El hermano de Laureano Oubiña se sienta en el banquillo por coacciones
Por Natalia Puga
"Yo no amenacé a nadie ni las películas que se montan. No le veo sentido ninguno. Sigo diciendo: son películas montadas por ellos, no sé qué hago aquí". Con estas frases y con el "no" de respuesta a todas las preguntas. Así se defendió el hermano del narcotraficante Laureano Oubiña, Francisco Javier Oubiña, de las acusaciones por coacciones, injurias y extorsión que este miércoles le sentaron en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 2 de Pontevedra.
Fiscalía acusa a Francisco Javier Oubiña; su ex esposa, Mercedes Pacheco; y una persona a la que habrían contratado de 'machaca', José Ezequiel Vizcaya, de un delito de coacciones por el que pide un año de prisión para cada uno. Las acusaciones particulares añaden los delitos de injurias y extorsión, siendo las víctimas un matrimonio con el que habían creado un negocio de pescado congelado en Cambados.
Según sostienen la fiscal y las presuntas víctimas, los delitos los habrían cometido en el primer trimestre de 2009 y consistieron en visitas reiteradas a los domicilios del matrimonio denunciante y sus familiares, llamadas intimidatorias a los negocios de la familia, en pasear una furgoneta con una foto gigante de los denunciantes y el texto 'Puferos' por todo Combarro, gritar con megáfonos a las puertas de su casa y empapelar diversos puertos y localidades con sus fotos.
En la denuncia también consta que "para doblegar la voluntad" de las víctimas y que le pagasen una supuesta deuda por el negocio que habían establecido en común también les amenazaron con frases como "por cada denuncia que pusiera mataría a diez personas, y que iba a meter un coche bomba contra la empresa" y que usaría "dinamita" contra ellos.
Una de sus presuntas víctimas "sintió miedo" por su vida y sus hijos dejaron de ir al colegio
Además, llegaron a colocar dos coronas de flores mustias a las puertas de la casa de la madre de la presunta víctima en Combarro, a la que se mudaron después de que su edificio y el colegio de sus hijos en Pontevedra apareciesen empapelados con sus fotos. Por todo ello, la mujer "cayó en una depresión", requirió tratamiento psiquiátrico y, según declaró ella misma en el juicio, "sintió miedo" por su vida, "claro que sí" y ella y su marido "no salíamos de casa, los niños tampoco salían y hubo una temporada en la que no fueron al colegio".
Francisco Javier Oubiña lo negó todo y su ex esposa solo reconoció que fue varias veces a la casa de los padres de la presunta víctima para intentar hablar con ella y que ofreció una comisión del 10% al tercer acusado por lograr cobrar la deuda que presuntamente tenían con ella, y que cifra, según el momento de su declaración, en medio millón de euros, 1,2 millones o incluso más de dos millones.
El tercer acusado, que se habría hecho pasar por un detectivo privado simulando el nombre 'Luis', reconoció que sí fue a la casa de los acusados para intentar cobrar la deuda y se paseó con una furgoneta y un megáfono por Combarro con la foto de los denunciantes y el cartel 'Puferos'. Asumió todas las culpas y aseguró que los otros acusados no le pidieron que lo hiciese y negó que ejerciese amenazas, coacciones o extorsión.
Francisco Javier Oubiña y su ex mujer comenzaron el juicio con una mala relación con la prensa. Se encararon con los fotógrafos y redactores situados a las puertas de la sala por hacerles fotos y les echaron en cara que únicamente informaban sobre el juicio por ser él hermano del conocido narcotraficante.