Clara Usón: "Me alarma ver como resurgen los popularismos y la extrema derecha, también en España"
Por Alejandro Espiño
Hace unos seis años, leyendo un periódico inglés, Clara Usón (Barcelona, 1961), descubrió una historia real que le impactó. La protagonista era una chica de 23 años llamada Ana que, en 1994, se quitó la vida. Era guapa, simpática, encantadora, inteligente, la mejor estudiante de Medicina de la universidad de Belgrado. Estaba a punto de finalizar la carrera y se iba a especializar como cirujana, la vocación frustrada de su padre.
Vivía en Serbia, un país sometido a un embargo, pero que ya no estaba en guerra. Pero su padre sí tenía relación con la guerra. El cirujano que no pudo ser era el comandante en jefe del ejercito serbio-bosnio, Ratko Mladic, que como recuerda la propia autora, se encuentra actualmente en el Tribunal de la Haya, respondiendo por crímenes de guerra. ¿Pero qué llevó a esta joven que, aparentemente lo tenía todo, a suicidarse? Ese es el trasfondo de La hija del Este (Seix Barral, 2012), la nueva novela de esta escritora catalana.
¿Qué tenía la historia de Ana Mladic para cautivarle tanto?
Ana Mladic se metió en mi cabeza. Su historia me atrapó. La bala con la que se mató la hija del general serbio Ratko Mladic, conocido como el carnicero de Bosnia, traspasó mi curiosidad y me hizo querer saber más. Cuando leí esa historia recordé como había sido la última guerra de los Balcanes. Pero lo que me cautivó no fue el trasfondo histórico, sino la fuerza del conflicto familiar que estaba ahí encerrado.
Para Ana su padre era un héroe de guerra. Salvaba a los serbios de la amenaza musulmana. Pero en un viaje a Moscú, ella descubrió el rostro oculto de su padre, un asesino despiadado de niños, mujeres, ancianos y civiles. Me moría por saber los motivos por los que se suicidó, cómo se enteró de que su adorado padre no era el héroe que ella creía sino un criminal de guerra.
Tal y como describe a Ana Mladic desde el principio del libro, podría parecer la típica heroína de novela
"Ana se suicidió con la pistola favorita de su padre, la que sólo dispararía cuando naciera su primer nieto"
Y así era. Ana, en marzo de 1994, fue a Moscú de viaje de fin de carrera con amigos de la facultad. Su padre como si tuviese una premonición, se mostró reacio, no quería permitírselo. A su vuelta, algo le había pasado. Estaba cambiada, taciturna, triste, deprimida. Se quejaba de no poder dormir, de no concentrarse en los exámenes. Nadie averiguo qué era lo que le acongojaba porque la noche del 24 de marzo de madrugada se pegó un tiro en la sien.
Y además, lo hizo con una pistola muy especial.
Con la pistola favorita de su padre. En una casa donde había un arsenal, armas mucho más modernas, Ana eligió una vieja zastava, de fabricación yugoslava, que le habían regalado a su padre cuando se había graduado como el mejor cadete de su promoción. Cuando era niña, él anunció que sólo dispararía esa pistola cuando naciera su primer nieto. Esa pistola que tendría que haber continuado el linaje, fue la acabó con la posibilidad de perpetuarse.
¿Cuál cree que fue la causa del suicidio? ¿La decepción al conocer la verdad sobre su padre?
La decepción o el castigo. Le estaba castigando porque para ella su padre era un referente moral absoluto. Se suicidó porque no podía soportar esa especie de culpa heredada. Una culpa injusta, claro está. Yo creo que era un gesto deliberado. No dejó ninguna nota, pero me mato con esta pistola porque tú sabes lo que significa, me mato por ti. Así quería castigar la decepción que sufrió al comprobar que no era el héroe que ella creía. O quizá era un sacrificio. Yo me suicidio, te quito lo que tú más quieres para que comprendas lo que supone y dejes de matar.
Si esa era la intención, desde luego no lo consiguió
"Tras la muerte de su hija Ratko Madlic enloqueció. Antes no era ningún angelito, pero después fue un demonio desatado"
Perdona el chiste fácil, pero si fue así, está claro que le salió el tiro por la culata. Pocos días después de la muerte de Ana, su padre estaba de nuevo en el frente y unos meses después perpetró la masacre de Srebrenica, en la que ejecutaron a 8.000 bosnios. Da la impresión de que Ratko, que ya había sido cruel, enloqueció. Fue un exterminio planificado y despiadado que tuvo que ver con un cambio en su actitud a raíz de la muerte de su hija. Antes no era ningún angelito, pero después fue un demonio desatado.
