La calle Otero Pedrayo, el último albergue de Zapatones, el peregrino más famoso
Por Natalia Puga
En la mañana del jueves aparecía un cadáver en la calle Otero Pedrayo de Pontevedra. El hallazgo, sobre el que la Policía Nacional abrió una investigación, parecía uno más de los que lamentablemente se registran en la ciudad, en especial en épocas de invierno: un indigente de salud delicada que no resiste la dureza de pasar noche tras noche al aire libre. Pero la historia ha tenido un giro. A diferencia de lo que suele ocurrir en otras ocasiones, a ese sin techo se le ha puesto nombre. Fuentes policiales han confirmado que Juan Carlos Lema Balsas, conocido como Zapatones, acababa de fallecer en Pontevedra.
'Zapatones' se convirtió en las últimas décadas en el peregrino más famoso de Galicia. Habitual de la plaza del Obradoiro de Santiago, su imagen se popularizó a través de las fotografías que cada año miles de peregrinos y turistas se sacaban con él, ataviado como un caminante más.
Su capa marrón, su barba blanca, su gorro con una concha de vieira y su bastón gigante dieron la vuelta al mundo y él adquirió gran notoridad, pero la fama no le llevó aparejada una vida de comodidades. Natural de Ponte do Porto (Camariñas), este rostro tan conocido vivía desde hacía años de la ayuda desinteresada de conocidos, familiares y amigos.
Tras sufrir un grave atropello en 2013 durante uno de sus peregrinajes a Melide, permaneció una larga temporada en el hospital, pero se recuperó y regresó a la calle. Había sido desahuciado tiempo antes y solía deambular de albergue en albergue y de hostal en hostal, ayudado por los numerosos amigos que acumuló a lo largo de su vida.
Recientemente, había pasado una larga estancia en casa de un amigo y previamente largos meses en un centro de desintoxicación, pero Zapatones acabó en Pontevedra, una ciudad en la que a lo largo de su vida pasó pequeñas estancias y en la que se dejó fotografiar en su habitual estampa en la Peregrina o la plaza de A Ferrería.
En esta ocasión, su estancia pontevedresa no se había hecho notar. Hace poco más de un mes se supo de su presencia en la ciudad, pero un amigo quiso contactar con él y le respondió que había regresado a Padrón. Este jueves se supo que, si se fue, regresó poco después, pues llevaba ya varios días pernoctando en el entorno de la estación de autobuses. La calle Otero Pedrayo fue su último albergue, en el que encontró la muerte por causas naturales debido a su débil estado de salud. Tenía 61 años. Este sábado, su familia y allegados le enterrarán en Camariñas.