La impotencia de una madre tras casi tres meses sin poder ver a su hijo de seis años: "mi ex marido no me deja ni comunicarme con él"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Lorena (nombre ficticio) llega nerviosa y empieza a sacar documentación del bolso. Correos electrónicos, sentencias, informes y un sinfín de denuncias cubren por completo la mesa en la que realiza esta entrevista. Cada afirmación la acompaña de uno de estos documentos, en los que tiene resumida su vida los últimos tres años y medio. Desde que en mayo de 2017 decidió denunciar a su ahora ex marido ha acumulado sinsabores y denuncias, si bien nada le había preparado para su situación actual: "estoy incomunicada con mi hijo".
"Mi ex marido no me deja ni comunicarme con él", añade. Lorena no quiere dar nombres para garantizar la protección de la identidad de su hijo, de tan solo seis años y al que no ve desde hace casi tres meses, desde que el 28 de septiembre su ex marido se lo llevó de los juzgados de Tudela, en Navarra, y ella regresó a Pontevedra con las lágrimas en los ojos. La impotencia que siente la ha llevado a hacer público su caso y en las últimas semanas a presentar varias denuncias ante la Policía Foral de Navarra y el Juzgado de Guardia de Tudela, todas sin éxito.
En su relato en PontevedraViva, Lorena habla desde la desesperación y la impotencia, que va creciendo con el paso de las semanas. También se nota en el talante de las denuncias presentadas. En las últimas ha hecho constar "que no puede seguir así, que es un maltrato psicológico que no puede soportar, que necesita ver a su hijo y poder contactar con él".
Lorena está convencida de que su ex marido no le deja ver a su hijo "por venganza, ya que le interpuso una denuncia por presunta agresión sexual a su hijo" y también está segura de que "él sabe que a ella le produce mucho desasosiego no saber nada de su hijo, que es muy pequeño y no puede conectarse con ella por él mismo, que necesita de su padre o de un adulto".
Su situación es ahora muy delicada. A nivel judicial, está señalada una vista para la modificación de las medidas acordadas en la sentencia de divorcio y ella presentó una demanda para ejecución de sentencia todavía sin resultado.
Detrás de todo este retraso en obligar al padre a entregarle al niño y en la forma en la que ha transcurrido todo este proceso en los juzgados observa "trato discriminatorio" hacia ella "frente al trato de favor" hacia su ex marido. Así, sostiene que el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Tudela "está velando por los derechos del denunciado y no del menor, como debería de ser" y, además, se está "vulnerando" su Derecho Fundamental a la Tutela Judicial.
Tudela es el epicentro de su vida pese a que en 2017, tras dejar a su ex marido, vive en Galicia. Se vio obligada a dejar Navarra por miedo y logró "empezar de cero" y rehacer su vida. Aprobó las oposiciones de educación que hoy le garantizan una estabilidad laboral como funcionaria de carrera y ha fijado su residencia en Pontevedra junto a su otra hija, mayor que el pequeño que tuvo que dejar en Tudela y fruto de una relación anterior.
Tras la separación, el niño se quedó con el padre porque fue ella la que decidió irse. Lo hizo, según relata, después de que los servicios médicos presentasen varias denuncias de oficio por violencia de género porque ella acabó en Urgencias tras agresiones de su ex marido. "Había palizas" e incluso un día su hija mayor llamó al 112 para pedir ayuda, pero ella no denunció hasta 2017. Tanto las denuncias de oficio como la suya propia acabaron archivadas, de modo que "yo me tengo que marchar", explica recordando aquellos días, y dejó a su hijo con su marido por recomendación de su abogada.
Desde entonces no han parado los problemas. En la primera Navidad separados, 2017-2018, sus abogados habían pactado que el 22 de diciembre ella recogería a su hijo para pasar juntos las fiestas, pero no se lo entregó. El 7 de febrero de 2018 el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1de Tudela dictó un auto con medidas provisionales sobre la custodia y las visitas del niño que luego confirmó ese juzgado en una sentencia del 15 de noviembre y el Tribunal Superior de Justicia de Navarra este año.
