Teletrabajo, hábitos de consumo... las nuevas tendencias del mercado disparan los cambios de uso de bajos a viviendas
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
El comportamiento del mercado inmobiliario está en evolución constante y en Pontevedra se vive desde hace meses una tendencia que rebela un giro en el sector. El Concello registra un goteo constante de peticiones de cambio de uso de locales comerciales y oficinas que pasan a ser viviendas.
Así lo confirman desde el gobierno local. Desde enero de 2023 han llegado a la administración 18 solicitudes de cambios de uso de terciario, que se refieren a bajos, entresuelos y primeros pisos que ahora piden pasar a residencial, esto eso, ser reconocidos como viviendas.
De esos 18 casos solicitados, el Concello concedió siete, aquellos que cumplían los requisitos urbanísticos. El concejal de gestión urbanística, Alberto Oubiña, constata que solo se conceden aquellos que cumplen con la normativa. Primero llega la solicitud, los servicios técnicos la valoran y, si se dan las circunstancias, la Xunta de Goberno local lo autoriza.
Más de la mitad de las licencias no se conceden porque requiere una transformación total del local para que sea habitable. "En moitos casos non se cumpren as condicións de habitabilidade. Hai normativas de habitabilidade que hai que cumprir. Unha oficina que teña un baño non é suficiente. O que compre é estar atentos para garantir que ese cambio se faga garantindo a normativa", insiste Oubiña.
Las casuísticas son variadas, pero lo más habitual es que los propietarios busquen, con este trámite, dar nueva vida a bajos y oficinas desocupadas transformadas en viviendas que sí tendrán salida en el mercado. "En moitos casos, afecta a antigos entrechans que se empregaban para oficinas, o que se fai é un cambio de uso e adaptar para vivendas", explica Oubiña, que atribuye esta nueva tendencia al momento actual en el que crecen "os requerimentos de vivendas e espazos para vivir".
Contextualiza algunos casos en el actual mercado de trabajo, pues, con el aumento del teletrabajo desde la pandemia, "as oficinas en moitos casos non se están usando como hai anos e, antes de ter locais baleiros, faise este cambio de uso".
El comportamiento del mercado es el que empujó a Sebastián Filgueira a pedir el año pasado un cambio de uso. Tenía dos locales comerciales en la calle Santa Clara y, con los nuevos hábitos de consumo, decidió cambiar de uso uno de ellos. Eran negocios complementarios y buscaron, según explica gráficamente, "repartir os ovos de cesta".
"O motivo foi buscar racionalidade económica", explica Filgueira, que transformó un comercio en viviendas turísticas
"O motivo foi buscar racionalidade económica", explica Filgueira, que transformó un antiguo comercio especializado en textil para el hogar, Olbe, en viviendas turísticas. La idea le surgió tras conocer la sentencia que limita en Pontevedra los pisos turísticos a los bajos y primeros pisos. "Lendo a sentenza, xurdiu a idea" y se puso manos a la obra.
Las obras comenzaron en Semana Santa de 2023 y a finales de agosto abrieron el negocio El invierno "é longo e duro", pero el verano se presenta con muy buenas expectativas para amortizar la inversión. Tiene tres apartamentos totalmente equipados y con diseño funcional, moderno y adaptado para personas con discapacidad y no le falta demanda.
El trámite no resultó sencillo y Sebastián Filgueira aclara que no se puede cambiar el uso directamente, sino que, en su caso, fue necesario pedir dos licencias para abrir la vivienda turística, una ante la Xunta de Galicia y otra en el Concello de Pontevedra. Sin una, no se puede lograr la otra.
Para este pontevedrés supuso pedir un cambio de uso de un bajo con licencia como local comercial para pasar a ser vivienda turística, lo que impide que pueda ser una vivienda al uso en la que se pueda censar un ciudadano. Para hacerlo, tuvo que adaptar el local de tal forma que cumpla las condiciones de habitabilidad.
La licencia de Figueira es una de las concedidas en el último año y medio y, entre las otras seis, hay todo tipo de situaciones, pero un objetivo común, dar nueva viva a los espacios urbanísticos. "O positivo é que estás evitando que os locais estean baleiros", explica Oubiña, que añade que la transformación de usos "non é unha cousa necesariamente boa nin mala, é distinto".
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