Milagros Bará
Pontevedra, la meca del paro
Ni alta ni baja, ni una época del pasado remoto: la Edad Media con letras mayúsculas se ha instalado entre nosotros de manera permanente.
Cuando Estrella Galicia 1906 Red Vintage (La Colorada) está considerada una de las mejores cervezas del mundo, cuando nuestras Aguas de Mondariz se erigen con el título de la mejor agua mineral natural sin gas también del mundo, cuando los escépticos británicos eligen Rodas como la mejor playa del planeta, no es de extrañar que la Virgen se apareciera en Pontevedra a Sor Lucía, porque Pontevedra lo tiene Bambú, una de las productoras más influyentes de Europa está al pasar el puente de la Barca, la multipremiada Sra. Nona Brand en la plaza de Curros Enríquez y el juego de guerra Infinity, de Corvus Belli, que triunfa en el mundo entero en Cangas.
Es una verdadera pena que no podamos tener el banco más bonito del mundo, porque el original está en Loiba, y los que tenemos aquí a los preferentistas les parecerán de todo menos bonitos, tenemos el Sea Cloud Hussar, El velero más grande del mundo construido en Marín y que zarpó el pasado mes de mayo... y entre lo singular destacar la procesión de vivos en ataúdes, en Santa Marta de Ribarteme que es la segunda fiesta más rara del mundo, y al pobre Roelio que es la mascota más fea del mundo.
En la calle Sor Lucía El Santuario de las Apariciones duerme el sueño de los justos, aunque es "de justicia" decir que se trata del Santuario de las Desapariciones porque la Virgen apareció, desapareció y nunca más volvió. Santuario que sufrió un expolio en tiempos recientes y apostaría toda mi hacienda, que lo fue por un grupo de parados creativos que se encontraron con "un nuevo nicho". Y aquí a nadie se le mueve un pelo. No pasa nada. Todo sigue igual. La vida se resuelve echando unos bailongos en la Herrería y a dormirla cada uno a su casa.
Pese a todas estas excelencias Pontevedra se ha convertido en la ciudad de Bomarzo (el jardín de los monstruos) o La Rinconada de José Donoso, un auténtico corralito de parados que se acabarán comiendo el césped de los parques y jardines para sobrevivir. En breve superaremos el 40% de la población vegetariana de la India y seguro que también nos dan un premio internacional. Y es que nuestros parados no paran, valga la redundancia, de ir de la ceca a la meca en busca de nuevos pastos. Peatonalizar ya es suficiente para que los "sin empleo" pasen largas horas mirando los escaparates sustituyendo los "mirones de obras".
Ahora que con las nuevas Mareas se pone en valor a las personas, en Pontevedra nos vemos anclados en la Edad Media dónde lo que más importa son los jardines y las fiestas: vamos, que como en tiempo de los romanos el Pan y Circo, pero sin el pan. Hasta el mismísimo Jesucristo dijo: "El pan nuestro de cada día dánosle hoy". A Jesucristo lo podríamos pasar por alto porque, para los que son ateos como yo, lo que diga el personaje histórico les da igual.
La verdad es que de cara al forastero ver la ciudad abarrotada de parados, deambulando sin grandes aspavientos, ofrece la imagen de una ciudad tranquila y amable, ideal para vivir.