Los efectos de la paja para frenar la erosión se dejan sentir en el barranco del río Verdugo
Por Redacción
El Concello de Ponte Caldelas sigue constatando los efectos positivos de la campaña de acolchamiento con paja (técnica "mulching") realizada durante el pasado mes de noviembre para combatir los efectos de los incendios forestales de 15 de octubre y prevenir así la erosión en diversas zonas del municipio.
Aprovechando la jornada del Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este martes, se dan a conocer las imágenes del tratamiento realizado en las fuertes pendientes del barranco del Verdugo, muy cerca de las cascadas de A Roca, en la orilla correspondiente al lugar de Parada.
Durante las jornadas de voluntariado ambiental celebradas el pasado mes de noviembre se incluyó esta área por su valor paisajístico y también por el daño que la erosión podía hacer en las zonas de escorrentía, que vierten directamente al río Verdugo. Por este motivo se seleccionaron tres cordones de drenaje natural para su tratamiento con paja. Siete meses después los resultados son concluyentes porque recuperaron el sustrato vegetal mientras que el resto de la ladera sigue cubierta de cenizas.
Este espacio natural fluvial es también una muestra perfecta del distinto efecto que el fuego tiene sobre las especies pirófitas (en este área con una marcada presencia de las acacias) y la vegetación autóctona, que fue la que sobrevivió, fundamentalmente, al paso de las llamas.
Estos resultados se suman a los que también se están observando por el Concello y las comunidades de montes en otras zonas tratadas como A Insua, Silvoso, Regodobargo, Barbudo o Chaín, con distintas tipologías de suelo.
El gobierno local adquirió y esparció un total de 30 toneladas de paja y una tonelada de grados de centeno en el que dio en llamar "operación mulching". Los lugares tratados fueron elegidos con asesoramiento técnico contratado por el Concello.
El operativo también contó con la implicación y colaboración de las comunidades de montes del municipio, así como de un grupo de vecinos tractoristas, que hicieron posible el traslado gratuito de las pacas de paja al monte. La operación de voluntariado permitió actuar, durante tres fines de semana consecutivos, sobre unas 30 hectáreas del terreno más sensible de las aproximadamente 2.900 hectáreas quemadas el 15 de octubre.