaba embarazada de poco más de un mes. Lo ocurrido le dejó "un trauma" y durante bastante tiempo "non saía da casa porque non sabía quen era, tiña medo". Ahora ha superado esta "depresión", tuvo aquel hijo del que estaba embarazada antes de ser violada y un segundo descendiente y está casada, de modo que lo único que quería era ya "olvidar todo". La indignación por la sentencia no se lo hará fácil. "Unha muller que denuncia unha cousa desas xa é dificil e si non te cren...", reflexiona.