Félix Cao, de becario en Pasarón a campeón con el Betis: "El Pontevedra es mi club de nacimiento, ojalá puedan ascender"
Por Manu Otero
Félix Fernández Cao (Ourense, 1983) atiende a PontevedraViva pocas horas después de levantar con el Real Betis, equipo en el que desempeña la función de preparador físico, el título de la Copa del Rey después de 17 años de sequía. Un logro que le llega después de comenzar su carrera profesional en Pasarón, donde vivió un playoff de ascenso y la dolorosa caída a Tercera.
Estuvo un tiempo apartado del fútbol para dirigir después al Ribadumia en Tercera y luego atreverse a hacer las maletas para enrolarse en un equipo de la segunda liga de China. En el lejano Oriente conoció a Manuel Pellegrini, en cuyo staff lleva ya cuatro años que lo llevaron de Asia, a la Premier y, ahora, al éxito en Sevilla.
Lo primero de todo, muchas felicidades por el triunfo en la Copa del Rey. ¿Todavía siguen de celebración?
Hoy (martes) ya estuvimos entrenando y recuperando la normalidad. No sé cómo lo vivirán en otros lados, pero aquí ha sido una locura. Al hacer la final en Sevilla, no es que seamos locales porque el estadio de la Cartuja es un estadio extraño, pero había una enorme cantidad de gente. El Villamarín y la Cartuja estaban llenos y el desplazamiento fue una locura.
Habrá sido también una semana muy especial.
Todo lo que tenga que ver con la celebración de una final, da igual el título que sea, siempre es algo extraordinario. Aun por encima le sumas que el club llevaba unos años intentanto estar ahí arriba y optar a este tipo de cosas. Hacía 17 años que no se ganaba una Copa del Rey. La verdad que la expectativa y todo lo que se generó fue una locura. Fue un poquito raro el hecho de que tuvimos jornada de liga el martes y no nos centramos solo en la final hasta el miércoles. Creo que nos benefició porque nos permitió no llegar tan tensionados al partido.
¿Cómo se prepara una final así desde el punto vista físico?
Los aspectos más diferenciales con respecto a un partido habitual tienen que ver más con lo mental, con la preparación, con el control de la ansiedad o con dejar los objetivos claros a nivel técnico tácticos. Hay que centrarse más en el control de las emociones o de la situación que se pueda dar en el partido y los matices relacionados con el planteamiento más que con una cuestión física. Máxime cuando jugamos el martes, aunque hubo rotaciones, la mayoría de los jugadores vienen participando todo el año con fluidez. No hay que hacer nada diferente
No hay demasiado tiempo para la relajación y los festejos porque la temporada continúa y tenéis la Champions League a tiro.
El entrenador recalcó desde el primer día tener esa mentalidad de luchar por ganar todos los partidos, por estar vivos en todas las competiciones, hizo partícipes a todos los jugadores en las tres competiciones. Al final eso te genera confianza y te hace ver que formas parte del proyecto al estar enchufado en él. A pesar de que se haya ganado un título y logrado la clasificación para la Europa League el próximo año, sí que es cierto que durante un tramo largo de la temporada estuvimos en puestos Champions. No es nuestro objetivo, pero sí quizás por la situación de los equipos que deberían estar ahí y el buen rendimiento del equipo se nos ha dado esa oportunidad y, mientras las matemáticas nos dejen, la idea es intentar pelear por lograr algo que sería histórico.
Tiene a sus órdenes a jugadores con un físico privilegiado. Fekir, William Carvalho, Héctor Bellerín... ¿le ha sorprendido alguno en especial?
Las categorías existen y están para algo, pero a nivel condicional no es tan significativo. Quizá lo es más a nivel de calidad técnica o a la hora de la toma de decisiones o de interpretar el juego. Hablamos de jugadores a nivel top. Esos jugadores te dan un plus a nivel de entrenamientos y prestaciones para el equipo. Los jugadores, en los últimos años, están mucho más mentalizados de que su cuerpo es su herramienta de trabajo. Están muy bien preparados, son muy profesionales y trabajan muy bien tanto en las sesiones, como en el entrenamiento invisible, el trabajo previo al entrenamiento enfocado a cuestiones individuales... Ya tienen una serie de rutinas que les permite estar a nivel óptimo para la competición.
