Un juicio por estafa a Toyota se convierte en un "galimatías" por las traducciones de los testigos extranjeros
Por Anxo Lourido & Oskar Viéitez
La primera jornada de la vista oral contra el empresario Javier Agostini, de origen cubano y residente en Ponteareas, se ha convertido en una torre de Babel en la que los traductores eran incapaces de trasladar correctamente las preguntas de los abogados y del fiscal e incluso no traducían parte de las declaraciones de los tres testigos extranjeros que participaron en esta primera sesión en este juicio que se desarrolla en la sección cuarta de la Audiencia Provincial.
Javier Agostini se sienta en el banco de acusados y se enfrenta a una petición de condena de seis años de prisión y una multa de un millón de euros por presuntamente haber estafado, durante 2009 y 2010, a la marca Toyota enviando en unos contenedores a Japón arena en lugar de polvo catalítico, que era el producto con el que trabajaba a través de la empresa pontevedresa Newtec Reciclyng, con sede en Mondariz.
El fiscal entiende que el acusado desarrolló un sistema para burlar los controles estafando más de 920.000 euros a la firma japonesa mediante el envío de 36 recipientes en los que no trasladaba el polvo catalítico obtenido de los carburadores. El acusado reconocía que la filial del grupo automovilístico Toyota Tsusho Europe pagaba por adelantado el 80 % del cargamento cuando se remitía la carga a Japón. Una vez que se comprobaba la mercancía en tierras niponas, le abonaban el 20% restante.
Agostini se declaraba inocente ante el tribunal y manifestaba que tras haber realizado varias entregas satisfactorias para ambas partes, la dirección de Toyota le había hecho una oferta para hacerse con el 50% de las acciones de su empresa por un total económico de 1,5 millones de euros. Una cantidad, según declaró Agostini, que rechazó al parecerle escasa ya que Newtec facturaba 5,5 millones de euros anuales.
Agostini indicó también que Toyota se interesó por su empresa porque era la que tenía el "monopolio" de polvo catalítico en España y que, además, había inventado una máquina con la que rebajaba de manera notable el tiempo del proceso de extracción de este producto. Según apuntó, la multinacional cambió el trato con Newtec Reciclyng a partir de la negativa a vender las acciones de la empresa, que finalizaba con esta denuncia por trasladar arena en lugar de polvo catalítico. La demanda, según el acusado, provocó la quiebra de su empresa.
Uno de los técnicos que testificó en nombre de Toyota rechazó esa oferta y explicó el proceso de traslado de los contenedores con el producto y las inspecciones que se realizaban para comprobar el material que se transportaba.
PROBLEMAS EN LA TRADUCCIÓN DE LOS TESTIGOS
Dos de los testigos, que declaraban en nombre de Toyota, hablaban en inglés y fue necesaria la intervención de un intérprete que excusándose en que era incapaz de retener frases largas y en que carecía de vocabulario jurídico ralentizó las declaraciones llegando a provocar las protestas de la letrada de la acusación señalando que no estaba traduciendo todo lo que decía el testigo. Incluso el acusado llegó a ayudar al intérprete con alguna palabra, siendo recriminado por la jueza titular. El intérprete mostraba serias dificultades para traducir tanto las preguntas de los abogados como las respuestas de los testigos y la letrada de Toyota tuvo que ayudarle para traducir palabras como "notario" o "perito".
Un tercer testigo, que se encontraba presente durante la inspección de los contenedores, requirió un intérprete japonés. Sin embargo, a pesar de contar con el intérprete japonés, toda la declaración se realizó en inglés e incluso el intérprete se dirigió siempre al testigo en la lengua germánica y no en la asiática. El fiscal Juan Carlos Aladro pidió brevedad a este testigo, que se expresaba con mucha vehemencia alargando la sesión, y éste le respondió, de manera sorprendente, que si las preguntas fueran "claras y acertadas" respondería con un "sí" o con un "no".
El juicio continuará el próximo jueves 22 a las 10.00 horas con la toma de declaración de más testigos, en este caso, por videoconferencia.