Elisa Matilla: "Me gusta mucho actuar en Pontevedra porque el público siempre responde muy bien"
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Por Alejandro Espiño
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© Roberto Villalón / Pentación Espectáculos
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© Roberto Villalón / Pentación Espectáculos
Elisa Matilla (Sevilla, 1966) es, sin duda, una de las actrices más reconocidas del panorama español. Tras haber participado en algunas de las películas más taquilleras del cine patrio y protagonizar exitosas series de televisión, lleva casi una década centrada en el teatro. "A veces ha tenido prioridad sobre otros medios porque me apasiona. Estoy enamorada del teatro", reconoce en esta entrevista con PontevedraViva.
La actriz vuelve a los escenarios de la ciudad para representar la obra Gibraltareña, una reflexión sobre la prostitución ambientada en el Gibraltar de los años setenta. Una función "con mucho humor negro", explica, a partir de un texto "maravilloso" de Juan Luis Iborra que podremos disfrutar este jueves 6 de octubre, a partir de las ocho y media de la tarde, en el auditorio de Afundación de Pontevedra.
Es tu segunda visita a Pontevedra en los últimos meses. Actuaste en esta ciudad recientemente con la obra Sofocos Plus, ¿cómo te fue entonces?
Muy bien, el teatro estaba lleno. Yo creo que aquí hay mucha tradición teatral porque cada vez que he venido ha funcionado muy bien de público. Siempre digo, y no es porque vaya a volver ahora, que el público del norte siempre responde muy bien. Son bastante extrovertidos a la hora de manifestar si le está gustando la función y eso se agradece.
Eso sí, ahora llegas con una obra que también tiene una vis cómica pero muy diferente.
Sí, es muy diferente. Es una función con mucho humor negro. Habla de cosas que a todos nos pueden llegar y emocionar a través de la personalidad de Lola. Esa mujer es una superviviente que no se queda anclada en cada situación penosa que le toca vivir. Tira para adelante con una fortaleza y un sentido del humor maravilloso. Es una lección de vida.
¿Cuál es el punto de partida de Gibraltareña?
La historia de Gibraltareña es la de una mujer que vivió los años 70 en una España cerrada y en un lugar dividido por una verja que al cerrarse separó a muchas familias. Es una mujer que ha vivido con mucha dignidad de la prostitución porque no le quedaba otra, pero ella nunca cuenta eso. Siempre dice que se dedicó a dar amor y se siente muy orgullosa de eso.
Al final acaba también por dedicarse al contrabando, porque cuando se cierra una puerta se abre otra. Y va contando sobre todo anécdotas de una vida que a todos nos puede resultar cercana. Lo hace de una forma maravillosa gracias a un texto de Juan Luis Iborra que te traslada a todos esos sitios de los que habla Lola y que se rodea de muchos personajes que aunque no están en escena te llegan.
Es un ejemplo de cómo desde la amargura se puede ver el lado bueno de la vida, ¿no?
Exactamente. Es un código que me encanta porque es muy española esa capacidad de sacar punta a la situación más dramática. La tragicomedia es un lenguaje muy nuestro y nos hace entender las funciones desde otro punto de vista. Podemos contar lo mismo en un drama, pero aquí lo ves con una sonrisa en la boca. Te llegan las cosas de otra manera.
"Podemos contar lo mismo en un drama, pero aquí lo ves con una sonrisa en la boca. Te llegan las cosas de otra manera"
¿Y cómo ha sido preparar el personaje de Lola, una mujer a priori tan alejada de ti?
Aunque no tenga nada que ver con mi personalidad es un personaje que he visto. Yo me he criado en Andalucía, conozco a mujeres que tenían esa fortaleza para sacar a su familia adelante con la cabeza muy alta y luchar contra todo. Lo he tenido cerca. Y el texto es tan maravilloso y está tan bien escrito que evocas esos momentos como si los estuvieses viviendo.
El hecho de estar tú sola encima del escenario es todo un reto.
A priori me preocupaba eso, pero después del estreno nunca más he sentido esa presión. Hemos trabajado mucho para que parezca que todos esos personajes que aparecen estén conmigo en el escenario. Es verdad que soy solo yo, pero no he tenido la sensación de estar sola. La función dura hora y cuarto y me da la sensación de que son solo quince minutos. Eso te pasa cuando entras en comunicación con un personaje que disfrutas y con el público de la sala.
Estás muy centrada en el teatro. ¿Te sientes cómoda sobre las tablas?
Mucho. Ya han pasado diez años desde que me puse a producir teatro. Nunca he dejado de hacerlo, es para lo que yo estudié. La televisión y el cine también han estado ahí, pero en la escuela para lo que mi cabeza se estaba preparando era para subirme a un escenario. A veces ha tenido prioridad sobre otros medios porque me apasiona. Estoy enamorada del teatro.
Pero tu último trabajo en televisión, Tierra de lobos, nos dejó muy buen sabor de boca. ¿Te gustaría repetir?
Por supuesto. No puedo decir que no me apetezca. También me gusta mucho hacer televisión o cine, ya que en cada uno trabajas algo diferente. Pero es verdad que el teatro me tiene más pillada. Pero vamos, yo encantada de trabajar sea donde sea.