Recelo a mojar el churro en Pontevedra
Por Oskar Viéitez
Muchos de los que habitualmente desayunan en los bares y cafeterías de la ciudad del Lérez han declinado este viernes acompañar su café con leche con los tradicionales churritos.
La sospecha se ha instalado en el sector hostelero desde que se hizo pública este jueves la bautizada como Operación Churro, en la que agentes de la Guardia Civil e inspectores de la Consellería de Sanidade han localizado y clausurado en Campolongo un obrador de churros clandestino que presentaba "graves deficiencias higiénico-sanitarias".
Numerosos ciudadanos han exigido que se den a conocer los nombres de los establecimientos de hostelería de la ciudad en los que se consumían los churros que este obrador clandestino elaboraba entre raticidas y heces de roedores.
Ante la falta de información en este sentido, cualquier churro es ahora visto con suspicacia, y aunque puedan pagar justos por pecadores, los clientes piden ahora explicaciones a sus hosteleros por el origen del churro.
En parte este recelo parece justificado por el gran número de establecimientos que según el Seprona compraban estos churros clandestinos, más de una quincena y algún hotel.
Desde el mugriento obrador de Campolongo, en el que nunca hubo el más mínimo control sanitario ni, obviamente fiscal, se repartía el producto a domicilio, según han informado fuentes de la investigación.
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