Manuel Pérez Lourido
Por qué y cómo de Taylor Swift
Taylor Swift es una poeta torturada, o al menos se identifica con este tipo de figura en el título de su último trabajo discográfico. La muchacha (Pennsilvania, EEUU, 1989) es la mayor estrella del pop que existe en el firmamento actual de dicho ámbito musical. Su capacidad para generar dinero ha hecho que su última gira influyese decisivamente en las cifras de ventas minoristas nacionales, la inflación global y los problemas económicos municipales de los lugares donde se realizaron los conciertos.
La Swift es una triunfadora sin mega éxitos, sin canciones que medio mundo tararea, sin singles arrolladores. La historia del pop está trufada de cantantes y bandas que descollaron aupados por un único éxito internacional. Temas como '99 Luftballoons' de Nena, Tainted love de Soft Cell o What's up de Four Non Blondes situaron a sus intérpretes en el mapa, inflaron sus cuentas corrientes y aún hoy son recordados exclusivamente por esa sola canción. A la Swift no le ha hecho falta. O no lo ha buscado o no ha sabido hacerlo. Sí ha sabido generar más de 500 millones de dólares provenientes de los royalties de sus canciones y los beneficios de sus giras.
Por citar un dato: en Australia su última visita dejó la nada desdeñable cantidad de 100 millones de dólares.
¿Cómo llega alguien con mis descomunales prejuicios hacia las megaestrellas del pop mainstream a escribir sobre esta señorita que empezó su carrera musical con sonidos country? Por culpa de Ryan Adams. Antes de que el prolífico cantautor de Carolina del Norte fuese purgado de la industria por denuncias de conducta sexual inapropiada, se le dio por grabar en formato acústico un album entero de Taylor Swift. Cuando escuché los temazos de "1989" se me ocurrió que Adams acababa de hacerle la prueba de la acústica a todo un album: sir Paul McCartney sostenía que, para averiguar las bondades de un tema musical, había que interpretarlo con una simple guitarra. Si la canción se sostenía en pie, estábamos ante un creación valiosa. Inmediatamente accedía al "1989" de la Swift y, efectivamente, allí estaban aquellas magníficas canciones pero vestidas con los ropajes pop con los que la muy ladina quería engatusar al mundo mundial. Cuando, varios albumes más tarde, se juntó con Aaaron Dessner el vocalista y compositor de The National para darle un giro a su sonido y adentrarse en los terrenos de la americana (el nombre guay de lo que antes era el country-rock) obtuvo un arrollador éxito de crítica y público. Folklore y Evermore son dos discos a los que vuelvo una y otra vez. The last great American dinasty es una canción imperial, que me dejó patidifuso (si realmente existe eso) y en la que Swift habla de Rebekah Harkness, la rebelde heredera del imperio de las Standard Oil Company. ¿Por qué se le dio por hablar de esta señora? Lo desvela en la estrofa final de la canción: porque Taylor Swift compró la propiedad de Rhode Island donde aquella residía.
Aquí les dejo el tema en cuestión para que lo disfruten: