Barreiro, dónde todo empezó para Jesús Ramos
Por Diego Espiño
Han pasado un año y tres meses desde aquel día, todo un mundo con una pandemia de por medio, pero el estadio vigués de Barreiro será siempre especial para Jesús Ramos, y es que allí se estrenó como primer entrenador del Pontevedra Club de Fútbol.
Lo hizo en la jornada 10 de liga de la pasada campaña, de manera interina tras la destitución de Luismi, salvando una situación complicada y logrando un valioso triunfo por 1-2 con goles de Santi Figueroa y Rivera en los últimos minutos que suponían la remontada al tanto inicial del Celta B.
En aquel momento con el marinense al mando el cuadro granate venció al propio Celta B y Melilla una semana más tarde antes de la llegada al cargo de Carlos Pouso. Más adelante, tras la salida del vasco, llegarían tres encuentros más al frente, sin perder, con un empate frente al Atlético B y triunfos contra Castilla y Getafe B antes de la cancelación de la temporada.
Fue tiempo suficiente para terminar de convencer a la planta noble de Pasarón de que le diese una oportunidad. Así Ramos se puso al frente del nuevo proyecto con la misión de pelear por los tres primeros puestos en la primera fase de la competición.
El curso comenzó de manera muy positiva, con 7 jornadas sin perder de manera consecutiva (12 partidos con el técnico al frente sin ser vencidos contando los anteriores), hasta que llegó la derrota en Coruxo para despedir 2020 y la situación siguió empeorando en el mes de enero, cayendo también frente al Racing de Ferrol y Unionistas.
Ahora, en su momento más comprometido y comenzando a estar cuestionado en el cargo, Jesús Ramos vuelve a dónde todo empezó, y lo hace para afrontar una auténtica reválida, porque tras cinco jornadas sin hacerlo sólo vale ganar para engancharse de nuevo a la pelea y recuperar parte del crédito perdido.
No será un camino fácil, tampoco lo era hace poco más de un año, ya que enfrente estará un filial céltico que ha ido de menos a más en la competición hasta convertirse en un auténtico rival directo. Además, los pontevedreses pierden en esta ocasión el 'factor cancha' pese a jugar fuera, y es que las gradas de Barreiro no podrán teñirse de granate como de costumbre las últimas temporadas. Un aliento que no estará presencialmente al ser el partido a puerta cerrada pero que a buen seguro tendrán presentes tanto los futbolistas como el cuerpo técnico, sabedores de que no pueden volver a fallar.
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