Una historia apasionante, sin duda. Pero tengo entendido que le costó dar el paso de contarla, ¿no es cierto?
A mí todo esto me pareció, cuando lo leí, una historia tremenda. Es como una tragedia griega, pero a finales del siglo XX. Pensé: "esta historia tengo que contarla". Pero en aquel momento, sabía que era una guerra ajena a nosotros y muy complicada, porque fue muy larga. Era un lío y me dije que esto lo tenía que hacer uno de allá.
Me puse a escribir mi anterior novela, Corazón de Napalm, y cuando terminé parecía como si esta historia me estuviese esperando. Nadie había decidido abordarla y me dije, investigaré un poquito, pensando en una novela corta centrada en la tragedia de Ana. Pero cuando empecé a investigar, me di cuenta de que para poder comprender esa tragedia, tenía que comprender la tragedia colectiva en la que se enmarca, porque Ratko era el padre de Ana, pero era también el principal responsable de la guerra de Bosnia.
Fue una investigación muy ardua, entonces, para poder abordar la novela
"Yo creo que quien lea La hija del Este acabará comprendiendo cómo fue la guerra de los Balcanes"
Y tanto. Lo que tenían que ser tres meses de investigación, se han convertido en tres años. Viajé por Bosnia, Croacia y Serbia, leí un montón de libros, consulté un montón de hemerotecas, vi muchos documentales y películas. Conocí a gente de allá, que había vivido la guerra, y me contaron sus experiencias. Yo creo que quien lea La hija del Este acabará comprendiendo cómo fue esa guerra.
Ratko Mladic está siendo juzgado actualmente en el Tribunal de la Haya. ¿Cree que esta coincidencia con la publicación del libro es una especie de justicia poética?
ÿl, sin duda, es el protagonista en la sombra del libro. Yo fui verle a La Haya. ÿl ya sabe quien soy yo. Sabe que se va a publicar mi novela en Italia en primavera y ya ha dicho que no le gusta nada la idea. Mis personajes y yo hemos evolucionado juntos. Para mí fue una sorpresa cuando lo cogieron. Yo estaba escribiendo la novela. Me llamó una amiga y me dijo que lo acababan de detener. Y eso me cambió la novela, claro. Cuando trabajas con hechos reales, la realidad te dicta el final.
¿Para entender esa guerra, es necesario conocer los conflictos anteriores, como relata en la novela?
Yo creo que sí, porque ellos mismos reconocen que son guerras encadenadas que dejan rencores, resentimientos, heridas sin cicatrizar. El propio Ratko, cuando entró en Srebrenica, en sus discursos apelaba a las guerras contra los turcos de hace siglos. Había que vengarse de lo que les hicieron. Y otras veces hablaban de batallas del año 1.300. Es como si esas heridas fuesen presentes. Aún se acuerdan de esas guerras. Por eso pienso que en cualquier momento habrá otra. Está todo cogido con alfileres y puede volverá a estallar.
"Para disimular su incompetencia y su corrupción, el gobierno catalán echa la culpa a Madrid y le funciona. La gente le cree sin hacer ninguna autocrítica"
Como dice al inicio de La hija del Este, la historia se repite porque los gobernantes y sus pueblos no aprenden nada de ella
Es verdad por desgracia. Me produce alarma ver que en una situación similar a los años 30, una económica crisis muy prolongada, vuelven a surgir los popularismos, los nacionalismos, la extrema derecha en toda Europa, también en España. Es ese recurso tan socorrido de los políticos y que siempre les funciona, por su propia inoperancia, por su propia corrupción. La culpa no es mía, es de aquel y si nos libramos de aquel, problemas resueltos.
Cuando dice que pasa también en España, ¿se refiere al sentimiento independentista catalán?
Está pasando en Cataluña, claro que sí. Para disimular su incompetencia y su corrupción, el gobierno catalán echa la culpa a Madrid y le funciona. La gente le cree sin hacer ninguna autocrítica. Lo que nos sucede es, en gran medida, fruto de nuestro desgobierno. De ese pensamiento mágico, cuando me libre del otro todo se solucionará.
Es lo que decía Milosevic en Serbia, Tudjman en Croacia: cuando acabemos con los musulmanes y volvamos al punto fundacional todo será maravilloso y de los árboles manarán miel. Tendemos a idealizar el pasado, se tergiversa. Y los seres humanos, cuando perdemos la esperanza y estamos hundidos, temerosos de un provenir que se prevé peor, tendemos a vislumbrar esa esperanza en cualquier lado y nos aferramos a ella.