Un ejemplo de eso que comenta es Joaquín, con cuarenta años sigue al máximo nivel y anuncia que continuará un año más, ¿cuál es el secreto de su eterna juventud?
Lo tenemos hablado mucho. En su caso es un jugador que lleva a un nivel top muchos años en grandes equipos. Con unas características muy determinadas. Es cierto que no ha tenido lesiones importantes y eso le ha valido para estar siempre compitiendo en buenas condiciones. Después es un jugador que se conserva muy bien a nivel físico, cuando llegas a ese nivel y has jugado tantos partidos en alta competición es porque hay un trabajo detrás. Además, la calidad que él tiene, le permite adaptarse más facilmente ahora que no tiene esas condiciones tan explosivas que tenía hace unos años. Ha sabido adaptarse a otras posiciones y maneja otros registros.
Usted es de Ourense, pero estudió en Pontevedra y su primera experiencia profesional fue en Pasarón.
Me formé en Pontevedra, estudié la carrera de Magisterio, Educación Física y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Luego hice un máster y me metí en el grupo de investigación. La primera oportunidad me la dio la gente del grupo, que hizo una especie de colaboración con el Pontevedra CF en un proyecto novedoso y atípico en aquel momento. Formé parte del cuerpo técnico de Roberto Aguirre, primero, y luego con Pablo Alfaro en aquel equipo que jugamos la fase de ascenso en la que nos elimina el Alcorcón. Habíamos acabado el año muy bien ganando al Alavés, nos metimos en playoff, eliminamos al Oviedo y luego nos elimina el Alcorcón. Yo ahí desempeñaba el rol de recuperador del primer equipo y también trabajaba en categorías inferiores.
Cita el partido con el Alcorcón, ahora coincide a menudo con el árbitro Figueroa Vázquez, ¿le ha recordado alguna vez aquel episodio?
Yo sé lo que vivimos en aquel momento y cómo fue la situación, pero ahora las cosas en el mundo del arbitraje han cambiado. Con el VAR, los errores más gruesos se van evitando, aunque no estamos exentos de polémicas. En aquel momento pensamos que nos influía en el devenir del partido, pero siempre son muchos factores los que influyen en que no se produzca ese ascenso que todos deseábamos.
¿En qué consistía el trabajo de ese grupo de investigación en el Pontevedra?
Era un proyecto de investigación y desarrollo que encabezaban Carlos Lago y Luis Casais, que era entrenador del filial de Tercera División. En el primer equipo estaba de segundo entrenador Miguel Alonso, actualmente en el Valencia CF, Borja Ropero de preparador físico y yo de recuperador. Nosotros poníamos la parte más de asistencia en los diferentes departamentos, en mi caso con la prevención y recuperación de lesiones; y en el caso de ellos más enfocado a la parte técnico táctica con el primer entrenador. El trabajo estaba basado en la formación que nosotros teníamos. Fue novedoso porque lo normal era que un técnico venga con su gente de confianza. Luego continuamos con Pablo Alfaro, con el que Miguel Alonso siguió trabajando muchos años en otras experiencias.
Era un proyecto a tres años vista, pero con lo que sucedió en la siguiente temporada se rompió la colaboración y optaron por otra vía más común, en la que el entrenador venía con su gente y no se pudo llevar a cabo esa colaboración.
El proyecto habría que analizarlo desde muchas perspectivas, el filial se mantuvo en Tercera, el juvenil ascendió y todos los entrenadores y asistentes de la base eran titulados. Era un proyecto enfocado en diferentes campos, centrado en el desarrollo de los chicos y en la progesión de los equipos. Era un trabajo más a medio o largo plazo. A veces en el fútbol, las expectativas se acaban convirtiendo en cortoplacistas. En este caso no por los resultados, porque fueron buenos, sino por una toma de decisiones de los directivos de aquel momento que se rompió el proyecto.
Marcó mucho el devenir lo que sucedió con la primera plantilla. Al año siguiente del Alcorcón pasan por el Pontevedra, que acaba descendiendo a Tercera División, cerca de 36 jugadores y tres técnicos.
