El criador de perros culturistas que dan la vuelta al mundo desde Sanxenxo
Por Manu Otero
Tienen un físico poderoso, pero un corazón dócil. Proceden de Estados Unidos, pero nacieron en Sanxenxo y están colonizando el mundo. Son los perros que cría Víctor Peón Torres. Una raza, American Bully, desconocida en Europa hace una década y con los que este sanxenxino de 44 años lleva años coleccionando premios y exportando crías a los cinco continentes.
"Son unos perros muy imponentes a la vista por su físico musculado. Yo digo que son los perros culturistas", define el criador el aspecto de unos perros que él mismo ha ido modelando a su gusto a través de incontables generaciones hasta dar con el aspecto deseado.
Pero su imagen nada tiene que ver con su carácter. "Son muy afables, muy tranquilos, ladran muy poco y son muy panchos. Nunca se pelean y ni siquiera valdrían para la guarda", destalla Peón, consciente de que la educación es muy importante, pero que la genética influye mucho en la conducta del animal.
Acostumbrado a convivir y criar perros desde pequeño, fue en el 2009 cuando se decidió a lanzarse a la cría profesional. Empezó con perros de la raza Pitbull Blue Nose, pero pronto descubrió por Internet una raza que no existía en Europa.
Sin embargo, conseguir al primer ejemplar válido para la cría le costó mucho tiempo, dinero y quebraderos de cabeza. "Comenzar a criar esta raza en España no fue fácil. Me enviaron perros que no eran lo que yo esperaba. Los seis primeros acabé regalándoselos a amigos y familiares. Gasté 40.000 euros para nada y hubo perros que nunca llegaron. Hay muchos gastos: portes, papeles, aduanas, veterinarios, timos...", relata Peón.
Un esfuerzo que se vio recompensado cuando recibió a Dalí, el perro con el que ganó infinidad de concursos y con el que dio la vuelta al mundo. Y eso que los comienzos no fueron sencillos porque el aspecto robusto de su perro no se ajustaba a los cánones de belleza que reinaban en el viejo continente.
Pero él estaba convencido del potencial de su can y cruzó el charco para participar en una competición en Estados Unidos. Ganó. Y volvió a ganar. Y ganó una y otra vez hasta alcanzar la puntuación necesaria para obtener el título de Champions.
A partir de ahí, la opinión en el mundillo canino sobre sus perros cambió de forma radical. "Me dio un gran empujón, y pronto llegué al máximo de número de amigos en Facebook y empecé a viajar por todo mundo, a todas las exposiciones para enseñar mis perros", reconoce el sanxenxino, que para dejar clara la diferencia entre sus perros, de la línea Gotti Line; con el canon reinante anteriormnte, el Razor Edge; apunta que es como comparar "el movimiento de un culturista al lado del de una bailarina".
Ahora Dalí está de "jubilación sexual" en China. Llegó al país asiático hace cinco años para extender sus genes por el continente asiático. "Me dolió desprenderme de él, pero allí está muy bien atendido", remarca Peón, que prefiere no arriesgarse a traerlo de vuelta porque a sus diez años el viaje de vuelta en la bodega de un avión entraña grandes riesgos para su salud e incluso para su vida.
Aun así, el criador está convencido de que ha tomado la mejor decisión para su perro y lo compara con la determinación de un padre de dejar irse a su hijo a estudiar y a trabajar fuera si es requerido por una prestigiosa universidad o empresa. "Ya era una estrella en Europa, ahora Dalí es una leyenda en Asia", concluye con orgullo.
Pero en casa de Víctor sigue habiendo perros. Concretamente 22 ejemplares de American Bully. Los tiene en una finca cercana a su casa. Cada uno duerme en su propia jaula, con dimensiones adecuadas, y disponen de una finca de más de 1.500 metros cuadrados a la que salen a diario para disfrutar del aire libre mientras el dueño limpia sus habitáculos y les da de comer. "Tienen sitio para salir y jugar, pero corren poco porque se cansan enseguida y se tumban a la sombra", confiesa entre risas.
No cualquier persona puede dedicarse a criar perros. Para obtener el certificado de núcleo zoológico que expide la Xunta, es preciso contar con unas instalaciones adecuadas, además es conveniente que el propietario, si se dedica al negocio de la cría y venta de animales, esté dado de alta en la Seguridad Social, aunque el epígrafe no se ajuste exactamente a la realidad.
"Estoy dado de alta como ganadero, puede decirse que soy ganadero de perros", bromea Peón, antes de denunciar que "hay muy pocos criadores dados de alta". Además, a menudo recibe la visita de agentes del Seprona para comprobar que las instalaciones siguen cumpliendo las normas establecida de salud e higiene.
Aunque en muchos foros este tipo de criadores recibe críticas por mercadear con perros cuando los refugios y protectoras están llenos de animales que buscan una familia, Peón está convencido de que sus perros nunca acabarán abandonados.
"Por el precio al que se venden estos perros, el dueño no los abandona. Los que abandonan es porque no les duelen", critica. Además, desde su criadero colabora habitualmente con las oenegés al donarle pienso de su marca Vipeon Food.
El valor de los ejemplares de estas razas es otro de sus aspectos más llamativos. Valen como mínimo dos o tres mil euros, pero existen casos en los que han llegado a pagar más de 120.000 euros. La suma por una monta de un semental también puede alcanzar las cinco cifras. Una cantidad que el criador justifica porque ofrece "garantías de cría" y un historial de las enfermedades o problemas que puede padecer el animal por sus antecedentes genéticos.