Ramiro Espiño
Sí, Manu Fernández se ha equivocado...
Sí, Manu Fernández se ha equivocado. El ya extécnico del Pontevedra duró un año y cuatro días en el cargo, mucho más de lo que algunos quisieran y posiblemente mucho menos de lo que debería si lo dejaran trabajar, si no se dedicaran a ponerle palos en las ruedas, si no le juzgaran antes que como entrenador por ser hijo de quién es.
Porque Manu Fernández se ha equivocado. Es evidente. Se equivocó cuando en la pretemporada dejó que le hicieran el equipo, admitiendo en la plantilla a jugadores que él sabía que nada o muy poco aportaban, y que figuraban en una primera lista de bajas.
Se equivocó cuando permitió que uno de los que le hicieron la plantilla, convenientemente "asesorado" telefónicamente por algún jugador de otro club sobre las cualidades de ciertos fichajes a realizar (que de eso se podría hablar y mucho), vistiese de corto en los entrenamientos y fuese un "visitante" habitual del interior del vestuario.
Manu Fernández se ha equivocado al querer creer, a pesar de estar advertido, que contaba con la confianza de los que en el Consejo de Administración del Pontevedra cortan el bacalao, cuando en realidad lo único que esperaban era la oportunidad de ponerle en la calle, pero siempre cuidando que su cese no provocase que las miradas se volviesen hacia el Palco (eso, junto con el pánico a perder en Ribadumia, fue lo que evitó que su cabeza rodase ya tras las derrotas en Ribadeo y la siguiente con el Deportivo B).
También se equivocó al pensar que el vestuario estaba con él, sin querer ver que dentro había más de uno ejerciendo de topo del Consejo, y cuando desde el verano determinadas conversaciones habían ido deslizando dentro el veneno de la falta de confianza en el técnico, lo que en fútbol es como un reguero de pólvora, que pone a un entrenador a los pies de los caballos en cuanto los resultados no acompañan.
Manu Fernández se ha equivocado al no levantar nunca la voz para reclamar un campo digno donde entrenar habitualmente, por no quejarse alto y claro de que el trabajo semanal estaba condicionado por esa falta de instalaciones, por tener que adaptar la duración de los entrenos al horario disponible, por no poder utilizar Pasarón ni siquiera los sábados, lo que obligaba a desaprovechar el último día útil de cada semana.
Igualmente se equivocó cuando aceptó comenzar la temporada sin haber cobrado (y sigue sin hacerlo) una buena parte de la anterior. Y ello a pesar de que supuestamente el "éxito" de la ampliación de capital suponía la solución definitiva a la situación económica del club, o al menos eso fue lo que nos han vendido.
Y sí, no voy a negar que también se ha equivocado deportivamente. Los resultados casi nunca mienten y en este caso son demoledores. Pero, permítanme la pregunta ¿es el único responsable? Si su respuesta es que no (la mía claramente lo es) lo que procede es pedir que Manu Fernández no se vaya sólo, sino que le acompañen los verdaderos responsables de que el Pontevedra esté como está (como entidad y deportivamente).
Lo que de verdad me fastidia es que, como tantas otras veces en nuestro amado Pontevedra, se tenga que marchar alguien que quiere al club, que lo lleva dentro desde niño, que seguirá queriéndolo incluso desde fuera cuando los que ahora están (y que no sabían ni dónde quedaba Pasarón) se marchen (que se marcharán) cuando deje de convenirles personalmente.
Definitivamente Manu Fernández se ha equivocado, pero los que le echan también. El primero hizo lo que pudo o le dejaron. Los otros lo que les dio la gana. Ahora sólo cabe esperar por el bien del Pontevedra que por una vez (y para variar) acierten al elegir sustituto, porque si no lo hacen, las miradas de la afición (que de tonta no tiene nada) se dirigirán a otro lugar y no precisamente al inquilino del banquillo.