Fray Simón Rementería, de las cárceles de Camerún al centro penitenciario de A Lama
Por Redacción
El jueves 11 de abril en el Teatro Principal, a las 20.30 horas y al día siguiente, el 12 de abril, en el Liceo Casino de Pontevedra, a las 20.00 horas, se proyectará el documental "Redentores de Cautivos" que narra en primera persona las experiencias de los protagonistas de las misiones africanas.
El religioso mercedario, Simón Rementería, ha coordinado durante casi 15 años la Fundación Acción Liberadora que desarrolla gran parte de su labor de promoción en Camerún, también ha trabajado en diferentes prisiones de nuestro país y en la actualidad colabora en el centro penitenciario de A Lama
Una de las presencias significativas de la Orden de la Merced se sitúa al sur del país en la diócesis de Sangmélima, donde la comunidad mercedaria coordina la pastoral penitenciaria de la diócesis. Hay que aclarar en primer lugar que la pena de la privación de libertad es muy diferente en los distintos países, según matiza este religioso.
En su relato, Fray Simón Rementería explica que a la privación de libertad, en la prisión de Sangmélima, se le suman otras muchas condenas por la falta de recursos que vulneran los derechos más básicos de la persona. Es una prisión pequeña donde se hacinan en torno a 300 reclusos, en condiciones poco saludables: un pequeño patio en torno al cual se encuentran las celdas sin ventilación y luz natural, y por el que acampan a sus anchas todas las aguas fecales. Allí cocinan, pasean, charlan, celebran la eucaristía… Todas estas condiciones insalubres provocan numerosas enfermedades: parásitos, tuberculosis, malaria. También hay un alto índice de VIH. Y la prisión no ofrece los recursos para paliar dichas enfermedades. La mala alimentación depende de la buena voluntad de las familias que a veces carecen de recursos o los abandonan, imponiendo otra condena más, la del olvido.
El mercedario indica que en general son reclusos jóvenes que han cometido pequeños delitos y muchos de ellos cumplen condena por no tener recursos económicos. Quizá no hayan podido pagar una defensa o una multa, ya que pagándola (entre 20 y 50 euros) podrían gozar de libertad.
En este contexto los mercedarios, desde que comenzaron su labor en la prisión de Sangmélima, han desarrollado diferentes proyectos en torno a la educación, la nutrición y la sanidad, y como en los tiempos de su fundador, san Pedro Nolasco, compran la libertad a través del pago de las multas de aquellos reclusos que no han tenido recursos para su defensa, o han realizado pequeños hurtos asociados al consumo de drogas.
La campaña que este año están promoviendo desde Acción Liberadora busca favorecer la nutrición y la salud de las personas reclusas. "Alimentando la esperanza" es un proyecto que, ante todo, pretende "dignificar a la persona y garantizar sus derechos más elementales".
Simón Rementería destaca que es un proyecto que trata de sanar. Muchas son las enfermedades y la sanación del cuerpo, puede desencadenar el sanar las heridas del corazón. Sin ella, asegura, es imposible la reinserción y retomar la vida con otra mirada. Por eso insiste en que es importante garantizar una mínima nutrición saludable de los reclusos, pero, sobre todo, "justo y necesario" alimentar su esperanza, "porque su vida puede cambiar y el futuro puede gestar sueños de libertad".
Se puede colaborar con esta causa ingresando un donativo en la cuenta bancaria: ES38 0075 3040 8006 0005 1584.