Pontevedresas viajeras en el Eras Tour de Taylor Swift
Por Almu Dapena
Casi diez meses después de comprar las entradas, el día llegó. Taylor Swift hizo vibrar al Santiago Bernabeu por segunda noche consecutiva con 67.000 fans eufóricas que pudimos cumplir el sueño de ver a la artista en directo en una de las mejores experiencias musicales del momento: The Eras Tour.
La felicidad e ilusión desbordaba desde muchas horas antes de la celebración del concierto con las swifties acampando en las inmediaciones del estadio esperando impacientes el momento de cantar a pleno pulmón todas sus canciones vestidas con lentejuelas, trajes de colores representando cada álbum (Era) e incluso de los protagonistas de sus temas. Esto, además, sumado a las pulseras de las amistad (friendship bracelets) con nombres y letras de sus canciones que creamos para la ocasión e intercambiamos entre nosotras antes de que comenzara el show.
Una vez dentro del templo del Real Madrid la espera se hizo leve. Paramore, con el vozarrón de Hayley Williams, amenizó la espera durante casi tres cuartos de hora y, poco más de media hora después, fue Taylor Swift la que apareció en escena.
Era poco antes de las 20:00 cuando el público comenzó a gritar. Los músicos y la artista (escondida en un carrito) accedían a la parte trasera del escenario para iniciar el que iba a ser el mejor concierto de la vida de muchas de las personas asistentes.
Y comenzó la cuenta atrás. La pantalla se iluminó y en ella apareció la habitual introducción que la artista hace durante la gira haciendo referencia a sus eras: Fearless, Speak Now, Red, 1989, Reputation, Lover, Folklore, Evermore, Midnights y The Tortured Poets Department. Esta última añadida en su gira europea.
Salieron los bailarines en escena y poco después, en una plataforma en medio del escenario, apareció ella para cantar Miss Americana and the Heartbreak Prince a la vez que el público cantaba desde la primera hasta la última palabra de la canción. Después arrancó Cruel Summer, una de las canciones del momento y más conocidas que la artista sugirió cantar. Respondimos gritando (más que cantanto) el puente de la canción, entrando en un absoluto éxtasis en el momento perfecto para prepararnos, si es que no lo estábamos ya, para lo que estaba por venir.
Las pulseras se iluminaban al ritmo de las canciones, las plataformas subían, bajaban e incluso se movían por todo el escenario y mientras, nosotras, seguíamos la tradición swiftie de aplaudir más en medio de alguna canción y hacer algún que otro guiño a Madrid y España.
Pero sin duda, los momentos únicos fueron con Love Story (con pedida de mano incluida entre una pareja del público), You Belong With Me, All Too Well (la versión de 10 minutos), la era Reputation (con fuego incluido), Champange Problemas, August, Who's Afraid of Little Old Me?, The Smallest Man Who Ever Lived, I Can Do It With a Broken Heart. Estas tres últimas pertenecientes al último álbum y durante las que Taylor ofreció un espectáculo vocal, luminoso y teatral (The Female Rage Musical, como ella le llama) acompañada de su grupo de bailarines.
El concierto llegaba a su fin, no sin antes regalar el momento en acústico de las canciones sorpresa. Así, acompañada de su guitarra, la estadounidense hizo una mezcla de Our Song y Jump then Fall con las que agradeció al público español su apoyo desde el inicio de su carrera y convirtió a España en el primer país en el que cantó canciones de sus 11 eras. Después, en el piano, cantó King of my Heart.
Llegó entonces el turno de la era Midnights y su Anti-Hero, Vigilante Shit y, por supuesto Karma, canción con la que Taylor y sus bailarines vestidos de colorines pusieron fin a las casi tres horas y media de espectáculo.