"Una palmada en el culo" sin consentimiento: abuso para la víctima, un "toque fugaz" para la fiscal
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Por Manu Otero
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© Mónica Patxot
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El Juzgado de lo Penal Número 3 de Pontevedra acogió este miércoles el juicio contra dos varones acusados, uno, de abuso sexual contra una mujer por darle "una palmada en el culo" sin su consentimiento y, otro, por amenazas y coacciones que tuvieron lugar después del primer hecho.
Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del 24 de febrero del 2019 en un conocido pub de la Praza do Teucro, en Pontevedra. Alrededor de las 4.30 horas de la madrugada, la denunciante se acercó a un grupo de hombres que se encontraba en un reservado del local para charlar con unas amigas que se encontraban en aquel momento dentro del reservado. Al acceder al recinto, procedieron a hacerse una foto de grupo y fue en ese momento cuando uno de los varones, a los que la víctima no conocía, le dio "una palmada en el culo", como la propia denunciante describió en el juicio a preguntas de la fiscal.
En ese momento, la mujer se giró y exigió saber quién había sido. Nadie admitió lo ocurrido y fue en ese momento cuando se originó un tumulto en el que, según la acusación, se produjeron amenazas y coacciones contra la víctima por parte de varios miembros del grupo, aunque solo uno fue citado como acusado.
Los acusados son B. J. G. al que se le imputa un presunto delito de abuso sexual y D. G. R, investigado por amenazas y coacciones a la denunciante. Durante el juicio, los acusados solamente respondieron a preguntas de su abogado. El primero explicó que la denunciante, a la hora de hacerse la foto, lo pisó y él reaccionó empujándola. Mientras que el segundo niega haberla amenazado y que se había colado en el reservado sin haber sido invitada. Ninguno de los dos admiten haberle tocado el culo.
Luego llegó el turno de la declaración de la denunciante A. B. R, quien después de relatar la situación en la que se produjo el abuso denuncia que se originó un "ambiente de burla hacia su persona" y que se sintió "humillada y vejada" porque "mi culo lo toca quien yo decido", respondió a preguntas de la fiscal. A preguntas de la defensa sobre el carácter sexual del tocamiento, la víctima lo afirmó con rotundidad. Algo en lo que hizo hincapié su abogada después del visionado de las cámaras de seguridad: "la miraban como un objeto de deseo y se animaban entre ellos a tocarle el culo", denunció.
Una circunstancia que agravó todavía más la discusión es que la denunciante es Guardia Civil y en aquella época estaba en prácticas. En un momento de la discusión alguien le dijo que en el grupo alguien la avisó que se encontraba un teniente coronel en el grupo y la invitaron a irse y que cejase en su empeño de indentificar al que le tocó el culo porque de lo contrario "iba a tener problemas".
Fue entonces cuando la denunciante abandonó el lugar y llamó a un amigo suyo también Guardia Civil que se encontraba en el pub para que mediase en el conflicto sin éxito. En el grupo de los denunciados se encontraba también otro agente del instituto armado (A. B.) al que la acusación trató de imputar en el proceso judicial por haber presenciado el delito y no haber intervenido. Sin embargo, tanto la jueza como la fiscal insistieron en que estaban siendo juzgados como particulares sin importar su profesión.
Después de casi tres horas de juicio llegó el turno de los alegatos finales de cada una de las partes. La acusación centró su discurso en pedir la imputación de A. B. por haber mentido en su testimonio, aseveró que existen pruebas irrefutables de la comisión de ambos delitos y criticó la actitud de la fiscal que, en lugar de preguntar por qué le han tocado el culo, centró sus preguntas en las razones que han llevado a la víctima a acceder al reservado.
La fiscal por su parte, salió al paso de la crítica de la abogada, para reconocer que existe un atentado contra la dignidad de la víctima, pero que ese delito no está tipificado en el código penal. Asimismo, reprocha la actitud del acusado de abuso sexual, pero matiza que se trató de "un toque fugaz" que no alcanza la relevancia para ser juzgado como abuso sexual. Además, después de visionar la cinta y escuchar a los testigos niega que se hayan producido amenazas o coacciones, por lo que pide la absolución de ambos acusados y el sobreseimiento del caso.
La defensa, en cambio, asumió una actitud más beligerante y con ánimo de revertir la situación llegó a acusar de "abuso" a la denunciante por tratar de hacer valer su condición de Guardia Civil y llevar a un compañero suyo al lugar de los hechos para presionar e identificar a los presuntos agresores.
Ahora será la jueza la encargada de valorar los testimonios y las pruebas aportadas por ambas partes para decidir, en el plazo de unas semanas, si lo ocurrido es constitutivo de un delito de abuso sexual, en un caso; y de amenazas y coacciones, en el otro.