Ningún testigo identifica al acusado de agredir a un joven a la salida de un pub de Pontevedra
Por Alejandro Espiño
La historia ha vuelto a repetirse. La víctima de una agresión a las puertas de un bar de copas de Pontevedra no se ha presentado al juicio contra la única persona imputada por esa paliza, un joven que se enfrentaba a cinco años de cárcel y a su expulsión de España.
A pesar de estar citadas y no presentar ningún justificante, ante la Audiencia de Pontevedra no acudió ni la víctima ni otros dos de los testigos propuestos por la Fiscalía.
Los que sí acudieron, dos personas que asistieron al herido cuando vieron la paliza que estaba recibiendo, no lograron identificar al acusado como uno de los autores de esta agresión.
Eran las ocho de la mañana, explicaron ante el tribunal de la sección segunda de la Audiencia de Pontevedra, cuando se encontraron con un chico "que estaba en el suelo" y al que otras "cuatro o cinco" personas le estaban dando patadas por todo el cuerpo.
"Me daba pena de ver cómo lo estaban golpeando", ha señalado una de las testigos, que ha relatado como el agredido tenía los dientes "destrozados" y varias piezas en su mano.
Tampoco uno de los agentes de la Policía Local que testificó en la vista oral supo explicar cómo ocurrió la pelea porque, cuando las patrullas llegaron al lugar, alertadas por los testigos, "estaba todo el mundo separado a unos 50 metros".
Ante la falta de pruebas contra él, la abogada del acusado ha pedido su libre absolución, recordando que "ningún testigo ha identificado a mi cliente" como el autor de la paliza y alegando además dilaciones indebidas por el retraso -casi cinco años- de la instrucción.
El fiscal, sin embargo, ha mantenido la petición de cinco años de cárcel recogida en su escrito de acusación, como autor de un delito de lesiones causantes de deformidad, de los cuales la mitad debería ser cumplida en España.
El resto de esta condena reclama que sea sustituida por su expulsión de territorio español durante seis años. Además, pide que indemnice a la víctima con casi 7.900 euros, a los que suma el coste de la reconstrucción dental y los gastos generados al Sergas por su atención.