Milagros Bará
El robo de los famélicos
Furtum famelicus: Dícese de la "sustracción de productos de primera necesidad de un individuo cuando se apodere una sola vez de los objetos estrictamente indispensables para satisfacer sus necesidades personales o familiares del momento". Que más que robo sería un hurto que, aunque parezca raro, cada vez se produce más. En el Furtum famelicus no se admite que se trate de una estrechez económica puntual. Si tienes hambre "a chorar a Cangas". Te fastidias, que para eso hay un montón de puertas de iglesia a las que puedes ir a pedir.
El famélico tiene dispensa judicial (criminal, que no civil) la primera vez. O sea que puedes serlo, pero sólo por un día, a la segunda ya se considera vicio de reincidente y te vas al caldero. Cuanto más lacrimógena sea la historia más puntos tiene para el indulto. Es imprescindible llorar a moco tendido y enseñar a familiares enfermos en los medios de comunicación para que te indulten... porque compites con Rato (rata en gallego), Bárcenas, Pujol, Rita, Granados o la Infanta.
Volvemos a los tiempos de Curro Jiménez, del hambre y de los bandoleros. Curro, ese hombre con dos "collons" que robaba a los ricos para repartir entre los pobres, que por algo nos caía bien. Pero los bandoleros de hoy en día roban a los pobres para hacerse cada vez más ricos. Claro que también podría acogerse a este supuesto de "robo de famélico" el "pobre" empresario que ha publicado este anuncio: "Se busca repartidor siete días a la semana, 16 horas al día, por ciento sesenta euros sin contrato ni seguro". Esta es la consecuencia de la reforma laboral del gobierno para fabricar famélicos en masa.
A los famélicos el gobierno tampoco nos dejan ser autosuficientes, porque entonces ya eres un antisistema peligroso, no vaya a ser que cunda el ejemplo y se queden sin forrarse las eléctricas, los corruptos, los intermediarios, los bancos... bueno, bueno, todo un caos. Nos obligan a gastar sí, o sí. Gracias a la crisis y a la reforma laboral esta sociedad está dividida entre pobres, o muy pobres, y ricos, o muy ricos. La reforma es un grifo abierto para el enriquecimiento de miles de empresarios a base de tener esclavos, que es lo que está ocurriendo. Además, así aumentamos las exportaciones y damos un respirito a las cifras de la macroeconomía.
A finales del año pasado había 13.657.232 personas pobres y en riesgo de exclusión, que vienen a ser el 30% de la población. Sólo nos queda comernos al de al lado si muere de hambre antes que nosotros, porque en nuestro código penal comerse un cadáver no pasa de ser una falta. Y eso es en lo que nos han convertido: en una horda de famélicos desencantados. Al que le va fenomenal es al santón de Baza que gana 12.000 euros al mes sin pagar nada a Hacienda y sin estar de alta en Autónomos (en el 881). Animo a todos los parados a seguir su ejemplo.