Según el CSIC, en 2020 los vehículos sin conductor podrán ser una realidad en nuestras carreteras
Por Oskar Viéitez & Diego Torrado
¿Se imaginan un vehículo en el que el volante no es necesario? Ni los pedales, ni las marchas. Donde el humano sea prescindible para conducir. Es la propuesta en la que trabaja el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), un coche que no precisa conductor.
Por ahora se tratan de prototipos como el que se exhibió este jueves en el circuito París Dakart de Sanxenxo, pero en seis años podremos familiarizarnos con su presencia en las carreteras, según explicó la investigadora del Centro de Automática y Robótica (centro mixto del CSIC y la Universidad Politécnica de Madrid) Teresa de Pedro, responsable del proyecto Autopía.
Dos alumnos ciegos del Centro de Recursos Educativos de la Once colaboraron en la demostración de este vehículo llamado Platero recorriendo el circuito de manera autónoma gracias a su preciso sistema de posicionamiento cuyo margen de error no supera los 50 centímetros. El coche está equipado con una serie de cámaras y sensores que ayudan a identificar obstáculos y la situación de la calzada.
Así lo han constatado los participantes en el tercer Foro de Innovación Tecnológica en la Automoción 2014, organizado por el Departamento de Automoción del IES de Vilalonga.
"Platero representa el futuro de la conducción", insiste Teresa de Pedro, "hay muchas situaciones de peligro, aburridas o tediosas que son ideales para resolver por un coche autónomo, como por ejemplo: conducir en un atasco, el conductor conecta un piloto automático y el coche va solo".
Uno de los principales problemas en los que trabaja la responsable del proyecto Autopía es en la conducción autónoma en ciudad, porque "es muy complicada no por la conducción en si, sino por el entorno y todas las circunstancias". La constante evolución de los sensores, cámaras de visión, los GPS, los láser... aventuran un pronta resolución a este problema.
"Indudablemente una persona es muchísimo más flexible e inteligente para resolver imprevistos en la carretera, pero también se cansa se distrae y tiene e otros problemas que un sistema automático no sufre", explica Teresa de Pedro, que adelanta que paralelamente estos investigadores trabajan en un sistema de comunicación entre vehículos "para que un coche que pasa sobre una placa de hielo avise a otros vehículos del entorno".
Este proyecto del CSIC tiene su réplica en el gigante estadounidense Google que trabaja en su propio proyecto de coche autónomo. "Google es una empresa muy poderosa que puede contratar con los mejores sistemas de investigación, dispone de mucho dinero. Pero nuestro vehículo se pueden medir al suyo, serían perfectamente homologables".
Teresa de Pedro asegura estar convencida de que todos los fabricantes de automóviles están investigando en este tipo de tecnología para sacar sus propios productos, ya que "ellos saben que esto es el futuro".