Ir a votar en silla de ruedas
Por Anxo Lourido
A las 8:30, Marcos se encuentra a las puertas de la sede de la Cruz Roja en Pontevedra. Es un trabajador de esta institución humanitaria que hoy tiene una misión especial, la de trasladar a personas con discapacidad hasta los colegios electorales.
"Estou quentando a furgoneta", dice. "Hoxe temos que adiantar este servizo porque, despois, coa maratón cortan todas as rúas e non nos vamos poder mover polo centro."
Es la primera vez que Marcos realiza esta función. En esta jornada electoral no hay mucho trabajo. Solo dos personas han solicitado este servicio, una en Pontevedra y otra en Ribadumia. "Outros anos", di "as solicitudes teñen sido moito máis numerosa."
A las 8:45, Marcos se sube a la furgoneta. "Hai que ir buscar unha señora a Juan Bautista Andrade e trasladala ao Pazo da Cultura." Por el camino, Marcos cuenta que "xa ás 8:10 atopei persoas pola rúa co voto na man... E co frío que vai."
Inicialmente, le cuesta encontrar el edificio y cuando lo consigue, decide aparcar en una calle lateral. Llama a la vivenda por el teléfonillo y, tras abrirle, aguarda en el portal "se non din nada é que agora a baixan", pero un minuto después reclaman su ayuda. Arriba espera una cuidadora y Elisa Casalderrey, una mujer de 79 años, que tiene ya su papeleta en el regazo. Reclama su chal para salir de casa bien abrigada. Está toda ilusionada por ir a votar.
Marcos le ayuda a bajar en el ascensor. Y entre la cuidadora, el hijo de Elisa y el propio Marcos, la mujer consigue bajar la escalera en la silla de ruedas. Después, resulta mucho más fácil subir a la furgoneta que está mecanizada. El hijo indica que Elisa lleva tres años yendo a votar trasladándose gracias a la Cruz Roja. Lo solicita previamente y "todo resulta mucho más sencillo porque si vota por correo hay que solicitar un poder, tiene que venir un notario a casa...". Demasiadas complicaciones.
A través de esta fórmula, Elisa está en el Pazo da Cultura en tres minutos. Allí, siempre moviéndose en su silla de ruedas en la que tiene que desplazarse debido a una enfermedad, ejerció su derecho a voto con una amplia sonrisa en su cara. "Yo sé desde hace tiempo a quien tengo que votar", dice. Y mientras la acompaña a la furgoneta, su hijo señala "por la noche estará pendiente de los resultados de las elecciones y del fútbol. Le encanta".
Son procesos que ayudan a que este día resulte más democrático, solidario y justo. Marcos, la traslada después a casa. Y a continuación irá en busca del vecino de Ribadumia que ya le está esperando.