Regresan las quejas contra el local de Rexurdir, los vecinos denuncian falta de seguridad y suciedad
Por Manu Otero
Ruidos, peleas, suciedad e inseguridad. Son las quejas de los vecinos del número 17 de la calle Cruceiro, en la parte trasera del colegio de Las Doroteas, que reclaman el traslado de la sede de Rexurdir, una institución dedicada a la atención y reinserción social de personas con algún tipo de adicción, que abrió en el bajo de este inmueble en la primavera del 2018 a pesar del rechazo de la comunidad de propietarios.
"La ubicación no es la adecuada para un centro así, seguimos pidiendo que lo trasladen", demanda la presidenta de la comunidad, Carmen Alonso.
De las quejas de los residentes ya están al tanto en el Concello. La concelleira de Benestar Social, Paloma Castro (PSOE) recibió este verano a los vecinos para escuchar sus reivindicaciones y tratar de encontrar una solución al conflicto.
"Rexurdir é unha asociación que presta un servizo tremendamente necesario para o ben do conxunto da cidadanía e imos tentar que sexa posible unha convivencia pacífica cos habitantes das rúas do Cruceiro, A Barca e Almirante Matos. Os veciños teñen dereito a gozar do seu barrio e da súa vivenda con total paz e tranquilidade e imos facer todo o que estea nas nosas mans para que así sexa”, se propone la edila.
Los intentos de conciliación del gobierno local no acaban de convencer a los propietarios, que ya no soportan esta situación. "Ya no salimos por el portal porque nos da miedo, salimos por el garaje", comenta Pilar Penas, vecina de este edificio.
Denuncian los vecinos que los usuarios de Rexurdir, que abre en horario de mañana y tarde de lunes a domingo, se adueñaron de la plaza adyacente al edificio, de las escaleras que dan acceso al puente de la Barca e incluso del portal de entrada al edificio. "Se sientan en la puerta de entrada a nuestro edificio dificultando la entrada y salida de los vecinos", detalla la presidenta de la comunidad en un escrito enviado al Concello.
La falta de seguridad es otro asunto que genera tensión en el vecindario. "En el exterior del local, hay peleas y gritos que impiden a la gente transitar por la acera. Además consumen alcohol y otras sustancias en la puerta del local y en el túnel bajo el puente", critica Alonso, que exige a la dirección de Rexurdir un mayor control del comportamiento de sus usuarios.
Uno de los momentos críticos coincide a primera hora de la mañana, con la apertura del centro y la llegada de alumnos a las Doroteas. "Están aquí con perros y cualquier día puede haber algún problema", sostiene una atemorizada Alonso.
El deterioro del entorno es otro aspecto en el que hacen hincapié los vecinos, que se sienten abandonados por los servicios de limpieza municipales. Además acusan a los usuarios de Rexurdir de amontonar latas, botellas, colillas y restos de comida en la calle. Alertan además que algunos de estos usuarios pasan la noche bajo las escaleras de acceso al puente, el mismo lugar en el que aseguran haber visto a toxicómanos consumiendo drogas por vía venosa.
La gota que colmó el vaso de la paciencia de los vecinos fue el intento de robo que sufrió hace unas semanas una anciana en la calle A Barca, al que un varón le intentó arrebatar el bolso. no fue un episodio aislado, pues a comienzos de año una vecina de este edificio le ocurrió lo mismo y acudió a la Policía para denunciar los hechos.
Tras escuchar las quejas de los vecinos, la concelleira de Benestar Social se comprometió a poner "todos os medios de control que sexan precisos para asegurar unha convivencia tranquila e sen incidencias cos usuarios de Rexurdir Provincial”, promete.
Para conseguirlo, Castro ya mantuvo una conversación con la directora del local de Rexurdir, Laura Vilán, de la que obtuvo el compromiso de "ejercer un mayor control sobre los usuarios, reprobando e incluso sancionando con la prohibición de entrar a las instalaciones a aquellas personas que puedan causar el más mínimo altercado", señala la edila.
Asimismo, la Policía Local ya está al tanto de esta situación e intensificará la vigilancia en la zona para prevenir "balbordos ou incidencias que perturben a paz dos habitantes", remarca la socialista.
Desde la comunidad de propietarios agradecen la atención del gobierno local y esperan que estas buenas intenciones se traduzcan en hechos. Aunque, los vecinos seguirán defendiendo su postura, la de trasladar el centro a otro lugar, iniciativa para la que consiguieron 1.265 firmas antes de la apertura del centro.
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