Milagros Bará
Las paradojas de los parados
Porque hoy casi todos los trabajos se encuentran en Internet, y vemos que la oferta ha aumentado en contratos a tiempo parcial, en prácticas y como becarios. Pero en estos últimos años se han producido tres paradojas que tienen desconcertados a la mayoría de demandantes.
La primera paradoja. La especialización en campos muy concretos ha dado paso a ofertar un solo puesto de trabajo que engloba dos perfiles, como poco. Por ejemplo, se busca community manager con conocimientos de contabilidad para ocupar puesto en recepción (por supuesto con don de gentes). O... periodista para redactar blog, que sepa programar en html5 y con conocimientos de manejo de programas de retoque fotográfico.
Si seguimos así se acabará ofertando puesto de trabajo para médico de familia, con conocimientos en cirugía, para asignar citas en el call-center de la Seguridad Social... y que se traiga la escoba y los guantes de casa para que de paso limpie el consultorio. O... se busca: "Arquitecto proyectista de obra civil, con dos años de experiencia demostrada como albañil a pie de obra, que sepa calcetar y con conocimientos de decoración de interiores".
Y no es de extrañar, con lo que ha encogido el mercado laboral "libre", que se oferten estas frikadas. Pagar 700 euros a un solo trabajador con cuatro carreras es un auténtico chollo. Así, perdido y sin rumbo, el demandante de empleo se ha convertido en una suerte de "hombre orquesta" esperando a que le "suene el bombo y platillo" a la vez.
La segunda paradoja está basada en una afirmación de Leopoldo Abadía que dice: "Si estas parado grítalo a los cuatro vientos y ya verás como algo encuentras". Pues siento enmendarle la plana a Leopoldo porque la empresa valora más al demandante que ya está trabajando que al parado, que no ha logrado integrarse en el mercado desde el punto de vista de la empresa.
La tercera paradoja es la del parado que piensa: "Hoy no cobro y les demuestro mis cualidades, y buena disposición, a estos señores para que me contraten", pero esto último, lo del contrato, no llega a suceder casi nunca. Eso sí, esta información corre como la pólvora y el parado acaba trabajando ocho horas al día gratis para unos y para otros.
El trabajo sigue las reglas de Facebook: es mejor que te recomiende un amigo, que es quien mejor puede hablar de ti. A Facebook este método en la publicidad le va de maravilla. Y si se tiene en cuenta que sólo un 30% de los trabajos salen al mercado libre, porque los demás se lo llevan las recomendaciones de altos vuelos, otros puestos de cualificación media se cubren entre las amistades de los propios empleados, así nos queda que las únicas ofertas que salen al ruedo son las de "de gratis, en prácticas o como becarios" o las de superespecialistas.
A todo esto, las empresas cobran subvenciones a mansalva por todo tipo de contratos y situaciones. En resumen, que si tienes experiencia malo y si no la tienes peor. Este mundo no hay quien lo entienda. Por cierto, Dojas es un apellido.
Milagros Bará