Talavante sale a hombros en una tarde de toros justos de fuerza, entre el toreo efectista y el arte de torerar des-pa-ci-to
Mil. Kilómetro arriba, kilómetro abajo, se metieron entre pecho y espalda Alejandro Talavante y Juan Ortega en menos de veinticuatro horas para estar en Pontevedra y tras salir a hombros de los Candiles de Marbella. Allí la luz, además de las velas, la ponen la jet y las estrellas de toda condición. Aquí les pertenece a las peñas taurinas, que crecen en juventud, y a una afición foránea que también continúa ganando enteros en los tendidos de San Roque. Quería pensar que ese caramelo, el triunfo traído del sur, todavía estaría pegado entre los caireles y alamares. Y estaba, en los de tabaco y oro de Talavante, repitiendo éxito con otra salida a hombros. Se le desprendió al debutante Juan Ortega. El sevillano dejó a pie San Roque, y a su espalda, siguiendo el recorrido, el peruano que sigue mandando en los ruedos, Roca Rey.
Primero de la tarde: Alejandro Talavante (tabaco y oro) y Langosto
Abría la tarde un negro mulato del Puerto de San Lorenzo de nombre Langosto. Frío de salida, sin ofender, que es marca de la casa; pero lo de las manitas se veía venir. Y se vio antes de entrarle al del castoreño. Encima se rajó buscando salir por donde había entrado. Y manseó dificultado la suerte suprema a Talavante que tras colocarlo hasta cuatro veces, pinchó y pese a completar el segundo intento, usó el descabello. Aplaudidos los tres pares de banderillas.
Segundo de la tarde: Juan Ortega (grana y oro) y Mitinero
En plena ola de calor a algunos nos parecía que nos empezaba a coger el frío, y no era culpa del tiempo (meteorológico). Aquel castaño claro, de nombre Mitinero y primero de La Ventana, presagiaba repetir los síntomas del primero. Con el presagio confirmado los defectos del animal se magnificaron en la muleta. Nada se podía hacer; o sí, para evitar alguna mala intención que sacó por el pitón derecho. Ortega recogió el acero y asestó una estocada entera. Silencio para el diestro sevillano y pitada en el arrastre.
Tercero de la tarde: Roca Rey (rosa pálido, blanco y oro) y Hermético
Dice el refranero, entre primos y hermanos no metas mano, pero Roca metió el capote y metió la muleta a otro de La Ventana que no distaba mucho de los anteriores. El Andrés capotero subió el volumen de los aplausos y los olés con varios lances a la verónica. Cinco pares de palitroques entre la cuadrilla para poder cumplir con el tercio. Armado con la muleta arriesgó a bajar la altura de los quites pese a que Hermético dobló varias veces las manos. Dándole descansos y adornando tandas, llegó al momento de perfilarse y ahondar con el acero hasta la empuñadura. Sonó aviso y el peruano rehusó tocar el descabello. Primera oreja de la tarde.
Cuarto de la tarde: Talavante y Aclarado.
Último de La Ventana del Puerto. Lo mejor del extremeño estaba por llegar. Tres faroles por saludo. Una entrada al caballo, mejor no abusar. Aclarado también fallaba de manos y por momentos de cobardeo. Ocho derechazos de rodillas mirando al público y un "¡vamos!" para recuperar temperatura. Calentó las manos y el ánimo de la afición durante cinco tandas que cerró tirando los trastos y plantándose en la cara del toro. No se vaciaba el extremeño que siguió pasándoselo desde atrás, con manoletinas y cierre al desprecio. Acertó con el estoque y el público en pie pedía dos orejas. Asomaron los dos pañuelos desde el balcón de presidencia.
Quinto de la tarde: Juan Ortega y Fardero
Quinto y Ortega se enfrentaba al doble o nada para subirse a hombros. Si con el cuarto se vió lo mejor de Talavante en el quinto se saboreó lo mejor de la tarde, aunque no hubiese orejas. Que no haya prisa que el buen toreo se cocina y se degusta des-pa-ci-to, con muñeca lenta. Y así desplegó molinetes, derechazos, cambiados muy muy sostenidos en el tiempo, doblones, el circular invertido, pases al natural. ¿Y a Fardero qué le fallaban...?, ¡correcto!. El trianero pinchó en la suerte suprema y el balconcillo presidencial dictó sentencia. A la segunda, una estocada entera de consolación. Por premio, los aplausos.
Sexto de la tarde: Roca Rey y Farderito
Puestos en el último de la tarde, las manos del encierro salmantino ya eran tradición. Saludó a Farderito con delantales. En la muleta, ante la falta de compañero para hilar faena, sacó toreo efectista con el enemigo - que humillaba pero no tenía recorrido -, a base de pases de rodillas y, próximo a tablas, con la mirada en los tendidos peñistas. Media estocada y descabello fulminante. Público agradecido en pie que aplaudió la faena y pitos en el arrastre.
Más de tres cuartos de plaza se llenaron en el primer festejo de la Feria. En el callejón, el ganadero José Juan Fraile Maceín y su padre Lorenzo Fraile, siguieron el devenir de la tarde. Fraile Maceín se sentía "satisfecho de una corrida que ha tenido condiciones" pero donde "las espadas han quitado triunfos". La lluvia no cae al gusto de todos.
Primer festejo de la Feria de la Peregrina
Primer festejo de la Feria de la Peregrina con Alejandro Talavante, Juan Ortega y Roca Rey
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Búscate en el primer festejo de la Feria de la Peregrina
Ambiente y público asistente en la Feria de la Peregrina 2024
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