El placer, como 'The Hole', sin censuras
El público es la parte más escencial de un espectáculo. Da igual el artista, el tipo de función o el tono de la actuación. El humor es, sobre todo, un espectáculo colectivo. Los aplausos, las risas y algún comentario perdido entre las gradas del teatro hablan mucho más que cualquier opinión que un experto crítico pueda decir. The Hole no es una excepción.
No hace falta leer las buenas críticas del director Álex de la Iglesia o del humorista Berto Romero; basta con colarse los últimos minutos a la espera de la gran ovación por parte de los espectadores, que se levantan emocionados porque se han dejado arrastrar al agujero y todo lo que ello conlleva: carcajadas, sorpresas y mucha, mucha vergüenza entre un público que formaba parte, tanto o más, de esta inetiquetable función.
The Hole lleva cuatro años de gira por toda España, sin contar los dos que estuvo anteriormente en Madrid, presumiendo de anunciar "entradas agotadas" en casi todas las ciudades que ha ido visitando. Durante este fin de semana está en Pontevedra, en el Auditorio de Afundación. Estrenada como parte de un proyecto conjunto entre el actor y director Paco León, y las productoras de teatro LETSGO e YLLANA, el espectáculo ha ido evolucionando gracias a la diversidad de actuaciones que ofrecen debido al continuo cambio en los Maestros de Ceremonias, la voz cantante, y que ha tenido el privilegio de vivir en la piel de artistas como Eduardo Casanova, Álex O'Doherty o La Terremoto de Alcorcón, entre muchos otros.
En su paso por Pontevedra, los espectadores contarán con la mediación de Cristina Medina, experimentada actriz de teatro pero actualmente conocida por su papel de Nines en La que se avecina y que aporta al espectáculo una actitud muy vacilona e irreverente, pero siempre desde el buen rollo que transmite una creación como The Hole.
"El tono del espectáculo es un tono de cachondeo", cuenta la actriz en momentos previos al inicio, "vacilamos mucho al espectador en el buen sentido de la palabra porque todos estamos aquí para rompernos el pecho y vibrar con los números". Es claro el objetivo de reírse del público pero sobre todo con él, porque desde un principio los distintos artistas que conforman The Hole se mueven libremente entre las butacas, interactuando con el público de una manera desenfadada, momentos antes de dar inicio a una actuación que ningún primerizo se espera.
"Esa complicidad que se establece encima del escenario se traspasa al patio de butacas", y si se consigue es "porque se les habla directamente a ellos, no hay una cuarta pared donde estamos jugando con unos personajes que hacen exactamente lo mismo". Es ahí donde radica su éxito, en la improvisación que, dentro de una estructura general, permite a los actores utilizar a un público en concreto como un personaje más. "Todo lo hacemos para el espectador", añade Cristina Medina.
Teniendo en cuenta estas palabras, quizás la primera pregunta que un potencial espectador debe hacerse antes de atreverse a entrar en ese oscuro y profundo agujero es: ¿qué me puedo esperar de un espectáculo como The Hole? Dejar atrás los prejuicios es quizás el paso más importante a la hora de adentrarse en este mundo lleno de lujuria, relaciones poco correctas y desvergüenzas.
Y es que The Hole nace en un contexto tan libre como hipócrita. Aunque acostumbrados a tratar con la sexualidad en nuestro día a día, no son pocos los que prefieren mirar a otro lado cuando se habla abiertamente del placer, cuando se comparte o cuando se muestra. "Estamos viviendo una época muy chunga y aquí a lo que nosotros instamos al público es a que vengan a pasar un buen rato y que se olviden de todo, vivan su sexualidad y su vida como les de la gana y viva, vivan, vivan" comenta Austin Guerrero, uno de los personajes, en un mensaje exaltador de la libertad individual y a favor de la ruptura con esos dogmas que nos condicionan
Y eso se refleja perfectamente en la función y sobre todo, en su público, que debe permanecer con la mente abierta ante un espectáculo muy sensual que cada vez va a más.
Es ahí dónde se encuentra con su talón de Aquiles, no todos estarán dispuestos a dejar a un lado el pudor y puede que se sientan sobrepasados por tanto chiste y situación verde. Porque The Hole centra parte de su marketing en la espectacularidad y al final los números más circenses pueden resultar repetitivos y eclipsados por esa temática picantona, que aún así, no consigue desmerecer a unos artistas que transmiten cercanía y diversión.
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