El oficio inexistente que más se está practicando en este país es el de augur: todo el mundo le augura a Pedro Sánchez una legislatura llena de calamidades. Siendo "todo el mundo" Alfonso Guerra y los medios afines al PP, principalmente. Se confunden deseos y pronósticos de una manera loquísima. El asunto del procés debía haberse arreglado políticamente, pero el PP optó por arreglarlo a sopapo limpio y luego metiendo el asunto en los juzgados. La salida del enredo ha de ser política y por tanto, tarde o temprano tendría que pasar por una amnistía. Si de paso te sirve para mantenerte en el gobierno, miel sobre hojuelas. Otra cosa son las cesiones de tipo económico (que ha habido cada vez que un partido necesitó los votos de la derecha vasca o catalana, en tiempos de Ardanza y de Pujol, con el PP y también con el PSOE).
Podemos parece querer restarle fuerza a Sumar. En las altas instancias del partido siempre se desconfió de la maniobra de Yolanda Díaz para revitalizar la izquierda, pero es que la ferrolana y media España veía que los de Podemos no podían. Al contrario, perdían capital político por los bolsillos agujereados de Iglesias y Montero. Y es que casi siempre las formas cuentan tanto o más que el fondo, que se lo pregunte a Rubiales. Aunque es mal ejemplo, ya que de fondo, en toda aquella marejada de la selección femenina de fútbol, se oía una galerna de machismo sistémico que quitaba el hipo y las ganas de comer. Para Sánchez es mal negocio la gresca entre Podemos y Sumar y no digamos la existente, esta más natural por ocupar posicione antagónicas ideológicamente, entre Junts y ERC. Pero si hay un político resiliente en el panorama actual ese es Pedro Sánchez, el funambulista en el tejado. El hombre que puede describir el concepto "puñaladas traperas" desde muy distintos ángulos. Sus detractores le tratan de psicópata porque parece que no siente ni padece, acorralado por todas parte comenzando por los suyos. Hasta el padre Mundina, aquel sacerdote televisivo y amante de las plantas, se ha despachado a gusto contra el presidente Sánchez. Perro Sánchez, lo bautizó la oposición con tan mala suerte que la estrategia socialista de abrazar el insulto consiguión desemantizarlo y convertirlo en un grito de guerra. A Begoña Gómez, su esposa, se la vio en un mitin con una chapa que rezaba: "Perra Sánchez".
Hay por delante una legistatura en la que todos están peleados con todos (y si aún no lo están, se miran de reojo). El PP tiene que salir de los brazos de Vox, donde se arrojó en varios gobiernos autonómicos, El PSOE gobernará gracias a que desoyó los consejo de su vieja guardia, Sumar y Podemos ya no dicen aquello de Podemos Sumar (se oyen crujidos en la rama antes de que rompa).
ERC y Junts comparten un sector del electorado catalán y volarán las sillas, mientras casi el mismo escenario se repite en Euskadi entre Bildu y el PNV. Un avezado guionista en tramas de suspense no podía haberlo diseñado mejor.