El acusado de matar a su hermano de un disparo en Vilagarcía se defiende: "Fue por instinto"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Santiago Gómez Lorenzo, acusado de matar a su hermano de un disparo en Guillán (Vilagarcía de Arousa), ha reconocido este lunes ante un jurado popular que fue el autor del tiro mortal, pero, en su defensa, alegó que lo hizo "por instinto", pues sintió "pánico" de que el fallecido le atacase con una navaja y acabó disparando su escopeta sin intención de matarle.
El vilagarciano se sienta en el banquillo de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra desde este lunes. Tanto el fiscal como la acusación particular (que ejercen las hijas y la viuda del fallecido) y la defensa expusieron sus conclusiones en el inicio de la vista y coinciden en la cronología de los hechos aquella tarde en Guillán, pero discrepan totalmente en los detalles e intenciones que movieron al acusado y la víctima.
El fiscal pide que sea condenado a diez años de prisión por un homicidio en el que concurre la circunstancia atenuante de la responsabilidad criminal de confesión. La acusación pide 20 años por asesinato con la agravante de parentesco o, alternativamente, 15 años por homicidio doloso con las agravantes de parentesco y abuso de superioridad. La defensa pide su libre absolución por una falta de imprudencia leve en la que confluyan las eximentes de legítima defensa, miedo insuperable y obrar impulsado por un estado de necesidad o, alternativamente, las atenuantes de confesión y arrebato.
La declaración del procesado acaparó la práctica totalidad de la primera sesión del juicio. El hombre, que tras el disparo ya llamó a la Policía Nacional confesando que había usado la escopeta contra su hermano Alfonso, reiteró la versión de los hechos que ha mantenido desde entonces, en la que insiste que "no tenía intención de disparar la escopeta", sino que lo hizo en el marco de una discusión en la que, minutos antes, ya había utilizado contra su hermano un spray de defensa personal.
Los hechos ocurrieron sobre las 21.20 horas del 20 de septiembre de 2012. Tanto el fiscal como la acusación y la defensa reconocen que ambos hermanos mantenían una relación personal conflictiva desde hacía tiempo. El procesado atribuye esa mala relación, fundamentalmente, a los problemas con el alcohol de su hermano y asegura que le había amenazado varias veces con anterioridad con que le rajaría el cuello con una navaja, pero que no hay testigos de esos episodios.
Fruto de esos encontronazos previos, se compró un spray de defensa personal y lo llevaba encima "todo el día", incluso en el trabajo. El día de los hechos explica que estaba en su finca cuando su hermano se acercó a él y le amenazó. La madre de ambos convivía con el fallecido y su familia a tan sólo unos metros de distancia, de modo que, tras eso, el procesado acudió a la casa de su hermano para trasladarle lo sucedido a su madre.
Cuando estaba hablando con ella, se acercaron Alfonso y su esposa, se produjo un enfrentamiento verbal y, según la declaración del acusado, su oponente echó la mano al bolsillo en el que minutos antes había visto que tenía una navaja. En reacción, le roció con el spray de defensa personal en la cara y él se fue a limpiarse.
El acusado declara que "no quería apretar el gatillo", pero "en el último momento, por miedo, por pánico, hice esto"
Tras ese incidente, el acusado regresó a su casa, cogió una escopeta que usaba en su afición a la caza y se la llevó sin cargar al jardín. Estaba allí cuando el hermano le salió al encuentro y, según el procesado, a pesar de que su viuda intentaba evitar el encontronazo, se encaró con él. En ese momento, el procesado cargó la escopeta, pero tan sólo para decirles "iros de aquí". Su hermano insistía, no abandonaba el lugar y se dirigió hacia el supuestamente portando una navaja. Aunque "no quería apretar el gatillo", reconoce que "en el último momento, por miedo, por pánico, hice esto. Fue por instinto".
Al respecto, aclara que su intención cuando cogió la escopeta no era disparar, "no quería llegar a ese extremo", pero se vio avocado por las circunstancias: "Yo no quería efectuar el disparo, el disparo lo efectué en el último momento, cuando lo vi con la navaja encima". En su declaración fue muy gráfico, hizo el gesto de coger la escopeta y explicó que él la dirigió hacia abajo, hacia la zona de las piernas, pero, como su hermano se dirigía hacia él corriendo, acabó alcanzándole el fémur. Le dio en la arteria femoral y se murió desagrando tras sufrir un shock hipobolémico.
Tras el disparo, se fue a casa y llamó a la Policía advirtiéndole que había disparado a su hermano y pidiendo la presencia de una ambulancia. Esperó a los agentes en el camino y les llevó al lugar donde se había producido el enfrentamiento, donde la supuesta víctima se desangraba en manos de su viuda y, a pesar de que los policías le hicieron dos torniquetes, falleció. ÿl asegura que sabía que le había alcanzado porque "cayó al suelo", pero no esperaba que el alcance de la herida fuese tal.
En el lugar del incidente no se localizó ninguna navaja, pero sí en un muro próximo. El procesado sostiene que hubo un momento en que su cuñada se levantó a buscar un vaso de agua para la víctima y que pudo haber escondido allí la navaja, pero tampoco lo declara con total rotundidad y de ese hecho no hay más testigos. La declaración de la viuda abrirá la sesión de este martes, pues la sala decidió suspender la primera sesión del juicio tras el arduo interrogatorio al procesado. La Audiencia ha reservado tres días para juzgar el caso.
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