Superpoblación de gatos y crías muertas por calor, el drama que esconde un pintoresco lugar de Combarro
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© Mónica Patxot
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© Bigotes Felinos
En torno a un hórreo de Combarro, en la Rúa do Mar, se reúnen los gatos de una colonia que llama la atención por estar en un punto de paso para los cientos de visitantes que cada día acuden a uno de los pueblos de referencia para el turismo.
Lo que podría parecer una estampa típica, en realidad, es la imagen de un problema que, hablando con una voluntaria de Bigotes Felinos de Poio, asombra por su crudeza.
Silvia Castiñeira aclara, en primer lugar, que Bigotes Felinos de Poio no es una asociación ni una ONG, sino que "está integrado por vecinas del Concello de Poio a las que nos importan los gatos ferales y que por cuenta propia y ajena a cualquier asociación y administración velan por su bienestar", tal y como se presentan en sus redes sociales.
La expresión gato feral se refiere a aquellos que no están domesticados, es decir, los conocidos popularmente como gatos callejeros. El enclave de Combarro que aparece en las fotografías se corresponde con la colonia de gatos que una vecina, integrante de Bigotes Felinos de Poio, mantiene, sacando de su propio bolsillo los costes del alimento.
Combarro es una zona que preocupa a estas vecinas por el número de gatos que se refugian en sus calles. "Hay superpoblación. Tenemos en varios sitios de Poio colonias grandes, entre los diez y los veinte gatos, y no damos abasto, imagínate lo que puede suponer para una sola persona asumir el coste diario de la alimentación de una colonia", comenta Silvia. Pone como ejemplo en cifras que un saco de 7 kilos y medio de la comida más barata cuesta 10 euros, a lo que hay que sumar que en verano se necesita complementar con comida húmeda, con un gasto de un euro por cada lata.
Entre recaudación de fondos y mercadillos, procuraban una ayuda para cubrir parte de ese coste. Pero, desde hace un año, con el cambio de gobierno municipal, se han encontrado con un problema mayor: el Concello de Poio ha dejado de financiar las esterilizaciones. "Si no castras a los gatos de las colonias, ya te puedes imaginar cómo se puede multiplicar el número de gatos en poco tiempo".
En Poio, continúa Castiñeira, no hay un censo oficial de colonias porque no existe un servicio específico que se ocupe de estos animales. "Hablamos varias veces con el nuevo alcalde y nos prometió estudiar el tema pero en diciembre, cuando se aprobaron los presupuestos de este año, nos encontramos con la sorpresa de que había destinado a esta partida cero euros".
Piden que se retome el CER, método de Captura, Esterilización y Retorno a la colonia, con el que "castramos cientos de gatos con el anterior gobierno municipal y con recaudaciones nuestras, y también sacamos de la calle a cientos de cachorros, que tuvimos en nuestras casas sin ningún tipo de ayuda, todo voluntario".
Para estas vecinas voluntarias, asumir el coste de las castraciones es imposible. "Una castración de una hembra iría a 150 euros a precio de coste, que es al que nos lo dejan varias clínicas de Pontevedra y alrededores que están concienciadas con el problema; castrar a un macho estaría entre los 60 y 80 euros", expone Silvia.
EL DRAMA DE LAS CRÍAS DE GATO
Estas vecinas asisten impotentes a una nueva deriva de este problema.
"Si viene una ola de calor, este problema se multiplica"
Al no poder costear las castraciones, aumenta la presencia de cachorros. Una situación que se tornó dramática el pasado verano cuando empezaron a aparecer gatos con poco tiempo de vida muertos.
"Si viene una ola de calor, este problema se multiplica", afirma Silvia. Como prueba, una de las fotografías que acompañan a este texto.
"Es una foto que nos mandaron de un bebecito pequeño que apareció en Campelo, aun se le ve el cordón umbilical. La gente nos manda estas fotos desesperada porque están llamando al Concello y no les cogen el teléfono, y la Policía Local dice que no es de su competencia. Suponemos que murió por un golpe de calor, porque esos días caían los pájaros, por un atropello no fue".
LEY DE BIENESTAR ANIMAL
Ley de Bienestar Animal: "corresponde a las entidades locales la gestión de los gatos comunitarios" (art. 39)
Insisten desde este colectivo que lo único que piden es que el Concello de Poio cumpla con la Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, conocida abreviadamente como Ley de Bienestar Animal. En su artículo 39 enumera las funciones de las administraciones locales en los siguientes términos: "corresponde a las entidades locales la gestión de los gatos comunitarios, a cuyos efectos deberán desarrollar Programas de Gestión de Colonias Felinas".
Estos programas implican, entre otras cuestiones, "la asunción por parte de la entidad local de la responsabilidad de la atención sanitaria de los gatos comunitarios que así lo requieran, contando siempre con los servicios de un profesional veterinario colegiado" y "el establecimiento de planes de control poblacional de los gatos comunitarios", que incluye "programas de esterilización de los gatos".
Dicho artículo también recoge que "para el cumplimiento de las obligaciones establecidas en la presente ley, las administraciones locales podrán recabar el apoyo de las diputaciones provinciales". En este sentido, Silvia recuerda que varios ayuntamientos se han adherido al programa del centro CAAN de la Deputación de Pontevedra para gestionar las colonias de gatos y la esterilización de los mismos. Habiendo esta posibilidad, no entiende cómo el Concello de Poio, sabedor a través de las vecinas que forman parte de Bigotes Felinos de esta problemática con las colonias del municipio, no se ha unido a este programa.