Manuel Alfonso Estévez
Mariano Martínez Rotea, toda una vida en el palco, cantando y tocando la guitarra
Mariano Martínez, rosaleiro, residió 25 años en A Guarda, donde se casó, y el resto de su vida lo pasó en Fornelos, el lugar donde nació hace 71 años.
A los 16 años, junto con sus amigos Aurelio Álvarez Dorado y Lorenzo Suárez "Chuchín", comenzaron a organizar sus propias fiestas caseras, ya que Mariano tenía una guitarra española, con la que empezó a tocar algunos acordes e interpretar temas como “La casa del sol naciente”, "Yesterday", "Help" y un sinfín de canciones que por aquel entonces sonaban en la radio.
No tardaron en unirse Manolo Estévez (Panchito, como le llamaban cariñosamente), que comenzó a tocar el bajo; Lorenzo Suárez "Chuchín" en la guitarra; Aurelio Álvarez en los coros; y Mariano Martínez en la batería. Con unas libretas llenas de acordes y letras de canciones, disfrutaban de la música a su manera, como amigos y vecinos rosaleiros.
A principios de los setenta, coincidieron como invitados en una boda en el Salón Jardines del Tecla, en las faldas del monte del mismo nombre, regentado por Josefina, conocida como "la Leona". Allí tocaba el Conjunto Los Bambinos, formado por Luis (trompeta), Gabiño (batería), Emilio (saxo tenor y alto), Lombita (bajo y bandurria), Suso (cantante y guitarra) y Celso (Cabriñas) en el acordeón y teclados.
Alguien ese día informó que entre los invitados también había unos chicos que formaban un grupo y que tocaban, y se armó. Por los altavoces invitaron a subir a la formación, y fueron subiendo al palco Manolo, Aurelio, Chuchín y Mariano. Con miedo, ya que nunca habían tocado delante de las 200 personas invitadas a la boda de Eloy y Carmen, ambos de Fornelos, tocaron su música y debió salir bien porque los aplausos fueron numerosos.
No pasó mucho tiempo hasta que Mariano Martínez conversó con Manuel Lomba, conocido como "Lombita", bajista de Los Bambinos, quien le abrió las puertas para ensayar con ellos, ya que su batería, Luis "Gabiño", tenía problemas de salud. Así comenzó la vida musical de Mariano, que se prolongaría durante 35 años.
En el palco con Los Bambinos, en bodas, Suso, el cantante titular, invitaba a Mariano a cantar algún tema para descansar un rato durante las actuaciones, que en aquel entonces duraban cinco, seis o siete horas. "El negrito de Batey", "Pláchame la camisa mi amor", "Camarera de mi amor", "Aguacero" y un sinfín de temas tropicales eran los más bailables de la gente en la década de los setenta.
Mariano fue compartiendo escenario con Los Bambinos en numerosas fechas hasta que tuvo que incorporarse al servicio militar. En esa época tocó algunos fines de semana en bodas celebradas en el Hotel Molino, a la vera de la Playa de Camposancos; en Jardines del Tecla; y en el Restaurante Juan en Martín, entre otros locales. Al licenciarse, se lo tomó mucho más en serio hasta hacerse profesional de la música.
La primera actuación en público en esa segunda fase fue en las fiestas de Sanxián, Portecelo, en las laderas del mar Atlántico, en tierras de O Rosal. Para esta actuación, Luis Rodríguez (trompeta) y director de la formación, le dejó una camisa blanca, chaqueta negra y pajarita del mismo color. Fue un día inolvidable para Mariano, ya que Suso le convenció para que tocara la guitarra con él. Con muchos ensayos, el sueño se convirtió en realidad. A partir de esa presentación, Mariano fue mejorando, y el joven de Fornelos compartía canciones con Suso en los escenarios de las fiestas donde actuaban. No pasó mucho tiempo antes de que Luis Martínez, el trompeta, se retirara para cumplir con sus funciones de alcalde de O Rosal.
Mariano subió a los escenarios con Los Bambinos muchos años. Luis Gabiño, el batería, enfermó, siendo sustituido por Toño (Santeiro), el mismo que tocaba la batería con el grupo familiar que había formado su padre, conocido como “Los Tempores”. Poco después se sumó su hermano José Luis, como guitarra y cantante.
Pasaron los años y le llegó la hora de abandonar la formación del Bajo Miño a Manuel Lomba "Lombita", siendo sustituido en el bajo por el inolvidable Quico, al que llamaban en el grupo "el guapetón", quien infelizmente se fue muy joven. Emilio y Celso Domínguez "Cabriñas" continuaron unos años más hasta que una empresa del espectáculo, Producciones Artísticas Galicia, se puso en contacto con la formación para que se unieran al elenco de artistas de la firma, como así sucedió.
Aumentaron los contratos, con lo cual las actuaciones que normalmente hacían por el Bajo Miño y Norte de Portugal se extendieron por toda la comunidad de Galicia. A propuesta de la empresa de contratación, cambiaron el nombre a "Cumbre" y, en el palco, estaban Celso, Emilio, Toño, Quico y Mariano.
En el año 1977, Mariano Martínez, gracias a Sergio y a Lina, compró una guitarra americana, una Gibson Les Paul Custom, una locura de 137.000 pesetas de desembolso cuando el vocalista tenía un sueldo de 14.000 pesetas, pero que valió la pena. Pasaron los años y Celso Domínguez, el pianista, fue sustituido por su hijo José; también dejó la formación Emilio, el saxo, y se incorporó una voz femenina a "Cumbre".
Hubo mucho trabajo, más del que se podía cumplir, incluso con dobletes en bodas, hasta que hubo una separación de músicos. Se fue José y lo sustituyó Antonio al teclado, manteniéndose algún tiempo hasta que se produjo otro cambio: Cisco al teclado; Leandro en el bajo; David, batería; y Bea, voz.
Más bolos, y los años iban pesando. Los sueldos ya no eran los mismos y, tras una fusión en la empresa de contratación, Producciones Artísticas Galicia se unió a Producciones Artísticas Día y Noche, teniendo que actuar fuera de la comunidad de Galicia, extendiéndose a Asturias y Castilla y León, con fiestas en Zamora, Salamanca, León o Valladolid, y otro cambio de nombre: "Nubes".
Y llegó el secuenciador, en esos días en los que no había un solo día para ensayar y cada temporada había que buscar nuevos componentes para subir al palco y continuar con la formación musical.
En 2001, Mariano se incorporó a una empresa de electricidad en A Guarda para ir dejando los escenarios, y con la paciencia al límite, en 2010, durante un baile de Nova Olimpia, comunicó a sus compañeros que hasta ahí había llegado. Incluso puso a su disposición el equipo, las luces y el furgón, para que continuasen actuando, ya que la empresa seguía dándoles mucho trabajo.
Pero Mariano tampoco soportaba el repertorio secuenciado. El veterano músico de Fornelos siempre tocó en directo y lo mejor posible en la época dorada de las fiestas y verbenas, donde repetía muchas veces por su buen hacer y comportamiento.