¿Usted continuó en el año del descenso?
Miguel Alonso se va con Pablo Alfaro a Huelva y tanto Ropero como yo estaba previsto que nos fuéramos también con él, pero al final no pudo ser. Borja Ropero se va a otro sector y yo me quedo un año más porque Alberto Domínguez, que era médico del club, me lo pide y estoy un año más hasta que pasa todo esto que acabamos de hablar.
Después de como acabó esa experiencia, no sé si sigue actualmente al Pontevedra
Sí, al final fueron quince años en Pontevedra y para mí es como un punto de inflexión. Para mí fue la primera vez que tuve la experiencia de trabajar en el fútbol profesional, fue un año espectacular. Aun mantengo relación con ellos, de hecho antes de la final estuve con Pablo Alfaro, Borja Ropero y Miguel Alonso. Conservamos también mucha amistad con jugadores de aquella temporada porque era un grupo espectacular, como una familia, y muchos pasaron a ser ahora amigos, como por ejemplo Pepe Aicart o Charles, con los que tenemos mucha relación. Para mí el Pontevedra es como mi club de nacimiento, le tengo mucho cariño. Sé que este año lo están haciendo espectacular y ojalá puedan ascender y estar en una categoría más alta, que es lo que corresponde más con el nivel del Pontevedra.
Usted como preparador físico estará acostumbrado a escuchar que las malas rachas de resultados de los equipos se relacionan con un aumento del trabajo físico en los entrenamientos. ¿Hay algo de cierto en eso o es otro de los tópicos del fútbol?
Yo creo que es más lo segundo. En fútbol es muy difícil separar lo físico, de lo técnico o de lo táctico. Te pongo un ejemplo, aquí en el Betis, tras una fase de muy buenos resultados y muy buenos partidos, se nos achacó que el equipo estaba mal físicamente, que llegaba muy justo y que por eso perdimos en la misma semana tres partidos que eran muy importantes: Bayer Leverkusen, Atlético de Madrid y Sevilla. Es cierto que en ese momento solo el Liverpool en Europa había jugado más que nosotros, que jugábamos cada tres días. Hubo una fase de nueve semanas en las que no tuvimos un solo día de descanso. Hay un factor, que es el cansancio, que afecta. Y también a nivel mental. Nosotros jugábamos el jueves fuera de casa a las nueve de la noche la Europa League, no volvíamos hasta el viernes y luego teníamos que competir el domingo tras otro viaje el sábado. Los jugadores no son máquinas y lo notan.
Pero hoy en día está todo muy controlado, nos fijamos en los valores que nos transmiten los programas, en este caso Media Coach que es el que colabora con la liga, y resulta que en esa fase de la temporada fue en la que más distancias a alta intensidad o más ditancia total cubríamos en los partidos.
Muchas veces tiramos de ese tópico, pero ni cuando ganamos la parcela física o técnico tactica es la mejor, ni cuando perdemos es culpa solo de un caso.
Retomando su carrera, deja el Pontevedra y se va al Hospital Miguel Domínguez. ¿Pensó abandonar el fútbol?
No, pero son circunstancias de la vida. Fue un mal año en Pontevedra y, aunque tengas las formación y capacidad, los proyectos que te van surgiendo te llevan a tomar diferentes decisiones. Este era un proyecto muy bonito que montó Alberto con el centro de rehabilitación y la unidad del deporte en el Hospital Domínguez, a mí me gustaba mucho el tema de las lesiones, me propuso coordinarlo y me fui a ello. Sí que es cierto que al segundo año ya me picó el gusanillo y lo compaginaba con las categorías inferiores del Celta y el tecer año, con el Ribadumia. Luego me voy a China y es donde conozco a Manuel Pellegrini, nunca sabes a dónde te va a llevar un camino u otro.
Vayamos por partes, ¿Ribadumia fue su única experiencia como primer entrenador?
Yo diría que anecdótica porque tenía la formación de entrenador solo porque me gusta entender el idioma de la gente con que trabajo. Cuando el entrenador abandona el club por diferencias con la directiva y porque ya se había conseguido el objetivo el primer año en Tercera División. Pero el club, como quedaban tres o cuatro jornadas, me pide que les eche una mano y acepto con la suerte de que nos van bien las cosas esas cuatro o cinco jornadas y nos clasificamos para la Copa Federación.
