Un acusado de intentar violar a su mujer y matar a su hijo se defiende: "Yo no hice nada, les quiero más que a mi vida"
Por Mónica Patxot & Redacción
El vecino de Salvaterra de Miño Mustafa E.H., acusado de los delitos de intento de agresión sexual a su esposa, intento de homicidio a su hijo, lesiones y atentado, ha sostenido este jueves su inocencia ante el tribunal que le juzga en la Audiencia Provincial de Pontevedra argumentando que no recuerda nada de lo ocurrido en la madrugada en la que presuntamente ocurrieron los hechos, el 27 de junio de 2015, y que él nunca haría nada malo a sus presuntas víctimas porque "quiero a mi mujer y a mi hijo más que a mi vida". Frente a su estrategia defensiva, los perjudicados mantienen su versión de los hechos de lo ocurrido y el fiscal su acusación, si bien pasa de pedir que sea condenado a un total de 17 años y 11 meses de prisión a solo 9 años y 3 meses.
"Yo no hice nada", aseguró el acusado, que la noche anterior dijo que estuvo bebiendo ya en su garaje de Salvaterra de Miño, a escondidas de su mujer, entre 10 y 12 cervezas, y a continuación estuvo de fiesta en Portugal y no recuerda ya nada más de lo ocurrido. Sin embargo, los testimonios de su esposa e hijo, sus vecinos y los agentes de la Guardia Civil le sitúan de regreso a casa alrededor de las siete de la mañana.
Él se escuda en un "no me acuerdo" y en que "a mi mujer la quiero mucho y nunca pensé en mi vida hacerle daño" y relata sus problemas con el alcohol, que ya antes del día de los hechos le llevaron varias veces al servicio de Urgencias. De hecho, asegura que sufrió un tumor y el médico le prohibió volver a beber, pero "estaba deprimido" y volvía a recaer una y otra vez, de tal modo que siempre que bebía una cerveza acababa en el hospital.
Según relató en la sala, llegó a pedir hasta tres veces a la asistenta social que le ingresase en un centro, pero ella se negó. Frente a este testimonio, una psicóloga de Salvaterra declaró en el juicio en la Sección Cuarta de la Audiencia este jueves y aseguró que se le ofreció el internamiento, pero él nunca lo solicitó.
El fiscal sostiene, en base a los testimonios de la esposa y el hijo, que el acusado llegó a casa bebido, empujó y arrastró a su esposa hasta introducirla en la bodega de la vivienda, donde tras sujetarla de la garganta, le dio la vuelta, le retorció el brazo y le comenzó a bajar los pantalones mientras ella se resistía forcejeando y solicitando auxilio a su hijo. Llegó a sacar el pene, pero no a violarla y logró escapar. Poco después, ya en el patio, la alcanzó de nuevo, agarrándola por los pelos y tirándola al suelo, dándole patadas y bofetadas.
Este jueves, la mujer reiteró esa versión de los hechos ante la sala. Declaró tras un biombo y relató que él no llegó a agredirla sexualmente porque "me resistí", pero sí le pegó y que siguió haciéndolo cuando llegó al lugar donde estaban su hijo que este jueves también acudió a la Audiencia, pero declaró a puerta cerrada para preservar su identidad, pues sigue siendo menor de edad
El hijo alertado por los gritos de su madre había bajado desde su habitación y, según contó su madre, "le decía: no le pegues a mamá", pero él desoía sus peticiones. Finalmente, "cayó desmayado de los nervios". Mientras la madre auxiliaba a su hijo, el acusado se fue al garaje a coger un bidón de gasolina, gesto que a su esposa le causó gran temor porque ocho días antes le había amenazado "con que si le denunciaba le prendía fuego a la casa".
El fiscal sostiene en su escrito de acusación que acusado, portando el bidón de gasolina, se llevó por la fuerza a su hijo a la habitación, y tras cerrar la puerta, roció la cama con gasolina con la finalidad de quemarlo, a la vez que le decía "has llorado cuando has nacido, pero ahora vas a llorar más". Al respecto, su madre relató ante el tribunal que en ese momento ella salió de la casa gritando "para pedir auxilio" y en ese momento él cerró la puerta, de modo que ella quedó fuera y su hijo dentro.
La mujer logró finalmente auxiliar a su hijo porque el acusado abrió la puerta tras los gritos que proferían los vecinos. La madre y su hijo lograron escaparse y huyeron a casa de unos vecinos, siendo perseguidos por el acusado que portaba un cuchillo en la mano, según corroboraron las vecinas de la casa de al lado que este jueves declararon en el juicio. Ambas aseguraron que, cuando el niño llegó a su casa olía a gasolina y tenía las zapatillas mojadas.
A continuación, según relataron las vecinas y la esposa del acusado, Mustafá subió al tejado y empezó a arrojar piedras y botellas de cristal, si bien no llegó a alcanzarles. Además, cuando llegó la Guardia Civil al lugar, arrojó a los agentes una escopeta de aire comprimido, que impactó contra el cristal del vehículo oficial, causando daños, y también tiró piedras y botellas de cristal a los agentes que intentaban acercarse a la vivienda.
Tras terminar la vista oral de este jueves, el fiscal modificó sus conclusiones iniciales y rebajó la condena que solicitaba para el acusado al tener en cuenta la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de consumo de alcohol, pero no la eximente, pues los propios guardias civiles declararon que el procesado realizaba acciones con cierta destreza y su vecina que conservaba la verticalidad. Su esposa indicó que "no le ví tambaleándose", aunque sí reconoce que se notaba que había consumido que durante todo el tiempo que duró su matrimonio el consumo de alcohol fue constante y los malos tratos también, llegando a provocarle una depresión. Llegó a ponerlo en conocimiento de los servicios sociales "porque tenía miedo".
El fiscal redujo de dos a cuatro años la pena solicitada por agresión sexual en grado de tentativa; de 8 a 5 años por homicidio en grado de tentativa; y de 3 años y tres meses a un año y seis meses por atentado. Por un delito de lesiones le pedía ocho meses de prisión y lo subió a nueve y retiró un segundo delito de lesiones en grado de tentativa del que le acusaba. En sus conclusiones finales, introdujo su petición al tribunal de que prive de forma definitiva al acusado de la patria potestad de su hijo.