Escoltan al director de Recursos Humanos de Tafisa por Pontevedra ante la presión de los trabajadores
Por Mónica Patxot & Anxo Lourido & Diego Torrado
Los trabajadores de Tafisa se trasladaban a Maia en la mañana de este viernes 20, localidad portuguesa donde se encuentra la sede del Grupo Sonae, matriz de la empresa de tableros. Allí van a realizar una protesta contra el cierre de la fábrica de Ponte Caldelas dentro de las actividades que vienen manteniendo desde que comenzaron las negociaciones para finalizar la actividad industrial de la entidad.
Durante este jueves 19, representantes sindicales y de la empresa mantuvieron una nueva reunión en un hotel del centro de la ciudad mientras un grupo de más de cuarenta personas, entre trabajadores y familiares, se concentraban en la calle Daniel de la Sota para recibir con una sonora bronca al director de Recursos Humanos, Ángel Robledano.
Los integrantes de la plantilla volvieron a escenificar sus protestas en esta ocasión con uno de los empleados en pañales y con un sonoro retumbar de tambores, que provocaron que el dueño del hotel intentase apaciguar los ánimos. El intento resultó fallido.
Después de tres horas de reunión, el presidente del comité de empresa mostraba su desánimo porque la dirección no había aportado ninguna propuesta nueva a la mesa de negociaciones. Ambas partes cuentan ya con una lista de mediadores trasladada por la Xunta de Galicia para que escojan uno que medie ya en la próxima reunión que se desarrollará el próximo miércoles 25 en lugar y hora todavía por determinar.
RECORRIDO POR EL CENTRO DE LA CIUDAD
El momento de mayor tensión de la tarde se produjo sobre las 20:30 horas cuando Ángel Robledano en compañía del director de la fábrica de Ponte Caldelas abandonaban el hotel ante una sonora pitada. Un grupo de policías escoltó al director de Recursos Humanos a lo largo de la calle Castelao hacia donde él les indicaba que se encontraba el coche. Sin embargo, el representante del grupo Sonae se desorientó y, perseguido por los trabajadores y acompañado por cinco agentes de la Policía, continuó por Cruz Gallástegui cruzando por las galerías hasta desembocar en Benito Corbal.
Ante la sorpresa de los numerosos ciudadanos que se encontraban por las calles, el grupo formada por Robledano, los policías y los trabajadores se dirigió a paso ligero hasta la calle Cobián Roffignac. Allí, el directivo recogió su coche en un garaje y abandonó la ciudad ante las fuertes protestas de los empleados.
La Policía no tomó identificación a ninguno de los manifestantes y el presidente del comité de empresa alertó de que ellos van a seguir recrudeciendo las protestas mientras la empresa "se siga rindo de nós".
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Por Mónica Patxot & Anxo Lourido | Creada y actualizada