¿Por qué la gente escapa de la Cruz Roja?
Por Oskar Viéitez & Mónica Patxot
Este miércoles se celebra el Día de la Banderita, uno evento con más de cien años de historia. Es una cita importante en el calendario de la Cruz Roja cuyo objetivo es captar fondos para destinarlos, este año, a la infancia.
Sin embargo en esta ocasión y a diferencia de anteriores convocatorias los ciudadanos "escapan" de las mesas petitorias, "huyen" de los voluntarios con la hucha.
Según señalan muchos pontevedreses una de las razones de este comportamiento singular se encuentra en el abuso por parte de estas instituciones durante los últimos años.
En Pontevedra enclaves como la Plaza de la Peregrina, la calle Michelena o Curros Enríquez se han llenado de "captadores de socios para ONGs" que abusan de la paciencia de los ciudadanos para ganar su comisión.
Organizaciones como Acnur, Unicef, Médicos sin fronteras, Greenpeace, Amnistía, o la propia Cruz Roja, ante la importante merma de ingresos derivada de la crisis han optado por fichar a jóvenes comerciales con trabajos en precario que presionados por la venta salen a la caza de colaboradores altruistas convenciéndoles de que con 10 euros al mes se pueden salvar muchas vidas.
Son siempre los mismos chicos, sólo cambia el peto que lucen, pero la empresa subcontratada a la que pertenecen es la misma y por lo tanto, también la incisiva técnica comercial.
El problema es que esta mercantilización de la acción humanitaria provoca un efecto negativo en la solidaridad ciudadana, como hoy se ha visto.
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