El vidente 'Maestro Sisse', condenado a 21 meses de prisión por estafar a dos clientas
Por Alejandro Espiño
El juzgado de lo penal número 2 de Pontevedra ha condenado a un año y nueve meses de prisión a Kandioura Cisse, un senegalés que durante años se anunciaba como el 'Maestro Sisse. Vidente Curandero' ofreciendo "arreglar casos desesperados" en materias como el amor, el mal de ojo o la mala suerte en los negocios.
El tribunal considera que es autor de un delito continuado de estafa y le obliga a devolver más de 9.000 euros a las dos clientas, una de Meaño y otra de A Estrada, que le denunciaron tras acudir a la consulta que el 'Maestro Sisse' tenía en Pontevedra.
La sentencia ve probado que la primera de estas clientas demandó sus servicios en marzo de 2016 y, tras varias consultas, acabó entregándole 7.358 euros para solucionar unos problemas familiares. El falso vidente, para convencerla, le dijo que le devolvería el dinero en unos días.
Lo mismo ocurrió con la segunda víctima de esta estafa, que llegó a entregarle 1.752 euros para hacer una "apuesta espiritual" que resolvería sus problemas. Tenía el compromiso de que le devolvería el dinero íntegramente, pero al igual que el caso anterior eso nunca sucedió
La declaración de ambas mujeres ante el tribunal fue, según recoge el fallo del juez, "coherente y sin contradicciones" y demuestran el modo en el que el falso vidente trabajaba.
El 'Maestro Sisse' realizaba anuncios que periódicamente aparecían publicados en medios de comunicación o colocados en los parabrisas de los coches o que se entregaban en persona en la calle y durante años consiguió hacerse con un sinfín de clientes atraídos por su promesa de resultados inmediatos.
Una vez en la consulta, seducía al visitante con algún detalle que le hiciese creer en la resolución de su problema, realizando un contrato verbal inicial en el que se valoraba el coste de la solución del problema en función de la gravedad y la solvencia económica del afectado.
Posteriormente, durante el periodo de tiempo estimado para la solución del conflicto, el vidente solicitaba al afectado diversas cantidades para "apostar a los espíritus que le van a solucionar el problema".
El cliente introducía el dinero en un sobre que el vidente hermetizaba para llevar a cabo el trabajo acordado, con la promesa de devolución una vez acabado el trabajo. La supuesta estafa se consumaba con la no devolución del dinero que le entregaban los clientes.
Ahí radica la estafa, según el titular del juzgado de lo penal número 2 de Pontevedra. Entiende que el hecho de que se oferten y se contraten servicios de adivino, curandero, magos o echadores de cartas no es delito porque con el nivel de información que tiene un ciudadano medio "difícilmente se puede alegar confianza racional en poderes paranormales".
La estafa se consuma, añade el juez, cuando el acusado les promete devolver el dinero que los clientes entregaron voluntariamente, "cosa que no hizo", por lo que concluye que "empleó el engaño" para que las clientas le pagaran "produciendo un claro perjuicio a las víctimas".