Jeannette Ramos Vega
27 días: Leal a mí
Entre tanto ruido en las redes sociales, y en el mundo externo en el que todos se creen seres perfectos con el derecho a juzgar y emitir veredictos sobre las vidas de otros yo prefiero ser leal a mí.
A pesar de tener la conciencia enfocada puedo entender lo que me rodea y ser parte de este mundo sin sentir que pertenezco. Encontrar el sentido de mi propia vida en la sencillez, no en la complicación.
La rapidez con la que se mueven otros no necesariamente debe ser mi motor. Sus puntos de partida no son los mismos míos. Pudo diferir respetando otras maneras de pensar. Me abruma la intensidad con la que necesitamos dominarlo todo. El poder se ha convertido en un premio sin valor. Así nos vamos convirtiendo en solo boca. Incapaces de escuchar antes de responder. Falta de empatía. Veloces. Desaparece el balance saludable que nos brinda ponernos en los zapatos de otro.
He preferido enfocarme en mis relaciones cercanas, las más íntimas, las verdaderas. Así he podido encontrar tiempo para mí. Mi espacio en soledad es lo más importante que tengo, es mi hamaca, mi almohada tibia. Busco estar conmigo misma y cuestionarme, conocer las cosas que debo amar y apreciar. Una de las cosas que más disfruto es escuchar mis voces internas, mi intuición. Creo que todas las respuestas están dentro de nosotros, somos nuestro mejor aliado y defensor. Si realmente estás en contacto con tu alma y tu espíritu, podrás intuir las cosas que el mundo externo intenta imponer, las mentiras y las falsedades. No habrá espacio para nada que tu no aceptes como genuino y de valor.
No somos este cuerpo. A veces puedo sentir que no encajo en la sociedad, en mi entorno. Lo que somos va más allá de esta experiencia de vida. Estamos en un proceso evolutivo, no físico sino espiritual. Este cuerpo es solo una vestidura, muy superficial. Una trampa para los demás. Si estás vacío no alcanzarás a ver más allá de lo que está frente a tus ojos.
Creo en mi derecho a escoger las personas con las que quiero coexistir. Observar es muy importante. Nunca podremos entrar en la mente de otros, pero sí podemos observar y de alguna manera eso nos puede ayudar a tener una visión de ese otro ser humano. Conocernos para determinar si realmente vale la pena acompañarnos. Hay muchas puertas. El balance está en saber salir por una de ellas a tiempo, desapercibidos y sin dañar.
Somos semillas destinadas a crecer en diferentes tierras y ambientes. Semillas que pueden florecer en contra de todo menos de su propia naturaleza. Busca tu espacio fértil, es ahí donde tus ramas encontrarán paz y libertad.