Juicio por abusos: "Te lo tienes que tomar con muchas tilas, bastantes trankimazines y algún que otro antidepresivo"
Por Natalia Puga & Mónica Patxot
Milagros lleva más de seis años viviendo un infierno. Su hijo mucho más. Durante un tiempo que no se ha podido establecer, siempre siendo menor de edad, sufrió abusos sexuales por parte de un amigo de la familia y de un amigo de éste y por este tema ya se ha enfrentado a tres juicios. El último, este martes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra, en el que el fiscal pide una condena de 11 años de prisión.
"Te lo tienes que tomar con muchas tilas, bastantes trankimazines y algún que otro antidepresivo", relató a PontevedraViva la madre antes del inicio de la primera sesión del juicio. Cuando terminó, estaba todavía más nerviosa por haber tenido que revivir lo sucedido, pero esperanzada con que el infierno está ya próximo a su fin.
La vista se celebró a puerta cerrada en la Audiencia y, a su término, tan sólo trascendió que el joven, que acaba de cumplir los 18 años, se ratificó en sus acusaciones y el acusado que se sentaba en el banquillo -el otro ya fue condenado por estos hechos en 2012- sostuvo su inocencia. El abogado de la familia, Andrés Malvar, no quiso desvelar detalles de lo ocurrido en la sala, pero sí aseguró que son "muy optimistas" con el resultado y que el responsable del sufrimiento del menor acabe condenado.
Los hechos que llegaron este martes a la Audiencia ocurrieron en fechas que no han podido ser concretadas, pero comprendidas en todo caso entre mediados del año 2010 y septiembre del año 2011. Por aquel entonces, la víctima tenía menos de 12 años y una sentencia ya dictada en 2012 concluyó que Aniceto Gacía abusó de él con tocamientos, besos e incluso sexo oral y le condenó a seis años de prisión por un delito de abusos sexuales a menores.
En ese juicio salió a la luz la existencia de un segundo autor de los abusos, justo el que este martes se ha sentado en el banquillo de los acusados, un vecino de Ponte Caldelas de nombre Jesús. Según denunciaron el menor y su madre, el ya condenado le presentó a otro hombre, con edad para ser su abuelo, y los tres participaban en las mismas situaciones de abusos, que algunas veces se producían en una vivienda propiedad de los suegros de Aniceto y otras veces en su propia casa.
Aquello se acabó, pero no el sufrimiento para la familia. Milagros señalaba este martes que su único motivo para la tranquilidad es pensar que "ya estamos a 24, se acaba, espero que se acabe" y, de una vez por todas "se demuestre" lo ocurrido y, de paso, "que se tapen muchas bocas", pues tras esta segunda denuncia "aún hay gente que duda" del relato de su hijo.
El chico "es fuerte", pero, aún así, está "muy nervioso en estos momentos, con ganas también de cerrar puertas y continuar". Reconoce que "nunca se olvida" y lo que ahora necesita es "cerrar un ciclo muy amargo y continuar todos" con su vida, superando lo ocurrido, que le hizo "mucho daño, no se puede explicar".