Un autogol condena a un Pontevedra sin alma frente al Atlético de Madrid B (0-1)
Por Ramiro Espiño & Diego Torrado
De mal en peor. No cabe otra definición para un Pontevedra sin rumbo ni dirección. Empeñado en convertir a cualquier contrario en un equipo mayúsculo, el once de Luisito sigue navegando en mares turbulentos que le arrastran al abismo cada jornada que pasa. Frente al Atlético de Madrid B los granates cambiaron de sistema, abandonando los tres centrales, para pasar a un más convencional 4-4-2, siguiendo con sus constantes bandazos en lo que llevamos de temporada, para seguir "jugando" a lo mismo, es decir, a merced del rival de turno, que le supera no sólo en fútbol, sino también en intensidad.
Debutó el juvenil Juan Barbeito en el lateral derecho, en lo que constituyó casi la única nota positiva de otra tarde para olvidar. Quizás sea el mensaje definitivo de que mejor será mirar a la cantera antes que seguir apostando por jugadores cuya indolencia en el campo empieza a hartar a la parroquia y que siguen arrastrando con su escasa actitud competitiva a un equipo que ha tocado fondo, incapaz de ganar a nadie.
Como si se tratase de un partido ya visto, en el primer tiempo el Pontevedra vagó por Pasarón a merced de un Atlético de Madrid B mucho más intenso, pero nada del otro mundo, al que le bastó con correr más que los locales para hacerse con el control del balón y dominar ampliamente. Eso sí, los filiales colchoneros, pese a ese dominio, apenas crearon peligro, pero es que menos hizo el Pontevedra, que se limitó a dos acciones aisladas con remates lejanos de Álex González y Kevin Presa, rechazados por el meta visitante. Dos disparos en 45 minutos, muy poco, pero cero absoluto en cuanto a juego, incapaces los de Luisito de dar más de tres pases ligados o con sentido.
En esa duda de saber a qué jugaba el Pontevedra, la desgracia se cebó con el equipo en forma de autogol. Si Prosi, desaparecido en la construcción y negado en las acciones a balón parado, no era capaz de poner un sólo balón en condiciones a los suyos, los colchoneros sí lo hacían y cada falta lateral era un susto permanente. En una de ellas, Keidi pone un centro envenenado y Etxániz al intentar despejar en pugna con Olabe, termina peinando al interior de su propia portería.
El gol hizo reaccionar mínimamente a los granates, que llegaron un par de veces, más por acciones individuales que por juego colectivo, inexistente hasta un descanso en el que el silencio, la resignación y el disgusto, se apoderaban de las gradas de un Pasarón frío como la tarde, que se temía lo peor y una triste despedida de un año que comenzó con ilusión para terminar temiendo la tragedia.
Tímida mejoría en la segunda parte, para igual nivel de ineficacia. Los de Luisito siguieron siendo un equipo triste, con las líneas abismalmente separadas e incapaces de generar juego ni casi peligro, encomendado a los arrebatos individuales de sus hombres. Con un poquito más de esfuerzo que en el primer acto, el equipo local fue capaz de al menos arrebatarle el balón y superar a los visitantes, pero poco más.
Pudo llegar el empate, que sería lo más justo, porque el filial colchonero no mereció más tampoco, pero las acciones individuales de Añón o Álex González, no se vieron acompañadas de sus compañeros, especialmente por parte de un Etxániz negado.
Precisamente fue Álex González quien después de irse de su par, disparó alto para luego dejar la mejor ocasión del partido en las botas de Etxániz, pero el remate de éste (minuto 73) fue más un pase al portero que un disparo, cuando estaba en inmejorable posición para marcar.
También pudo sentenciar el Atlético en su única contra de todo el segundo tiempo. Lo evitó como casi siempre Edu, providencial para atajar el remate de Toni Moya.
Luego un último remate de cabeza de Etxániz que detuvo el portero y ahí se acabó la historia para sumar nueve jornadas sin ganar y terminar el año en puesto de promoción de permanencia, que con ser malo no es lo peor, sino las lamentables sensaciones de un equipo roto, que no sabe a lo que juega, si es que juega a algo y al que el abismo de la Tercera División se le abre de nuevo de forma más que peligrosa.
PONTEVEDRA CF (0): Edu; Juan, Jimmy, Goldar (Mouriño, minuto 71), Adrián León, Kevin Presa, Álex González, Jorge (Berrocal, minuto 57), Etxániz, Prosi (Carlos Ramos, minuto 52) y David Añón.
ATLÉTICO DE MADRID B (1): San Román; Solano, Sergi, Montoro, Rafa Muñoz, Olabe, Carlos Isaac (Arona, minuto 70), Keidi, Ródenas (Christian Perales, minuto 85), Cristian Rodríguez y Manny (Toni Moya, minuto 80).
Árbitro: Enrique Gao Aladro (Asturias), auxiliado en las bandas por Eliana Fernández González y Álvaro Alonso Prendes. Amonestó a Goldar, Prosi, Kevin Presa y Edu, en el Pontevedra, y a Keidi y Christian Perales, en el Atlético de Madrid "B".
Goles: (0-1) Minuto 26: Etxániz, en propia puerta.
Incidencias: Estadio Municipal de Pasarón. Unos 1.500 espectadores.
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