La singularidad del Templo Nuevo, a análisis en las jornadas Sanxenxo na Historia
Por Redacción
Con una mesa redonda en torno a los impulsores de la construcción del Templo Nuevo comenzaron este lunes las jornadas Sanxenxo na Historia, dedicadas este año a uno de los edificios más emblemáticos del municipio por su estructura hexagonal y su arquitectura.
El catedrático de Historia, José Manuel García Iglesias, e Isidoro Sabell, gran conocedor del municipio, fueron los encargados de inaugurar la cita con la mesa redonda titulada Patrimonio histórico-artístico: O Templo novo de Sanxenxo con Angeles Marcos como moderadora.
Ambos participaron además con sus textos en la reciente publicación del libro La nueva iglesia parroquial de San Ginés de Padriñán. Historia y ser de un sueño hecho realidad.
Sabell hizo un repaso por la biografía del párroco Ramón Somoza, el arquitecto Gaspar Robles, el canónigo Alejandro Barral y el actor y donante del terreno, Manolo Morán, como promotores del edificio, una de las iglesias más singulares de la comarca.
El reto de Don Ramón, según este experto, era construir un templo para "dar a la colonia veraniega los servicios religiosos adecuados en un nuevo templo amplio y moderno", para lo cual contó con el apoyo del actor Manuel Morán, que cedió a la parroquia el solar.
El arquitecto Gaspar Robles fue otra de las piezas claves y se encargó de un proyecto de construcción que duró nueve años, mientras que el estudio de los espacios y sus funciones fue responsabilidad del canónigo compostelano Alejandro Barral, director del Departamento de Arte Sacro de la Diócesis de Santiago y presidente-director del Museo Compostelano.
Por su parte, Jose Manuel García destacó que este templo marca un nuevo tiempo iniciado por las directrices del Concilio Vaticano II, ya que "desde esa coyuntura se comprende no solo el resultado arquitectónico sino también el modo en que fue concebido, en su interior, su culto".
También subrayó el papel de José Luis Sánchez diseñando el presbiterio, con su calvario y sagrario, tras lo cual llegaron el Vía Crucis, esculpido por Aurora Cañero; la imaginería del presbiterio con un nuevo sagrario, encomendado a Castor Lata, también autor del Crucero, ubicado ante el templo, así como la imagen de la Asunción, a un lado del altar.
A modo de resumen, García señaló que es una iglesia "repleta de exponentes a reconocer entre lo mejor del arte gallego, en clave religiosa, de finales del siglo XX y principios del XXI".
Cuenta entre sus grandezas, según ha señalado, con el interior de un singular sagrario, realizado por Fernando Mayer, "sin duda entre los más bellos, quizás el que más, concebidos en Galicia".