Al club le gusta como lo hicimos ese último mes y me proponen ser el técnico de la temporada siguiente. Pero, a la par, recibo esa oferta de irme al fútbol profesional aunque fuese en un país exótico. Al final ellos me permiten irme allí y me liberan del compromiso que había adquirido.
¿Es así como se va a China y conoce a Pellegrini?
Yo me voy solo a sustituir al que era mi mentor, Luis Casias, que estaba trabajando allí con un equipo de Segunda División. Por temas personales decide acabar su aventura allí y me propone a mí. Estoy la segunda vuelta con este equipo, el Wuhan Zall, y al año siguiente me voy con el que a la postre sería el seleccionador chino, Li Tie, al Hebei China Fortune. El entrenador no acaba la temporada y apuestan por un entrenador de renombre y así llega Manuel Pellegrini.
¿Y cómo le va con Pellegrini, parece que es un matrimonio que funciona, no?
Ellos tenían un grupo de trabajo ya desde hace muchísimos años. Rubén Cousillas lleva con él como 25 años, ya desde su etapa en Sudamérica; en Villarreal se une José Cabello, que es su mano derecha y preparador físico; y luego el entrendor de porteros sí que ha variado un poco más. Ellos tres llevan mucho tiempo juntos y desde hace cuatro años, trabajo con ellos y estoy encantado.
Pellegrini es un entrenador que está a la altura de los más grandes
Cuando llevas treinta años entrenando de forma ininterrumpida en una profesión como esta y con equipos que tienen su sello, como el Villarreal o el Málaga que son los más conocidos en España, al final tiene que ser porque es una persona que, aparte del manejo del cara a cara con el jugador y el grupo, es tremendamente exigente. Busca siempre la excelencia y un buen rendimiento
¿Cómo es el trato personal del día a día con él?
Es una persona con unos valores y educación marcados por su familia. Es ingeniero, ha tenido una educación formal muy fuerte, habla varios idiomas, es una persona interesada por muchas cosas que no están relacionadas con el fútbol, como la política. Cada día hablamos de infinidad de temáticas y se le ve una persona con mucho conocimiento.
En el campo del trato personal, sabiendo que estamos en un contexto de rendimiento y exigencia, también te lo transmite. Al mismo tiempo que te trata muy bien y es capaz de pelearse por ti y buscar lo mejor tanto para el grupo técnico como de jugadores para que no tengamos ninguna excusa para no hacer nuestro trabajo de forma profesional y adecuada. Pero a la vez es capaz de mantener esa exigencia que le ha permitido lograr grandes cosas.
¿Y qué planes de futuro tiene, quizá irse con Pellegrini a la Selección de Chile?
Siempre que me preguntan algo así, digo que paso de hacer planes de futuro porque la vida se encargó de cambiármelos año a año. Es cierto que estoy muy cómodo con ellos. Me gusta como me tratan, el rol que me dan y el trabajo que desempeño y encima tengo la suerte de hacerlo en una institución como la que estamos que es muy buena y muy peculiar dentro de la Primera División. En diciembre decidieron renovar y me ofrecieron la posibilidad de seguir con ellos. Nos quedan tres años y en el fútbol nunca se sabe, pero el año que viene vamos a estar aquí en Sevilla y ojalá podamos cumplir el contrato.
El tema de la selección es algo que siempre está ahí para Manuel, pero él dice que le gusta más el día a día. Pero por otro lado también dice que le gustaría devolver a Chile todas las cosas que le dieron. Pero tendría que ser un proyecto en el que él pudiese desarrollar su mentalidad. Él no solo va a un club para lograr resultados, quiere mejorar la estructura del club, es algo que busca en todos los proyectos que tiene.
Yo creo que el proyecto de la Selección sería una cosa así, tendrían que darse muchas circunstancias. Y en mi caso idndividual tendría que darse que me quisiera llevar con él. Es mejor vivir el día a día, disfrutar y lo que venga será bienvenido.