"Me metió una hostia con el casco que me reventó la nariz. Si no hay gente, el tío me mata"
Por Mónica Patxot & Natalia Puga
Benigno tiene la nariz rota, ambos ojos morados y la seguridad de que, pese a todo, ha tenido suerte. "Si no hay gente, el tío me mata", predice al recordar la brutal agresión que sufrió el lunes a las puertas del quiosco que regenta en el exterior del mercado de abastos de Pontevedra. Después del incidente necesitó asistencia médica, pero ahora ya volvió a trabajar y se ve forzado a repetir una y otra vez lo sucedido, pues con tan sólo mirarle la pregunta es obligada. Su cara no puede ocultar el tamaño de la hostia recibida.
El origen de todo está a las 16.45 horas de la tarde del lunes en la avenida de Uruguay. Benigno Meijoeiro Abilleira circulaba por la rotonda cuando una moto que venía de Marín y, según él, tenía que cederle el paso, "tuvo que frenar en seco". No sabe por qué ocurrió y pensó que no había pasado nada, pues no se produjo ni siquiera un toque entre ambos vehículos, de modo que siguió la marcha.
Benigno siguió en la misma dirección que llevaba y paró el coche en el lateral del mercado abastos, al lado de su negocio. Estaba todavía parando cuando escuchó un ruido en el cristal, algo así como un "pum pum" o, lo que es lo mismo, "me pegó dos hostiazos con el casco al cristal" del coche.
El quiosquero tan sólo tuvo tiempo a abrir la puerta y preguntar qué había pasado, pues "nada más decir '¿qué pasa?', me metió una hostia con el casco que me reventó la nariz". Y Benigno ya no recuerda nada más. Sabe qué sucedió después porque hay testigos que se lo contaron y le relataron que fue necesario separar a su agresor para que dejase de pegarle.
Mientras él estaba "drogui" dentro del coche, su agresor "siguió dándome de hostias". Dos empleadas del supermercado Mercaplaza vieron lo que estaba pasando y corrieron a auxiliarle. A una de ellas le estará para siempre agradecido porque "tuvo los ovarios de meterse en medio" cuando "hubo gente que pasó olimpicamente". Les separaron y el agresor cogió su moto y abandonó el lugar.
Justo en ese momento, tiraron de él y empezó a coger consciencia, pero "las veces que estuvo mazándome en el coche, yo estuve drogui perdido". De hecho, él asegura que sería incapaz de reconocerle si volviese a verle y solo sabe que es un hombre con el pelo canoso de unos 50 años.
Ahora que ha pasado todo, intenta buscarle explicaciones a lo sucedido y no las encuentra, pues "no tuve conversación con él ni cruzamos palabras", sino que "nada más abrir la puerta ya me dio la hostia con el casco y caí dentro del coche". Tan sólo logra explicárselo pensando en que estaba "fuera de sí, con los ojos fuera de órbita, solo me miraba fíjamente a mi y nada más", pero no le sirve de consuelo, pues no para de pensar en que era de día y habia mucha gente por la calle, pero él suele abrir su quiosco a primera hora de la mañana: "si es a las cinco de la mañana que abro aquí y no viene nadie, el tipo me mata".
Por todos estos hechos ya hay una denuncia en la Comisaría de la Policía Nacional, que está investigando lo sucedido. En la investigación contarán con testigos y con los datos de una persona que presenció los hechos y anotó la matrícula de la moto del agresor.