Lorena siembra dudas sobre este procedimiento porque ha detectado irregularidades con una serie de informes en los que el Defensor del Pueblo de Navarra acabó dándole la razón -la dirección de la guardería de su hijo emitió un informe solo contando con la versión del padre, sin darle a ella opción de hablar-. Esos informes salieron a la luz en la vista preliminar del caso, pero ya en el juicio de noviembre de 2018 se omitieron y ahora ella denuncia que han desaparecido del expediente oficial del caso.
También critica que pese a que ella formaba parte del programa Viogen de Navarra y ahora está reconocida como víctima de violencia de género en el CIM de Pontevedra, le generan la "indefensión" de tener que recoger al niño en el domicilio paterno. El padre no tiene, eso sí, ninguna condena, sino que todas las denuncias por violencia de género han sido archivadas.
Aún así, acata las decisiones judiciales, que le atribuyen al padre la guardia y custodia del menor. La patria potestad es compartida y se establece un régimen de visitas a la madre de fines de semana alternos en los que ella tiene que desplazarse siempre a Tudela y, luego, le da todos los puentes escolares, en los que sí puede trasladar al niño a Pontevedra. Las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano las dividen a partes iguales entre los dos padres y, en caso de discrepancia, el padre elige los años pares y la madre los impares.
La sentencia es firme en el Tribunal Superior de Justicia de Navarra desde el 10 de febrero de 2020, pero ella no para de denunciar incumplimientos. En el último escrito remitido al juzgado para pedir la ejecución de la sentencia relataba un total de 15, que han ido subiendo en las últimas semanas, pues cada dos fines de semana y todos los puentes escolares ha ido a Tudela y no le han dejado ver al pequeño.
El primer incumplimiento fue aquel de la Navidad de 2017, en 2018 hubo otro, dos en 2019 y en 2020 no han parado. Por ejemplo, del 14 de marzo al 12 de junio de 2020 su ex marido le impidió toda comunicación por videollamada con el niño, de modo que durante el estado de alarma no pudo ni verle la cara.
Sí logró que pasase con ella las vacaciones de verano y lo recogió el 1 agosto. Ahí empezó una situación que Lorena nunca pensó vivir y que le llevó a denunciar a su ex marido por un presunto delito de agresión sexual a un menor en el ámbito familiar. A pesar de que a principios de septiembre debía entregar al niño a su padre, no lo hizo porque estaba en marcha esa investigación y todos los especialistas a los que consultó le dijeron que "un menor de edad no se puede entregar a las personas denunciadas hasta que se esclarezcan los hechos".
Esa investigación sigue en marcha, hay abiertas unas diligencias previas al padre custodio del menor y a otra persona de su entorno, pero, aún así, el 28 de septiembre, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Tudela le obligó a entregar a su hijo al padre.
Además de estar "incomunicada con mi hijo", ha presentando denuncias por amenazas contra el padre, por injurias contra la abuela y por incumplir el régimen de visitas. La primera fue el 7 de octubre ante la Policía Foral en Tudela. Ella ha acudido puntualmente cada fin de semana y puente festivo tras comunicarlo al padre por correo electrónico y, a su llegada, ni le contesta al teléfono ni responde en el telefonillo. En todas esas visitas, denunció y pidió que la policía la acompañase a la casa y relata que en alguna ocasión los agentes sí lograron hablar con el padre y les manifestó que "se negaba a entregar al niño"
Además, apenas puede hablar con el niño por teléfono. Y el padre las pocas veces que le responde, según consta en las denuncias presentadas, ha llegado a "amenazarla con que no va a volver a ver a su hijo y de no dejárselo ver". Ella aporta audios de esas amenazas y gritos que le dio delante del niño.