Así se reclutan nuevos soldados
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
La sede de la Subdelegación de Defensa en Pontevedra hierve de actividad estas semanas. Las instalaciones del Paseo de Cervantes, habitualmente tranquilas, reciben cada día a una media de 40 personas ajenas a las Fuerzas Armadas, pero que aspiran a formar parte de la plantilla a partir de octubre. Desde el 27 de mayo están inmersos en la primera fase del concurso-oposición para el acceso a alguno de los tres ejércitos, al que en esta convocatoria se presentan 563 personas de Pontevedra y Ourense. Pero, ¿cómo es todo el proceso? Defensa ha invitado este martes a un grupo de periodistas a conocer cómo se realiza el reclutamiento.
Uno de esos aspirantes es este año David Arnoso López, un joven de 19 años vecino de Marín que pretende labrarse un futuro entrando en las Fuerzas Armadas. En su caso, busca plaza en la Marina, pero este martes coincidió con aspirantes a los tres ejércitos, Tierra, Aire y Armada, pues las pruebas para quien quiere convertirse en soldado profesional son las mismas, si bien luego cada una de las vacantes a cubrir puede tener requerimientos específcos.
David cumple a priori todos los requisitos a entrar, pues pueden acceder todos los jóvenes entre 18 y 29 años que hayan finalizado segundo curso de la ESO y la prueba de acceso a grado medio. En su caso, no tiene titulación universitaria, pero el subdelegado de Defensa en Pontevedra, el coronel Ángel de Miguel, ha explicado que en los últimos años ha ido creciendo el número de aspirantes con titulaciones universitarias que optan a una plaza de tropa, de tal modo que suponen ya entre el 15 y el 20 por ciento de los jóvenes que se presentan a cada convocatoria.
Ese aumento de los titulados universitarios ha ido paralela al incremento de 'pretendientes' que se presentan cada año. Así, hace entre cinco y seis años se produjo un repunte que provocó que llegasen a presentarse hasta 40.000 personas para 1.500 plazas, motivado, fundamentalmente, por la crisis económica y las dificultades de acceso al mercado laboral de los jóvenes, que hicieron, si cabe, más atractiva la oferta de plazas públicas en las Fuerzas Armadas. Tras ese boom de los primeros años de la crisis, desde hace un par de anualidades ese incremento se ha contenido e incluso se ha reducido hasta una media de 25.000 aspirantes por convocatoria.
El marinense David es uno de esos jóvenes, que opina que "hoy en día es de los mejores trabajos a los que se puede optar". Frente a las perspectivas de futuro negras de muchos sectores, "el Ejército te ofrece salidas" y "un futuro", de ahí que en enero se animó y se apuntó a una academia para empezar a preparar las pruebas. A él le habían dado cita para este martes, pero los aspirantes van a diario por la Subdelegación de Defensa desde hace ya un mes y todavía habrá jóvenes examinándose hasta el 1 de julio. Principalmente serán varones, pues tan sólo 58 de los 563 aspirantes son mujeres, una media que ronda el 10 por ciento y que se repite en cada convocatoria.
Las pruebas, que duran poco más de una hora no le resultaron difíciles a este joven. Tras pedir cita y aportar toda la documentación necesaria para comenzar el proceso de selección, fue citado para esta primera fase, que incluye el concurso (aportación de documentación que acredite su formación, cursos adicionales y demás requisitos que puntuan), la oposición (una prueba de aptitudes) y una entrevista personal. La prueba de aptitudes es la que genera más nervios entre el personal, especialmente porque tiene limitación de tiempo. Según ha explicado el jefe del área de reclutamiento, el capitán de Fragata César Barros Fraga, se realiza por ordenador, de tal modo que cada día es la misma para todos los aspirantes de toda España y garantiza que todo el mundo tenga igualdad de oportunidades.
En el mes de septiembre serán citado de nuevo en la Subdelegación quienes superen esta primera fase y se someterán a uhna segunda fase, que incluye pruebas de personalidad, médicas y físicas y permite verificar que los aspirantes cumplen requisitos más específicos como, por ejemplo, que no tengan un tatuaje en algún lugar del cuerpo visible con el uniforme de las Fuerzas Armadas, condición incluida hace tres años. Los exámenes físicos no puntuan, pero sí son excluyentes y requieren condiciones como hacer 13 flexiones los hombres y 8 las mujeres; 33 abdominales en un minuto los hombres y 22 las mujeres; salto de longitud sin carrera; o carreras de ida y vuelta de 20 metros. De media, en cada convocatoria no superan estas pruebas entre el 20 y el 25 por ciento de los aspirantes a soldados.
La misma actividad que se vive en la Subdelegación estos días y que volverá en septiembre se reproduce en un total de 22 centros de selección de toda España, de los que dos están en Galicia, uno en A Coruña, en el que se examina a los aspirantes de las dos provincias del Norte, y otro en Pontevedra, al que acuden desde esta provincia y Ourense.
El proceso es el mismo en todo el territorio, pero se distribuye geográficamente para facilitar la realización de los exámenes en el reclutamiento de aspirantes en la escala de tropa y marinería. En el caso de los aspirantes a la escala de oficiales de los cuerpos específicos de las Fuerzas Armadas, las pruebas son únicas en Madrid e incluyen exámenes sobre materias específicas, pero para el acceso a tropa lo que se evalúa son las aptitudes de los aspirantes para convertirse en soldado y se realizan exámenes a lo largo de todo el país.
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