Absuelto por "déficits de prueba" un joven acusado de mantener relaciones sexuales no consentidas con una amiga borracha
Por Natalia Puga
La Audiencia de Pontevedra ha decidido absolver a un joven acusado de un delito de abuso sexual por violar a una amiga de toda la vida a la que encontró en la calle bebida y luego llevó a su casa y mantuvo relaciones con ella. La chica alegó que estaba muy borracha y no se acordaba de nada y el chico que todo lo que hicieron fue consentido y finalmente el tribunal concluyó que no cometió ningún delito.
La sentencia, contra la que la víctima ya ha presentado recurso, concluye que hay "déficits de prueba" y "la duda impone un pronunciamiento de libre absolución". Procede la absolución porque "la apreciación de los medios practicados no permite al tribunal alcanzar un estado de certeza moral absoluta sobre la realidad de los hechos imputados", explica.
La Fiscalía y la víctima calificaron los hechos como un delito de abuso sexual y pidieron para el acusado 6 años de prisión apelando a la falta de consentimiento de la chica sobre las relaciones, pero el chico aseguró que en ningún instante fue consciente de que ella estaba en mal estado para no saber lo que hacía.
En esta caso no se discute la existencia de relaciones sexuales, que él reconoce, si no el consentimiento y si ella estaba en condiciones de darlo porque había bebido. El tribunal considera acreditado que la chica bebió, pero no cuánto y que "es evidente que estaba afectada por el alcohol", el problema es el grado de afectación que padecía, "difícil de determinar".
"El consumo de alcohol, en cantidad que tampoco se ha podido precisar, no es equivalente sin más, a tener notoriamente mermadas las capacidades volitivas o cognoscitivas", concluye el tribunal, que añade que "no ha resultado probado que la falta de capacidad de consentir, de existir" la percibiese el acusado. Ven "razonable" su versión de que pensó que ella quería y, cuando ella le pidió que parase, lo hizo.
Para el tribunal, el contenido de los mensajes enviados por él al día siguiente, sorprendiéndose de que ella no se acordase de lo ocurrido y contándole él lo que había pasado, "no se cohonestan con el comportamiento de una persona que se ha aprovechado de otra, siendo consciente de ello".
También cree el tribunal que su comportamiento posterior, quedándose a dormir y levantándose a su lado, desayunando con la madre y llevándola a su coche, abunda en la conclusión de que él no fue consciente de que ella no quisiese. "Del mismo modo xxx recuerda haberle dicho "para, para" durante la relación y el acusado afirma que así lo hizo, que paró, sin que en el recuerdo de la denunciante exista un proceder contrario, todo lo cual lleva a cuestionarse un fin de aprovechamiento de la situación y el dolo del autor", insiste el tribunal.
El tribunal de la sección segunda de la Audiencia considera probado que la chica fue a cenar con unas amigas cerca del puerto de Sanxenxo, comió poco y bebió vino. De madrugada, salieron de la discoteca y se dirigieron a un local de 24 horas porque ella no se encontraba muy bien y una amiga le compró unas porciones de pizza. Mientras estaba en el exterior, el acusado pasó con su coche y, al verla, se paró y estuvieron hablando. Ella vomitó delante de él.
Luego, se fue con él a casa. Sus amigas le insistieron en que no lo hiciese, pero ella les dijo que no se preocupasen, que era un amigo de toda la vida - tenían 20 años y se conocían desde pequeños- y que él la llevaba a su casa. Al llegar a casa, ella envió un mensaje a su amiga diciendo "acabamos de llegar, estoy triste, pero tranquila, que xxx me va a cuidar".
Elsa se quitó la ropa, quedándose en ropa interior y poniéndose una camiseta y él la penetró hasta que ella le dijo "para, para".
Instantes después, ella se levantó al cuarto de baño de la habitación de su madre, regresó, se puso el pijama y se acostó. Durmió toda la noche, hasta que, al día siguiente, sonó la alarma del móvil, ya que empezaba a trabajar a las 09:30. Poco después, entró la madre de en la habitación y les vio a los dos. Mientras la chica se arreglaba, el chico charló con su madre y se ofreció a llevarla a Sanxenxo, donde había dejado su coche, para cogerlo e ir a trabajar.
Esa misma tarde, y también durante la madrugada, ambos estuvieron conversando sobre lo ocurrido por WhatsApp, ella le preguntó qué había pasado, él le dijo que habían mantenido relaciones y le preguntó si no se acordaba. En esa conversación, ella le dijo que solo se acordaba de decirle que parara, que si no veía cómo iba, que conscientemente no quería y no sabía lo que hacía. Pero él insistió en preguntarle si no se acordaba y le dijo que ella estaba muy arrimada, que él le preguntó si quería y ella le dijo que sí, pero luego le dijo "para para" y él paró.
Por WhatsApp, el chico le dijo que sentía que no se acordara, que sentía no haberse dado cuenta de que no se estuviera enterando de nada porque si lo supiera no hubiera hecho nada y que se sentía mal. Al día siguiente, le pidió perdón e insistió en que lo sentía y en que no se dio cuenta de que ella no era consciente de lo que decía ni de lo que hacía. Dos días después, quedó con la madre de ella y él mismo le dijo que habían tenido relaciones sexuales con su hija.
La chica alega que no se acuerda de nada desde que estaba sentada delante del 24 Horas hasta que se despertó en su cama al día siguiente y que tuvo dos flashes al día siguiente, uno en el que él estaba encima de ella y le decía "para para" y otro en el que él le decía "quítate la camiseta".
El chico, por su parte, asegura que, cuando se encontraron ella hablaba perfectamente y que vomitó, pero ella le dijo que no había bebido mucho. Insistió en que ella le pidió que se quedase a dormir, que fue ella quien puso las alarmas para el día siguiente y también la que le abrazó y, cuando él le preguntó si quería tener relaciones sexuales, contestó que sí. Al cabo de un par de minutos, le pidió que parase, cosa que hizo.
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